El mercado laboral ecuatoriano ha experimentado cambios significativos en los últimos años, pero agosto de 2024 marca un punto de inflexión particularmente notable, especialmente en la situación laboral de las mujeres. Los datos más recientes de la Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo (Enemdu) revelan una preocupante tendencia: una reducción estadísticamente significativa en la tasa de empleo global para las mujeres, que cayó del 95,8% al 94,1%, el nivel más bajo registrado en el período analizado. Paralelamente, se observó un aumento estadísticamente significativo en la tasa de desempleo femenino.
PANORAMA GENERAL DEL MERCADO LABORAL ECUATORIANO
Según los últimos datos de la Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo (Enemdu), para agosto 2024, la tasa de empleo bruto nacional fue del 62,4%, mostrando una ligera disminución respecto al 62,8% registrado un año atrás. Esta reducción, aunque pequeña, indica una contracción en la capacidad de la economía para generar empleo en proporción al crecimiento de la población en edad de trabajar.
La composición del empleo muestra algunos cambios significativos. La tasa de empleo adecuado/pleno se ubicó en 34,3%, lo que representa una disminución respecto al 35,0% del año anterior. Por otro lado, el subempleo aumentó, pasando del 21,2% en agosto de 2023 al 21,3% en agosto de 2024. Estos cambios sugieren un deterioro en la calidad general del empleo, con una menor proporción de trabajadores en condiciones laborales óptimas (Gráfico 1).
Gráfico 1
Indicadores del mercado laboral agosto 2024
La tasa de desempleo nacional experimentó un aumento, pasando del 3,5% en agosto de 2023 al 4,0% en agosto de 2024. Este incremento de 0,5 puntos porcentuales, aunque no es dramático, es significativo y refleja las crecientes dificultades en el mercado laboral.
En términos de sectores económicos, el empleo en el sector informal sigue siendo una preocupación importante. En agosto de 2024, el 54,4% de las personas con empleo se encontraban en el sector informal, lo que representa una ligera disminución respecto al 54,6% del año anterior. Esta alta proporción de empleo informal sugiere persistentes desafíos en términos de protección laboral y calidad del empleo (Gráfico 2).
Gráfico 2
Sector económico
Los ingresos laborales también muestran una tendencia preocupante. El ingreso laboral promedio a nivel nacional fue de USD 439,0 en agosto de 2024, lo que representa una disminución en términos reales respecto al año anterior. Esta reducción en los ingresos puede tener implicaciones significativas para el bienestar económico de los hogares ecuatorianos (Gráfico 3).
Gráfico 3
Ingresos laborales promedio
Este panorama general del mercado laboral ecuatoriano en agosto de 2024 muestra una situación de relativa estabilidad en algunos indicadores, pero con señales claras de deterioro en aspectos clave como la calidad del empleo, el desempleo y los ingresos laborales.
EVOLUCIÓN DE LA PARTICIPACIÓN LABORAL FEMENINA
La participación de las mujeres en el mercado laboral ecuatoriano ha sido un indicador clave del progreso hacia la igualdad de género y el desarrollo económico del país. Sin embargo, los datos de agosto de 2024 muestran una tendencia preocupante en este aspecto.
Referente a la tasa de empleo global para las mujeres, este indicador, que mide la proporción de la población económicamente activa que está empleada, disminuyó de 95,8% en agosto de 2023 a 94,1% en agosto de 2024. Esta caída de 1,7 puntos porcentuales es estadísticamente significativa y representa la tasa más baja registrada en el período analizado (Gráfico 4).
Gráfico 4
Tasa de empleo global por sexo
Esta tendencia a la baja en la participación laboral femenina es preocupante por varias razones. En primer lugar, representa una pérdida de potencial económico para el país, ya que un segmento significativo de la población en edad de trabajar no está contribuyendo plenamente a la economía. En segundo lugar, puede tener implicaciones negativas para la autonomía económica de las mujeres y la igualdad de género en general. Por último, esta tendencia podría indicar problemas más amplios en el mercado laboral ecuatoriano, como la falta de oportunidades equitativas o la persistencia de barreras estructurales para la participación femenina.
La situación en Ecuador refleja problemáticas similares a las observadas en otros países de América Latina. Según Cecilia Fernández en su artículo titulado “Participación laboral femenina y reducción de la pobreza en Bolivia”, la inserción laboral de las mujeres y su relación con la pobreza es un problema estructural que tiene su origen en aspectos relacionados con “las barreras de entrada al mercado laboral, diferencias salariales entre hombres y mujeres, sobrecarga de las tareas de cuidado, trabajos no remunerados, sobrerrepresentación en el sector informal, los niveles de pobreza y extrema pobreza femenina entre otros factores”. Estas observaciones parecen aplicarse también al contexto ecuatoriano, donde vemos una disminución en la tasa de empleo global para las mujeres.
Fernández Benavente también destaca que “la contribución de las mujeres a la actividad económica, al crecimiento y al bienestar está muy por debajo de su potencial y de su representatividad poblacional”. Esta afirmación resuena fuertemente en la situación en Ecuador, donde la caída en la participación laboral femenina representa una pérdida significativa de potencial económico para el país.
La autora argumenta que “brindar mayores oportunidades para que las mujeres mejoren sus ingresos podría contribuir al desarrollo nacional, ya que el interés por alcanzar niveles de igualdad, no solo tiene sus fundamentos en argumentos éticos, sino en argumentos de eficiencia económica y equidad social”. Esta observación es particularmente relevante para Ecuador, donde la disminución en la participación laboral femenina no solo es un tema de igualdad de género, sino un factor crucial para el desarrollo económico del país.
EL DESEMPLEO TIENE ROSTRO FEMENINO
El aumento del desempleo femenino es un aspecto crucial que merece un análisis detallado. En agosto de 2024, la tasa de desempleo para las mujeres alcanzó el 5,9%, un aumento estadísticamente significativo desde el 4,2% registrado en agosto de 2023. Este incremento de 1,7 puntos porcentuales es particularmente alarmante cuando se compara con la tasa de desempleo masculina, que se mantuvo relativamente estable en 2,6%. Esta brecha creciente entre el desempleo femenino y masculino refleja una tendencia preocupante en el mercado laboral ecuatoriano (Gráfico 5).
Gráfico 5
Tasa de desempleo por género
Según Ruth Sumba, Génesis Santos, Cindy Rodríguez y Zereida Tumbaco en su artículo titulado “El desempleo en el Ecuador: causas y consecuencias”, el desempleo no afecta por igual a toda la población. Las autoras señalan que “se deben de considerar muchos factores, como por ejemplo la edad, las cargas familiares y el tiempo que la persona lleva desempleada”. Esta observación subraya la necesidad de un enfoque interseccional para comprender y abordar el desempleo femenino.
Profundizando en esta perspectiva, Leidy Montaño en su artículo “Análisis de los determinantes de la probabilidad de desempleo femenino en Cuenca urbano, 2019” señala que “en junio de 2019, la población femenina desempleada en Cuenca era notablemente mayor que la masculina, siguiendo un patrón similar al desempleo nacional”. Este hallazgo refuerza la idea de que la brecha de género en el desempleo es un fenómeno persistente y generalizado.
Un aspecto crucial que destaca Montaño es la relación entre la edad y el desempleo femenino. Según su estudio, “las mujeres entre 25 y 34 años tienen una mayor probabilidad de estar desempleadas en comparación con otros grupos de edad”. Este dato es particularmente preocupante, ya que este rango de edad suele corresponder a un período crítico en la carrera profesional de muchas mujeres, coincidiendo a menudo con decisiones importantes sobre maternidad y cuidado familiar.
El nivel educativo también juega un papel fundamental en las probabilidades de desempleo. Montaño encuentra que “las mujeres con un nivel de educación básica o inferior tienen una mayor probabilidad de estar desempleadas”. Este hallazgo subraya la importancia de la educación como factor protector contra el desempleo y resalta la necesidad de políticas que promuevan el acceso a niveles educativos superiores para las mujeres.
Otro factor determinante identificado por Montaño es el estado civil. Su estudio revela que “las mujeres solteras, divorciadas, separadas o viudas tienen una mayor probabilidad de estar desempleadas en comparación con las mujeres casadas o en unión libre”. Este dato sugiere que las estructuras familiares y las responsabilidades de cuidado pueden tener un impacto significativo en las oportunidades laborales de las mujeres.
La experiencia laboral emerge como un factor crucial en el estudio de Montaño. La autora encuentra que “por cada año adicional de experiencia laboral, la probabilidad de desempleo disminuye”. Este hallazgo subraya la importancia de políticas que faciliten la entrada y permanencia de las mujeres en el mercado laboral desde etapas tempranas de su carrera.
Un aspecto novedoso que aporta el estudio es la relación entre el desempleo y la presencia de ingresos adicionales en el hogar. La autora reseña que “las mujeres en hogares que cuentan con ingresos adicionales tienen una mayor probabilidad de estar desempleadas”, lo cual podría indicar que estos ingresos adicionales actúan como un desincentivo para la búsqueda activa de empleo o que permiten a las mujeres ser más selectivas en su búsqueda de trabajo.
En definitiva, el mes pasado el mercado laboral ecuatoriano presentó una tendencia preocupante, particularmente para las mujeres. La caída en la tasa de empleo global femenino y el aumento del desempleo femenino revelan desafíos persistentes en la equidad de género. Factores como la edad, el nivel educativo, el estado civil y la experiencia laboral juegan un papel crucial en las oportunidades de empleo para las mujeres.
Esta situación no solo afecta la autonomía económica de las mujeres, sino que también representa una pérdida significativa para la economía nacional. Es imperativo que el Estado ecuatoriano implemente políticas integrales que aborden estas disparidades, para combatir la discriminación laboral. Solo con un enfoque multifacético y sostenido se podrá revertir esta tendencia y aprovechar plenamente el potencial económico de la población femenina.
(*) Elaborado por economista Liz Ortiz, analista económica Revista Gestión.
Last modified on 2024-09-24