En un mundo cada vez más consciente de los desafíos sociales y ambientales, Ecuador se encuentra en medio de una transformación silenciosa. La responsabilidad social empresarial (RSE) y el consumo responsable están emergiendo como fuerzas capaces de remodelar el panorama económico y social del país. Este cambio de paradigma no solo está redefiniendo la forma en que las empresas operan, sino también cómo los consumidores toman decisiones de compra.
Según Paúl Maldonado, especialista en responsabilidad social y jefe de Responsabilidad Social Empresarial de Aglomerados Cotopaxi, “la responsabilidad social, siendo una práctica voluntaria, no obligatoria, es un diferenciador, es un tema referente en la gestión y en los resultados que alcanzan las empresas. Una empresa que sea social, ambientalmente responsable y económicamente viable, se convierte en una empresa que se encuentra más arriba”. Esta declaración subraya la creciente importancia de la RSE en el contexto empresarial ecuatoriano.
CONSUMIDORES CONSCIENTES: EL NUEVO MOTOR DEL CAMBIO
Bajo ese panorama, el consumo está enfrentando una transformación radical. Los consumidores están cada vez más informados y preocupados por el impacto de sus decisiones de compra.
Según la consultora Kantar, “a lo largo de los últimos cinco años de investigación, han ocurrido cambios profundos que han transformado nuestra comprensión del medio ambiente y la relación entre los consumidores y los productos”. Los datos de Kantar muestran una proyección a nivel global interesante sobre la participación de la población familiar “ecoactiva”. Se espera que esta participación aumente del 22% en 2023 al 27% en 2028, lo que indica un crecimiento sostenido en la conciencia ambiental de los consumidores mundiales (Gráfico 1).
Gráfico 1
Participación de la población familiar ecoactiva, promedio global 2023
Esta tendencia refleja un cambio fundamental en los valores y prioridades de los consumidores. Cada vez más, las decisiones de compra se basan no solo en el precio y la calidad, sino también en consideraciones éticas y ambientales. Los consumidores están buscando productos y servicios que se alineen con sus valores personales y su deseo de contribuir a un mundo más sostenible.
Asimismo, según el Estudio Global de Consumidores 2020, el 57% de los consumidores cambiarían sus hábitos de compra para reducir el impacto ambiental negativo. Aún más impresionante, el 70% estaría dispuesto a pagar una prima adicional de 35% por compras sostenibles. Además, para el 79% de los consumidores globales, es importante que las marcas brinden autenticidad garantizada, como certificaciones (Gráfico 2).
Gráfico 2
Tendencias globales de consumo
Aunque estos datos son globales, sugieren una dirección hacia la que los consumidores ecuatorianos podrían estar moviéndose. Este cambio en las preferencias del consumidor está impulsando a las empresas ecuatorianas a repensar sus estrategias y prácticas. Las marcas que demuestran un compromiso genuino con la sostenibilidad y la responsabilidad social están ganando la lealtad de los consumidores. Por otro lado, aquellas que no se adaptan a estas nuevas expectativas corren el riesgo de perder su cuota de mercado.
EL DESPERTAR VERDE: LA RSE COMO VENTAJA COMPETITIVA
En Ecuador, las empresas están descubriendo que la responsabilidad social no es solo una obligación moral, sino también una estrategia inteligente para ganar competitividad en el mercado global. Este despertar verde está transformando el panorama empresarial del país, con casos de éxito que demuestran el poder de la RSE como herramienta de desarrollo sostenible.
Según Paola Vásquez, en su publicación titulada Productos verdes: la tendencia hacia un consumo sostenible en el Ecuador, “una de las consecuencias de la actual pandemia de covid-19 para América Latina y el mundo ha sido el reconsiderar los actuales modelos económicos, ambientales y sociales que hasta hoy se han mantenido”. Esta reflexión ha llevado a muchas empresas ecuatorianas a replantearse su papel en la sociedad y su impacto en el ambiente.
Un ejemplo destacado es el caso de Pronaca, una de las empresas líderes en el sector alimentario del país. Según los datos expuestos en la investigación titulada La Responsabilidad Social Empresarial en el Ecuador escrito por Angélica Sánchez, Pronaca ha realizado inversiones significativas en gestión ambiental, lo que demuestra un compromiso tangible con la sostenibilidad y la responsabilidad ambiental. Asimismo, ha generado un plan de reforestación con el objetivo de “provechar la tierra improductiva y proteger a las zonas más vulnerables de eventos desafortunados que puedan suceder naturalmente.”
Otro caso notable es el de Pacari Chocolates. Según Sánchez, Pacari ha implementado prácticas de comercio justo, trabajando directamente con comunidades de productores de cacao en Ecuador. La empresa no solo asegura precios justos para los agricultores, sino que también proporciona apoyo técnico para mejorar las prácticas agrícolas y la calidad del cacao. Además, ha puesto en marcha programas que empoderan a las mujeres en las comunidades cacaoteras, brindándoles oportunidades de liderazgo y participación en la cadena de valor del cacao.
