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Autor: Revista Gestión *

La economía circular es un modelo económico que promueve la reutilización y el reciclaje de materiales y productos para reducir el desperdicio y la contaminación, a diferencia de la economía lineal, donde los productos se fabrican, se usan y luego se desechan. Sin embargo, la transición hacia este modelo enfrenta varios desafíos. Según Luis Paredes, en su artículo “Una reflexión sobre la transición a la Economía Circular en las principales ciudades del Ecuador”, los principales obstáculos en ciudades como Quito, Guayaquil y Cuenca están marcados por el incumplimiento de normativas ambientales existentes y deficiencias en la planificación, implementación y evaluación de proyectos relacionados con la sostenibilidad.

MANEJO DE RESIDUOS SÓLIDOS EN GAD MUNICIPALES

La creciente generación de desechos sólidos en las áreas urbanas y rurales representa una amenaza ambiental que exige soluciones integrales. Estos residuos plantean una serie de desafíos interconectados para la salud humana y los ecosistemas. En primer lugar, existe una complejidad inherente en su manejo y disposición final, especialmente en las grandes concentraciones urbanas. Además, cuando no se reincorporan apropiadamente a los ciclos naturales, pueden contaminar suelo, agua y aire.

En ese panorama, el manejo efectivo de los residuos sólidos representa un reto importante para muchos Gobiernos Autónomos Descentralizados Municipales (GADM) en Ecuador. Según las últimas cifras del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) para diciembre de 2023, un habitante de la zona urbana ecuatoriana produce en promedio 0,9 kg de residuos sólidos por día dando en total una recolección en promedio 14.394 toneladas de residuos sólidos al día

Del total de estos desechos, el 54,9% corresponde a materia orgánica y el 45,1% a residuos inorgánicos reciclables o no reciclables. A pesar de esta alta fracción de residuos potencialmente aprovechables, apenas el 34,5% de los GADM ha iniciado o mantiene procesos de separación en la fuente y reciclaje (Gráfico 1).

Gráfico 1

Procesos de separación de la fuente por provincia

Esta baja tasa de adopción de prácticas de manejo sostenible de residuos resalta la necesidad de políticas y programas más robustos que promuevan el reciclaje y el aprovechamiento de los residuos, no solo como una medida ambiental, sino también como una oportunidad económica para las comunidades. 

CONSECUENCIAS AMBIENTALES DE LA INADECUADA GESTIÓN DE RESIDUOS

La inadecuada gestión de residuos sólidos conlleva graves consecuencias ambientales a nivel global. Según un informe del Banco Mundial, debido a ella se está produciendo “la contaminación de los océanos del mundo, obstruyendo los drenajes y causando inundaciones, transmitiendo enfermedades, aumentando las afecciones respiratorias por causa de la quema, perjudicando a los animales que consumen desperdicios, y afectando el desarrollo económico”.

Por su parte, el reporte “What a Waste” de 2018, calculaba que mundialmente se generaban 2010 millones de toneladas anuales de desechos sólidos municipales. Al menos 33% de estos residuos no recibían un tratamiento o disposición final ambientalmente segura, terminando en vertederos no controlados o siendo quemados sin controles adecuados.

Los impactos derivados incluyen la contaminación atmosférica por gases tóxicos y de efecto invernadero; infiltración de lixiviados con patógenos, metales pesados y sustancias químicas al suelo y aguas subterráneas; proliferación de enfermedades transmitidas por vectores en descomposición orgánica; y obstrucción de drenajes con los consecuentes desbordamientos, inundaciones e insalubridad.

Adicionalmente, la mala disposición de los desechos también está contribuyendo de manera significativa al cambio climático. La descomposición de la materia orgánica en los vertederos libera metano, un potente gas de efecto invernadero con un potencial de calentamiento global 25 veces mayor que el dióxido de carbono (Gráfico 2).

Gráfico 2

Evolución de las emisiones de CO2 en el mundo

¿QUÉ HA HECHO EL ECUADOR PARA UNA ECONOMÍA CIRCULAR?

Sintetizando los hallazgos de Paredes en su artículo, Ecuador ha tomado varias iniciativas para promover la economía circular, empezando con la elaboración del Libro Blanco de Economía Circular, que evalúa la situación actual del país y establece las bases para una futura Estrategia Nacional de Economía Circular.

A nivel normativo, la Constitución de 2008 consagra derechos ambientales; la reciente Ley de Economía Circular Inclusiva fija el objetivo de implementar principios circulares en la economía; y el Código Orgánico del Ambiente y el COOTAD contienen instrumentos para la gestión ambiental descentralizada.

También se han incluido metas relacionadas en los planes nacionales de desarrollo, como aumentar la disposición final adecuada de residuos y fomentar el reciclaje. Asimismo, el cumplimiento de los ODS, especialmente los objetivos 11 y 12 sobre ciudades sostenibles y producción/consumo responsables, está alineando políticas y proyectos locales con la economía circular. En cuanto a implementación, el artículo destaca iniciativas, como la valorización de residuos orgánicos para producir compost en varios municipios, el reciclaje de plásticos, y la adopción de modelos circulares en empresas de sectores como el camaronero y automotor.

Sin embargo, se requiere acelerar la ejecución efectiva y la coordinación interinstitucional entre los diferentes niveles de gobierno y con los sectores productivos. Pese a estos esfuerzos regulatorios y programáticos, los últimos datos del INEC (diciembre 2023) evidencian que la adopción de buenas prácticas como la diferenciación de residuos aún es muy limitada: sólo el 16,6% de los desechos fueron segregados (Gráfico 3).

