La democracia ecuatoriana se prepara para un nuevo proceso electoral en 2025, en un contexto marcado por importantes desafíos sociales, económicos y de seguridad. Con un padrón electoral de 13’736.314 votantes, el proceso se distingue por una característica particular: la predominancia de electores jóvenes, quienes podrían definir el rumbo político del país en un momento crucial de su historia democrática.
LA EVOLUCIