El 2024 fue un año de significativas transformaciones para la economía ecuatoriana, marcado fundamentalmente por la implementación del incremento del Impuesto al Valor Agregado (IVA) del 12% al 15% en abril, una medida que surgió como parte de la Ley para Enfrentar el Conflicto Armado. Este cambio tributario se convirtió en el eje central que definió la dinámica inflacionaria durante el año, generando expectativas sobre su impacto en los niveles de precios, el poder adquisitivo de los hogares y la estructura general de costos en la economía.
COMPORTAMIENTO GENERAL DE LA INFLACIÓN EN 2024
La trayectoria inflacionaria durante 2024 mostró un comportamiento fluctuante, con una tendencia general a la moderación hacia finales del año. Según el analista económico Santiago Mosquera, aunque el impacto del IVA fue visible en los meses posteriores a su implementación, su efecto fue moderado y temporal. “Si consideramos aquellos meses donde tuvimos la subida del IVA, sí se dio un ligero salto en términos interanuales de abril y mayo cuando la inflación llegó a un 2,8% y 2,5%, mientras que en marzo la inflación estuvo en 1,7%”, explica Mosquera en entrevista con GESTIÓN.
Iniciando enero con una tasa anual de 1,35%, el índice experimentó un incremento significativo en abril, coincidiendo con la implementación del nuevo IVA, alcanzando su punto máximo de 2,75%. Este pico reflejó la respuesta inmediata del mercado al ajuste tributario, aunque posteriormente mostró una tendencia a la normalización (Gráfico 1).
Gráfico 1
Evolución de la inflación anual 2023 – 2024
Durante los meses subsiguientes, se observó una gradual desaceleración, con algunas fluctuaciones menores. Mayo registró una tasa de 2,53%, seguida por una notable caída en junio a 1,18%, evidenciando una adaptación más rápida de lo esperado a las nuevas condiciones tributarias. El segundo semestre mostró un comportamiento más estable, con tasas que oscilaron entre 1,28% y 1,57%, hasta alcanzar el 0,53% en diciembre, significativamente por debajo del 1,35% registrado al cierre de 2023.
Esta evolución sugiere que, si bien el incremento del IVA tuvo un impacto inicial importante, la economía ecuatoriana demostró capacidad de ajuste, permitiendo una moderación de las presiones inflacionarias hacia el final del período.
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Por otra parte, considerando un análisis sectorial, se revelan variaciones significativas en las distintas divisiones de consumo, reflejando respuestas diferenciadas al nuevo entorno económico. El sector de transporte mostró la mayor incidencia positiva (0,2030%), los bienes y servicios diversos siguieron en importancia con una incidencia de 0,1879%, reflejando ajustes en productos y servicios no esenciales (Gráfico 2).
Gráfico 2
Incidencia a la variación anual por división de consumo
El sector de alojamiento, agua, electricidad, gas y otros combustibles presentó una incidencia negativa significativa (-0,4302%), contrastando notablemente con su comportamiento en 2023 (0,0593%). Según explica Mosquera, este comportamiento se debe principalmente al “subsidio al consumo de energía eléctrica en los hogares que se manifestó en diciembre”, lo que generó “un impacto directo en términos interanuales y eso es efectivamente lo que, a pesar de que es un componente relativamente pequeño en la canasta básica de los consumidores, genera una caída importante en términos interanuales en ese componente en particular que sí tiene un efecto de arrastre”.
El sector salud también mostró un incremento en su incidencia, pasando de 0,0689% a 0,1232%, mientras que el sector educativo mantuvo una incidencia relativamente estable, pasando de 0,0697% a 0,0934%.
LA MESA ECUATORIANA EN NÚMEROS
El sector alimenticio experimentó una tendencia deflacionaria notable en diciembre de 2024, según datos del INEC. Como señala Mosquera, este comportamiento se enmarca en un contexto económico más amplio: “El Ecuador, en el año 2024, ya con cifras del tercer trimestre, estuvo inmerso en una recesión, y el cuarto trimestre se espera que las cifras muestren una caída aún más pronunciada de la actividad económica”. Esta situación ha llevado a que “las empresas vean esta caída en la demanda por parte de los consumidores y enfrenten una situación compleja por la cual, ante la caída en la demanda, ven una acumulación en sus niveles de inventarios”.
El análisis de la inflación mensual revela que todos los productos de la canasta básica alimenticia monitoreados presentaron reducciones en sus precios. La caída más significativa se observó en el café soluble, con una disminución de -10,39%, siendo este el producto con la mayor variación negativa del mes (Gráfico 3).