PICA - Plásticos Industriales C.A. también se destaca en este ámbito. Según los datos expuestos, PICA logró reciclar aproximadamente 298.000 kilos de material entre 2010 y 2015, generando USD 43.000 para las comunidades locales.
Otro caso es el de Aglomerados Cotopaxi S.A., compañía que ha integrado la RSE en toda su cadena de valor, desde la producción de la materia prima hasta la comercialización. Su enfoque en la sostenibilidad se refleja en sus cifras de balance de carbono: mientras emiten 34.000 toneladas de CO2e cada año, logran remover 225.000 toneladas, resultando en un balance negativo de carbono de -190.000 toneladas (Gráfico 3).
Gráfico 3
Cuantificación de Gases de Efecto Invernadero
Aglomerados Cotopaxi no solo se enfoca en el aspecto ambiental, sino que también genera importantes beneficios sociales. La empresa ha implementado programas de educación, desarrollo económico y diálogo social en las comunidades locales. Iniciativas como el Aglomerados Cotopaxi Bike Park, el programa de Pastoreo Comunitario y emprendimientos locales como Deshidratados Churopinto y La Tallería, demuestran cómo la RSE puede crear valor compartido entre la empresa y la comunidad.
Estos casos de éxito ilustran cómo la RSE, cuando se integra genuinamente en la estrategia empresarial, puede generar beneficios significativos tanto para las empresas como para la sociedad y el ambiente. Las empresas ecuatorianas están demostrando que es posible ser económicamente exitosas mientras se contribuye al desarrollo sostenible del país.
DESAFÍOS Y OPORTUNIDADES
A pesar de los avances significativos en la adopción de prácticas de responsabilidad social empresarial en Ecuador, el país aún enfrenta desafíos importantes en la implementación generalizada de estas prácticas y en el fomento del consumo responsable.
Según Maldonado, uno de los principales obstáculos es el financiamiento: “Hay muchos desafíos en su implementación, entre ellos, el financiamiento, entrar en los conceptos de flujo de caja en los presupuestos de las compañías para destinar recursos entendiendo que la RSE no es solo un tema de proyectos y regalar cosas, sino transversaliza un concepto a toda la gestión de las empresas”.
Esta observación subraya la necesidad de un cambio de paradigma en la forma en que las empresas conciben y presupuestan la RSE. No se trata simplemente de asignar fondos para proyectos aislados, sino de integrar la responsabilidad social en todos los aspectos de la gestión empresarial.
Otro desafío significativo es la falta de comprensión generalizada sobre lo que implica la RSE. Como señala Angélica Sánchez en su investigación, muchas empresas ecuatorianas confunden la RSE con filantropía o marketing social. Esta confusión puede llevar a acciones superficiales que no abordan los verdaderos principios de la responsabilidad social.
Además, existe el reto de no alinear las prácticas de RSE con la estrategia empresarial. Sánchez destaca en su estudio que “ninguna (de las empresas analizadas) alinea dichas prácticas a su estrategia empresarial, en su gran mayoría son aisladas o enfocadas únicamente hacia cadena de valor o por cumplimiento de ciertas normas certificadas”. Esta falta de alineación puede limitar el impacto y la sostenibilidad de las iniciativas de RSE.
CULTURA EMPRESARIAL RESPONSABLE, EL RETO PENDIENTE
La responsabilidad social empresarial (RSE) en Ecuador se encuentra aún en una etapa incipiente, enfrentando desafíos importantes para su consolidación como práctica empresarial generalizada. Jorge Ormaza y otros autores en su artículo Responsabilidad social empresarial en el Ecuador: Abordaje desde la Agenda 2030 señalan que es necesario alinear las prácticas de RSE con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, enfocándose en aspectos como la gestión ambiental, el desarrollo comunitario y prácticas laborales éticas.
Para lograr este salto cualitativo, es fundamental impulsar programas de educación y concientización sobre RSE dirigidos tanto a empresarios como a consumidores. Las universidades, gremios empresariales y entidades gubernamentales tienen un rol clave que jugar en la formación de una nueva cultura empresarial basada en la responsabilidad social y ambiental. Solo a través de un esfuerzo sostenido de sensibilización y capacitación se podrá superar la visión cortoplacista y generar un verdadero compromiso con prácticas empresariales social y ambientalmente responsables en Ecuador.
A pesar de que el camino hacia una implementación generalizada de la RSE en Ecuador presenta desafíos, también ofrece oportunidades prometedoras en la ampliación de nuevos mercados. Las empresas que logren superar estos obstáculos y alinear genuinamente la RSE con su estrategia empresarial no solo contribuirán al desarrollo sostenible del país, sino que también se posicionarán favorablemente en un mercado cada vez más consciente y exigente.
(*) Elaborado por economista Liz Ortiz, analista económica Revista Gestión.
Last modified on 2024-08-28