A pesar de que el panorama político parece más predecible que en años anteriores, con una probable contienda electoral entre Daniel Noboa y Luisa González, la economía muestra signos claros de desaceleración. Esto se refleja en la caída de las ventas, la restricción en los créditos, el estancamiento del empleo adecuado y una posible crisis energética. Además, la persistente inseguridad sigue siendo un obstáculo mayor para el crecimiento económico. En este contexto, Multiplica destaca que las acciones que se tomen en los próximos meses serán clave para definir si Ecuador logra retomar la senda del crecimiento sostenido o si se verá inmerso en mayor incertidumbre y volatilidad económica.
EL TRAMO FINAL DEL AÑO SERÁ DECISIVO
A medida que nos adentramos en el tramo final de 2024, los desafíos que enfrenta la economía del país se intensifican. La actualización de las proyecciones económicas, prevista para el 13 de septiembre dentro del calendario de publicaciones estadísticas del Banco Central del Ecuador (BCE), será clave para arrojar luz sobre el panorama a corto plazo. No obstante, la notable dispersión entre las estimaciones oficiales y las de organismos especializados refleja cierta incertidumbre sobre el rumbo económico que tomará el país en los próximos meses (Gráfico 1).
Gráfico 1
Proyecciones de crecimiento del PIB
(variación anual)
En el reporte del mes pasado, ya Multiplica anticipó que varios indicadores mostraban signos claros de desaceleración, como la caída de las ventas, la restricción en los créditos y el estancamiento del empleo adecuado. Si bien las autoridades gubernamentales insisten en que la recesión terminó en el segundo trimestre de 2024, los problemas subyacentes siguen presentes y los riesgos para el crecimiento persisten.
Uno de los riesgos más apremiantes es la eventual crisis energética. Como destacamos en nuestro reporte de abril de 2024, la falta de inversión en infraestructura, sumada a la creciente demanda energética y uno de los estiajes más severos en años, fueron los principales factores que desencadenaron los apagones de finales del año pasado e inicios del actual. Esta situación generó pérdidas millonarias que pueden repetirse, como ya lo hemos visto, lo que agravaría el ya débil crecimiento del producto interno bruto (PIB).
A esto se suma el persistente problema de la inseguridad, que sigue siendo uno de los mayores obstáculos para el crecimiento económico. El incremento en la delincuencia y la violencia ha deteriorado aún más el clima de negocios y la confianza de los consumidores, profundizando aún más las dificultades en sectores clave como el turismo y el comercio.
En este sentido, las acciones que se tomen en el tramo final del año serán clave para definir el rumbo de la economía de Ecuador. La gestión de la crisis energética, las medidas para contener la inseguridad y la capacidad del gobierno para mitigar la desaceleración económica determinarán en gran medida si el país logra retomar la senda del crecimiento sostenido, o si, por el contrario, se verá inmerso en mayor incertidumbre y volatilidad.
¿MÁS INCERTIDUMBRE ECONÓMICA QUE POLÍTICA?
La incertidumbre política parece significativamente menor en comparación con años anteriores, lo que representa un cambio importante en el panorama del país. Durante ciclos electorales anteriores, el país estuvo marcado por una fuerte polarización y fragmentación política, lo que generaba escenarios muy impredecibles e inestabilidad institucional. Sin embargo, a medida que se acercan las elecciones presidenciales de 2025, el escenario político parece menos incierto.
Todo apunta a que la próxima contienda electoral será una repetición de la elección de 2023 entre Daniel Noboa y Luisa González. Ambos candidatos dominan las encuestas de intención de voto con una ventaja considerable frente al resto de los contendientes (Gráfico 2). Esta concentración de apoyo en dos candidatos principales reduce la incertidumbre política, ya que por ahora no hay un tercer candidato que pueda alterar significativamente el panorama electoral.
Gráfico 2
Intención de voto a la presidencia
Un aspecto que destaca es el hecho de que, por primera vez en muchos años, el correísmo, representado por Luisa González, se encuentra en la segunda posición en las encuestas de intención de voto, rompiendo con su histórica posición dominante en el panorama electoral. Otro factor en este escenario es el elevado número de candidaturas presidenciales. Con 17 candidatos esta gran dispersión de opciones tiende a favorecer a los candidatos con mayor respaldo: Noboa y González.