Gráfico 3
Inflación mensual por productos alimenticios diciembre 2024
Entre los alimentos frescos, el tomate de árbol mostró una reducción importante de -4,82%, seguido por el choclo, con -4,70%, y el pimiento, con -4%. Los productos proteicos también experimentaron descensos, con el arroz registrando una caída de -2,57% y el pollo entero de -1,97%. Los productos procesados mostraron reducciones más moderadas pero igualmente significativas. El yogurt presentó una disminución de -1,40% y el aceite vegetal de -1,07%.
Esta tendencia generalizada a la baja en los precios de los alimentos durante diciembre 2024 refleja un comportamiento atípico para un mes tradicionalmente caracterizado por incrementos debido a la demanda estacional. Las reducciones observadas contribuyeron significativamente a moderar la inflación general del mes, beneficiando directamente a los consumidores en el cierre del año.
CANASTA BÁSICA Y PODER ADQUISITIVO
La evolución de la Canasta Básica Familiar durante 2024 reflejó las complejidades del ajuste económico. Iniciando el año en USD 789,57, experimentó incrementos graduales hasta alcanzar su punto máximo en octubre, con USD 805,04. Sin embargo, los últimos meses mostraron una tendencia a la baja, cerrando el año en USD 797,97, con una variación mensual de -0,85% en diciembre (Gráfico 4).
Gráfico 4
Evolución de la Canasta Familiar Básica y su variación
Este comportamiento se puede dividir en tres fases distintas: una primera de ajuste gradual (enero-marzo), una segunda de incremento más pronunciado coincidiendo con la implementación del nuevo IVA (abril-mayo), y una tercera de estabilización y posterior moderación (junio-diciembre). La cobertura del ingreso familiar sobre la canasta básica mostró mejoras marginales, alcanzando 107,61% en diciembre 2024, comparado con 106,83% en diciembre 2023.
PERSPECTIVAS REGIONALES Y DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA
El impacto inflacionario mostró variaciones significativas entre regiones y ciudades, reflejando las diferentes estructuras económicas y capacidades de adaptación locales para el último mes del 2024. La región Sierra presentó una variación anual de 1,33%, mientras que la Costa registró -0,19%, evidenciando dinámicas económicas marcadamente diferentes.
A nivel de ciudades, Cuenca lideró con una variación anual de 1,82%, seguida por Quito con 1,66% y Santo Domingo con 1,34%. En contraste, ciudades como Guayaquil (-0,40%) y Machala (-0,29%) experimentaron deflación. Estas diferencias regionales sugieren distintas capacidades de absorción del impacto del incremento del IVA y diferentes estructuras de mercado local (Gráfico 5).
Gráfico 5
Inflación anual diciembre 2024 por ciudades
La variación en los patrones inflacionarios entre regiones también refleja diferencias en la composición del consumo y en las cadenas de suministro locales. Las ciudades de la Sierra, con mayor dependencia de productos transportados desde otras regiones, mostraron generalmente mayores presiones inflacionarias que las ciudades costeras, que tienen acceso más directo a puertos y centros de distribución.
Para concluir 2024 e iniciar 2025, el panorama inflacionario presenta retos y oportunidades específicas. Según Mosquera, “el Ecuador espera cierto grado de recuperación económica en el año 2025, pero no esperamos un rebote muy fuerte de la economía”. En términos de inflación, el analista proyecta que “de los niveles tan bajos de los que estamos ahora con una inflación interanual del 0,5%, esperaría volvamos a niveles más cercanos al 1,5% o 2% en el año 2025”.
Entre los factores a monitorear, Mosquera destaca que “si tenemos un nuevo periodo de cortes de energía eléctrica que encarezca la producción de las empresas, desde luego los productores van a sufrir un nuevo aumento de precios”. Sin embargo, en el frente internacional, “se espera que el riesgo político de conflictos tanto en Oriente Medio como entre Rusia y Ucrania van a tender ligeramente a la baja, eso puede ayudar a reducir también en algo los niveles de precio de crudo a nivel internacional”.
El 2025 se presenta como un año crucial donde la recuperación económica deberá equilibrarse con la estabilidad de precios, en un entorno donde tanto productores como consumidores necesitan señales claras para recuperar la confianza en el mercado.
(*) Elaborado por economista Liz Ortiz, analista económica Revista Gestión.
Last modified on 2025-01-22