Gráfico 3

Recolección de residuos sólidos

Esta brecha entre los avances políticos y normativos frente a los logros tangibles en la gestión de los residuos sólidos en Ecuador, resalta la importancia de articular mejor dichos marcos con estrategias focalizadas, mayor inversión en capacidades locales y compromisos medibles del sector privado y la ciudadanía. Solo así se podrá acelerar la indispensable transición del país hacia un modelo económico circular.

RETOS DE LA TRANSICIÓN HACIA UNA ECONOMÍA CIRCULAR EN ECUADOR

Tomando como ejemplo a las ciudades más pobladas del Ecuador - Quito, Guayaquil y Cuenca - Paredes identifica en su artículo varios obstáculos para implementar el modelo de economía circular. En primer lugar, la falta de un marco legal e institucional sólido que perpetúa prácticas insostenibles y entorpece los esfuerzos para transitar a sistemas económicos basados en el reciclaje y aprovechamiento de residuos. Según datos del Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica, en 2019, de los 221 municipios apenas 44 disponían sus desechos sólidos en rellenos sanitarios controlados acordes con estándares ambientales, mientras que 177 utilizaban vertederos a cielo abierto.

Otro reto que señala Paredes son los limitados recursos financieros disponibles para abordar eficazmente la gestión integral de residuos sólidos en el país. Los presupuestos municipales resultan insuficientes ante la enorme demanda de inversión en infraestructura, equipamientos, programas de concientización y fortalecimiento institucional que se requiere para transitar a un modelo circular.

Asimismo, existe una arraigada cultura de disposición inadecuada de residuos en el Ecuador. Paredes encontró que a pesar de que la normativa está definida en las regulaciones destinadas a impulsar la transición hacia una economía circular, la realidad actual pone de manifiesto que la aplicación efectiva de estas normativas se cumple de forma parcial en la ciudad de Cuenca, más no se cumplen en urbes principales como Quito y Guayaquil.

El reto para el Gobierno central y los GAD municipales es diseñar mecanismos que permitan supervisar y exigir el cumplimiento de las regulaciones ambientales existentes, así como mejorar los esquemas de financiamiento público-privado y la concientización ciudadana enfocados específicamente en la gestión sostenible de desechos. Solo la coordinación de múltiples actores sociales e institucionales hará posible encaminar al Ecuador hacia una economía circular.

¿EN QUÉ AYUDA LA ECONOMÍA CIRCULAR?

La economía circular ofrece múltiples beneficios que promueven la sostenibilidad ambiental, social y económica. Según el Parlamento Europeo, este modelo se contrapone al tradicional “usar y tirar”, reduciendo la dependencia de grandes cantidades de materiales y energía y combatiendo la obsolescencia programada, ya que al mantener el valor de los productos, componentes y recursos en la economía durante el mayor tiempo posible, se optimiza su uso y se reducen la extracción de recursos vírgenes y la generación de residuos.

A nivel ambiental, la economía circular mitiga el cambio climático al disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero, producto de la extracción y el procesamiento de nuevos recursos. También reduce la contaminación al minimizar los residuos que van a parar a vertederos o al ambiente. Asimismo, alarga la vida útil de los recursos, productos y materiales, conservando los stocks de capital natural.

En lo social, la economía circular democratiza el acceso a productos y servicios al promover modelos alternativos de consumo como la reutilización, reparación y sharing economy. También crea nuevos empleos verdes, relacionados con actividades como recolección, clasificación, reacondicionamiento y reciclaje de residuos.

Finalmente, en lo económico, esta transición garantiza el acceso continuo a recursos estratégicos para la producción, tal como lo explica las Naciones Unidas usando el ejemplo de la construcción; considera  que el uso de acero reciclado o reutilizado para la construcción de edificios podría generar a su vez hasta un 25% de ahorro en los costes de material por tonelada de acero. Además, aumenta la competitividad de las empresas al reducir costos de materias primas, energía y disposición final de residuos. Y abre oportunidades de negocios circulares innovadores, sostenibles y rentables.

La gestión inadecuada de los residuos sólidos se ha convertido en una grave problemática ambiental en Ecuador, con impactos sobre la contaminación, la salud pública y el cambio climático. Ante este panorama, la transición hacia una economía circular representa una oportunidad crucial. Si bien la adopción de este nuevo paradigma enfrenta retos normativos, financieros y socioculturales, los beneficios de avanzar de forma decidida son contundentes: preservar los recursos naturales, disminuir desechos y emisiones contaminantes, dinamizar el mercado de materiales reciclados e incentivar innovaciones verdes y empleos sostenibles.

Ecuador ya cuenta con instrumentos jurídicos y hojas de ruta como el Libro Blanco de Economía Circular, que requieren articularse con una efectiva coordinación institucional, mayor financiamiento e inversión en capacidades locales, y un firme compromiso de autoridades, empresas y sociedad civil. La experiencia incipiente pero prometedora de municipios, empresas y organizaciones que han incorporado el reciclaje, la valorización de residuos y los modelos de negocio circulares demuestra que otro futuro más sustentable es posible. Construirlo exige no solo voluntad política, sino cambios profundos en prácticas individuales y colectivas. El tránsito hacia economías regenerativas que preserven el entorno natural debe ser así un proyecto incluyente y participativo de toda la sociedad.

 

(*) Elaborado por Liz Ortiz, analista económica Revista Gestión.
Last modified on 2024-03-02

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