Asimismo, otro factor relevante es la aprobación de Noboa que alcanzó un punto máximo en febrero de 2024, con un 81,4%, según las cifras de Cedatos. No obstante, a partir de ese punto, se observa una caída sostenida hasta el 50,5% en agosto de 2024 (Gráfico 3). La caída en la aprobación sugiere que Noboa enfrentará un escenario más complicado conforme se acerca el tramo final de su mandato. A menos que pueda revertir las percepciones negativas, es posible que su desaprobación siga aumentando, afectando su capacidad para mantener un apoyo sólido de cara a las elecciones.
Gráfico 3
Aprobación del presidente Daniel Noboa
Tomando en cuenta todos estos factores, aunque el panorama político parece más “predecible”, aún existen desafíos importantes en cuanto a la gobernabilidad y la capacidad del próximo gobierno para enfrentar los problemas estructurales del país. Tanto Noboa como González tendrán que lidiar con una economía debilitada, altos niveles de inseguridad y una creciente insatisfacción ciudadana con la clase política.
LAS VENTAS CAEN EN MEDIO DE MÁS IMPUESTOS E INSEGURIDAD
El desempeño de las ventas (sin incluir exportaciones) durante el primer semestre de 2024 muestra una tendencia a la baja. Según los datos del Servicio de Rentas Internas (SRI), las ventas acumuladas superaron los $ 96.300 millones, lo que representa una disminución del 3,2% en comparación con el mismo período del año anterior.
La caída en las ventas es heterogénea entre los diferentes sectores económicos. Mientras que algunos sectores han mostrado cierta resistencia, otros han experimentado contracciones significativas, impulsadas por factores como la inseguridad, el aumento del IVA, y la desaceleración del consumo.
Uno de los sectores más golpeados es el de las industrias manufactureras, que registró una disminución del 7,2% en sus ventas, alcanzando $ 13.482 millones frente a los $ 14.525 millones del mismo periodo de 2023. El sector de transporte y almacenamiento también ha visto afectada su actividad, con una caída del 6,1% en las ventas. La inseguridad en las rutas comerciales ha incrementado los costos operativos, ya que las empresas deben implementar mayores medidas de protección para mitigar los riesgos de robo y extorsión a transportistas.
Otro sector que ha experimentado una contracción considerable es el de actividades profesionales, científicas y técnicas, que registró una disminución del 6,7% en sus ventas, alcanzando $ 4.035 millones. Asimismo, el suministro de electricidad, gas y agua tampoco ha escapado a las dificultades. Este sector reportó una caída del 6,2% en las ventas, que alcanzaron los $ 2.419 millones. La crisis energética que se prevé en los próximos meses debido al estiaje seguramente repercutirá en este sector.
El sector del comercio que concentra más del 44% de las ventas totales, experimentó una disminución del 3,1%. Las empresas pequeñas y medianas reportan dificultades para mantener sus niveles de ventas en medio de la desaceleración económica y la inseguridad creciente.
La variación en las ventas también es desigual en las diferentes regiones del país. Mientras que la región amazónica mostró un crecimiento del 7,6% en ventas de enero a junio de 2024, las regiones Costa y Sierra registraron contracciones del 3,4% y 3,3%, respectivamente (Gráfico 4).
Gráfico 4
Crecimiento de las ventas por provincia
(% de variación anual)
Entre las provincias con crecimiento positivo, destacan Zamora Chinchipe, con un incremento del 35,3%, impulsado por la actividad minera, y Orellana, con un 11,2%, debido a su participación en el sector petrolero. Estas provincias vinculadas a sectores extractivos han resistido mejor las dificultades económicas. Cañar y Bolívar también mostraron un crecimiento del 7,7% y 6,6%, respectivamente, beneficiándose del buen momento del sector agrícola y exportador.
Por otro lado, la mayoría de las provincias han sufrido caídas significativas en sus ventas. Pastaza registró la mayor contracción, con un -16,9%. Santa Elena también cayó en un -12,3%, afectada por la disminución del turismo. Provincias como Tungurahua y Chimborazo vieron caídas superiores al -10%. Mientras que Guayas y Pichincha, las provincias más grandes en términos económicos, registraron una caída cercana al 3%,
Curiosamente, a pesar de la caída en las ventas, la recaudación de impuestos ha mostrado un crecimiento significativo. Entre enero y julio de 2024, el SRI reportó una recaudación de $ 12.341 millones, lo que representa un incremento del 13% en comparación con el mismo periodo de 2023. Este comportamiento sugiere que el aumento en la recaudación no se debe a una mayor actividad económica, sino principalmente a la subida del IVA del 12% al 15%, que entró en vigor en abril de 2024.
EXPECTATIVAS DE CONSUMO Y CRÉDITO
En julio de 2024, el Índice de Confianza del Consumidor (ICC), calculado a partir de la Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo (ENEMDU) alcanzó los 37,01 puntos, lo que representa el registro más bajo en lo que va del año, solo superado por el nivel observado en enero (Gráfico 5). Este estancamiento en la confianza de los consumidores indica que los hogares ecuatorianos se muestran cautelosos frente a las perspectivas económicas.
El ICC refleja una moderada desaceleración en la confianza, sugiriendo que los consumidores probablemente ajustarán sus gastos en los próximos meses. Dado este entorno de baja confianza, es esperable que los hogares prioricen el consumo de bienes esenciales y adopten una postura más conservadora en cuanto a endeudarse o realizar grandes inversiones. Con un ICC que no muestra señales claras de recuperación sostenida, el comportamiento de los consumidores podría volverse más restrictivo, afectando sectores como el comercio y los servicios, que dependen de un consumo más dinámico.
Gráfico 5
Índice de confianza del consumidor
(En $ millones)
El análisis de la situación actual muestra que el 58,73% de los encuestados señaló que el gasto en alimentos se mantuvo igual durante julio, mientras que un 32,93% indicó que su gasto en este rubro había aumentado. Solo un 8,34% informó haber reducido su consumo de alimentos.
Por otro lado, en cuanto a la situación general del país, el 61,78% de los encuestados afirmó que la situación había empeorado en comparación con el mes anterior, un reflejo de la percepción negativa que domina entre los consumidores sobre las condiciones económicas y sociales. Esta evaluación crítica también se extiende al mercado laboral, donde el 65,63% de los entrevistados informó que las condiciones para encontrar empleo o mejorar su puesto de trabajo habían empeorado.
En cuanto a las expectativas para el futuro, el 49,12% de los consumidores anticipa un deterioro en la situación económica del país en los próximos tres meses, mientras que un 46,96% cree que la situación permanecerá igual y solo un 3,92% considera que las condiciones mejorarán. Con respecto a la disponibilidad de empleo, el 53,81% de los encuestados espera que las condiciones para encontrar empleo o mejorar su situación laboral empeoren en los próximos tres meses.
En cuanto a la oferta de crédito, un informe del BCE confirma un endurecimiento significativo en los estándares de aprobación, con un 31,53% de las entidades financieras aplicando condiciones más restrictivas. Este endurecimiento en las condiciones de crédito ha sido una tendencia sostenida desde el segundo trimestre de 2022, lo que refleja la mayor cautela de las instituciones financieras frente a factores como el riesgo económico y la tolerancia al riesgo de las entidades.
Gráfico 6
Estándares de aprobación de crédito
Fuente: Banco Central del Ecuador.
El Gráfico 6 muestra el saldo de opinión, un indicador que permite medir la percepción de las entidades financieras sobre la evolución de la oferta y la demanda de crédito. Este saldo se calcula con base en las respuestas que las entidades financieras proporcionan en encuestas realizadas por el BCE sobre sus percepciones en cuanto a si las condiciones de oferta y demanda de crédito se han vuelto más restrictivas o menos restrictivas (en el caso de la oferta), o si las solicitudes de crédito han aumentado o disminuido (en el caso de la demanda). El saldo de opinión se interpreta de la siguiente manera:
-
Saldo de opinión mayor que 0: significa un endurecimiento de la oferta de crédito, lo que significa que las condiciones para acceder a crédito son más restrictivas, por ejemplo, tasas de interés más altas, requisitos más estrictos, o menor disposición a conceder préstamos.
- Saldo de opinión igual 0: se interpreta como sin cambios, lo que indica que las condiciones crediticias se han mantenido iguales respecto al trimestre anterior.
- Saldo de opinión menor que 0: muestra un relajamiento de la oferta de crédito, es decir, las condiciones para acceder a créditos han mejorado o se han vuelto más flexibles.
Las condiciones de crédito también se han vuelto más restrictivas, con un 16,32% de las entidades financieras señalando un endurecimiento en el segundo trimestre de 2024, lo que representa un leve aumento respecto al trimestre anterior (15,46%). Esto refleja la mayor cautela de los prestamistas en cuanto a los requisitos para otorgar préstamos.
Los factores que explican este endurecimiento incluyen las perspectivas económicas, la situación financiera de los clientes y la competencia entre entidades financieras. Se prevé que, para el tercer trimestre de 2024, esta tendencia se mantenga, con un 26,27% de las entidades anticipando un endurecimiento en los estándares de aprobación.
¿SECTOR EXTERNO AL RESCATE?
El comportamiento del mercado de commodities o materias primas en 2024 ha sido marcado por la volatilidad en los precios, influenciada por factores geopolíticos, la oferta y demanda global, así como por las políticas monetarias de las principales economías. Además, no se puede obviar que la economía de Ecuador depende en gran medida de la exportación de estos productos.
El petróleo continúa siendo el producto más importante para Ecuador, y las fluctuaciones en su precio tiene impacto directo en los ingresos del país. Los precios del West Texas Intermediate (WTI), el referente para el crudo ecuatoriano, han mostrado un marcado descenso a partir del segundo semestre del año. Además, la producción petrolera se mantiene estancada, con una producción por debajo de su promedio histórico.
Aun así, las exportaciones petroleras han sido un pilar fundamental para la balanza comercial ecuatoriana en 2024. Durante el primer semestre de 2024, el saldo comercial de Ecuador alcanzó un superávit de $ 3.739 millones. Este resultado se explica por un crecimiento del 12% en las exportaciones que alcanzaron los $16.952 millones. Los envíos petroleros fueron clave, creciendo un 30%, mientras que las no petroleras crecieron un 7%.
El sector de los metales es clave para la economía mundial, especialmente debido a la transición energética, lo que ha mantenido altos los precios del cobre y otros metales industriales. En 2024, el precio del cobre ha oscilado entre $ 9.385 y $ 9.751 por tonelada métrica, impulsado por la creciente demanda en sectores industriales y de infraestructura. Ecuador, que posee importantes reservas de cobre, podría beneficiarse de estos precios siempre y cuando logre atraer inversiones y mejorar la explotación de sus minas.
Los productos agrícolas, particularmente el cacao y el café, también han sido productos clave para Ecuador en 2024. El precio del cacao ha experimentado un incremento significativo, aumentando un 161% interanual bordeando los $ 10 por kilogramo. Este repunte se debe a la escasez de oferta mundial, lo que representa una oportunidad importante para los productores ecuatorianos. De manera similar, el café ha experimentado un aumento del 20%.
Sin embargo, la competitividad de estos productos en el mercado internacional sigue siendo un desafío debido a la apreciación del dólar, lo que ha encarecido las exportaciones ecuatorianas frente a competidores regionales como Colombia y Brasil.
Pero no todo es miel sobre hojuelas, la caída del 6% en las importaciones durante el primer semestre de 2024 es una clara señal de desaceleración económica en Ecuador. Esta disminución se concentra principalmente en la reducción de las compras de bienes de capital y materias primas, lo que sugiere una menor inversión productiva y una posible contracción en la actividad industrial y manufacturera (Tabla 1).
Tabla 1
Ventas en el primer semestre
($ millones)
Cuando las empresas y sectores productivos importan menos insumos y maquinaria, esto indica que están reduciendo su capacidad de producción o posponiendo nuevas inversiones debido a la incertidumbre económica o una disminución en la demanda interna. Además, la caída en las importaciones también puede reflejar el encarecimiento del crédito, lo que limita tanto el consumo de bienes importados como la capacidad de los negocios para mantener sus operaciones.
Este fenómeno refuerza la percepción de que el país enfrenta dificultades económicas que afectan el crecimiento, y, aunque las exportaciones han mostrado un comportamiento positivo, la contracción de las importaciones es un indicio de menor dinamismo en sectores clave que dependen de insumos del exterior.
Por su parte, el flujo de remesas y la migración también han sido factores cruciales en la economía ecuatoriana, especialmente en momentos de crisis económica. Según el Banco Central, durante el primer trimestre de 2024, el país recibió $ 1.394 millones en concepto de remesas. Aunque esta cifra representa una disminución del 6,8% en comparación con el trimestre anterior, marca un aumento significativo del 16,9% en comparación con el mismo periodo de 2023.
Las remesas juegan un papel fundamental para el consumo de los hogares en Ecuador, especialmente en las provincias más dependientes de estos flujos, como Azuay, Cañar, Guayas y Pichincha, que concentran el 71,2% del total de remesas recibidas. Estas regiones recibieron en conjunto $ 992 millones en el primer trimestre de 2024. El impacto de las remesas ha sido significativo en términos de alivio económico para las familias y sostenimiento del consumo. Sin embargo, la dependencia de las remesas también plantea riesgos, ya que las fluctuaciones económicas en los países de origen de estos flujos pueden afectar su estabilidad.
Un reciente estudio del FMI analiza el efecto conjunto de la migración y las remesas sobre el crecimiento económico y la participación laboral en América Latina. El estudio destaca que a pesar de que las remesas compensan parcialmente el impacto negativo de la migración, el efecto neto conjunto sigue siendo levemente negativo para el crecimiento económico, con una pérdida promedio de 0,1 puntos porcentuales anuales en el crecimiento del PIB.
Este resultado se deriva de que las remesas no logran compensar por completo el efecto adverso que tiene la migración sobre la fuerza laboral y el crecimiento. Ecuador, al igual que otros países de la región, ha visto cómo la migración afecta sectores críticos de su economía, como la construcción, la agricultura y la manufactura, donde desempeñaban roles importantes.
Gráfico 7
Salidas internacionales de enero a julio
(Salida de ecuatorianos)
Uno de los hallazgos más destacados del estudio del FMI es el declive considerable en la participación laboral de los jóvenes de 15 a 24 años en los países de origen. Este es un fenómeno que se observa en Ecuador, donde la migración juvenil es alta, y muchos jóvenes, en lugar de ingresar al mercado laboral local, optan por buscar oportunidades en el extranjero. Esta tendencia no solo afecta la productividad general del país, sino que también limita la capacidad de innovación y crecimiento a largo plazo, dado que la fuerza laboral joven es un factor crucial para la expansión económica.
Las remesas representan alrededor del 5% del PIB ecuatoriano, lo que ha permitido a muchas familias mantener un nivel de vida adecuado a pesar de las dificultades económicas. Sin embargo, el estudio del FMI advierte que el uso de las remesas predominantemente para consumo, en lugar de para inversión productiva, reduce la posibilidad de que estos flujos de capital contribuyan al crecimiento sostenible a largo plazo. Para mitigar estos efectos, el FMI recomienda a los gobiernos que prioricen la creación de empleos de calidad, especialmente para los jóvenes.
MUCHOS DESAFÍOS PENDIENTES Y URGENTES
El tramo final de 2024 será crucial para la economía de Ecuador. La combinación de desafíos estructurales, como la posible crisis energética, la inseguridad y una desaceleración económica marcada por la caída de las ventas y el endurecimiento de las condiciones de crédito, requiere una respuesta contundente por parte del gobierno. La incertidumbre económica sigue siendo alta, mientras que el panorama político parece más predecible en comparación con años anteriores
Un factor relevante en este contexto es la reciente Ley “No más apagones”, que el presidente Noboa sancionó sin veto, justo antes de la consulta popular. Esta ley incluye una prohibición que impide la construcción de grandes centrales hidroeléctricas por parte del sector privado, como los proyectos Cardenillo y Santiago, que ya cuentan con estudios listos. De haber vetado la ley, Noboa habría permitido incluir estos proyectos en el catálogo de APP (Asociaciones Público-Privadas), lo que habría sido un paso importante para enfrentar la crisis energética. En lugar de solucionar el problema de fondo, la ley solo ha pospuesto la crisis.
Además, al cierre de este reporte, el presidente anunció que no se cobrarán las planillas de energía eléctrica para quienes consuman hasta 180 kilovatios durante diciembre, enero y febrero. Esta medida, presentada como un alivio temporal para los hogares, llega en medio de los riesgos de nuevos cortes de luz y un ambiente electoral. Sin embargo, la gratuidad en las planillas de luz no arregla los problemas estructurales del sector eléctrico y parece más enfocada en ganar apoyo en la campaña presidencial.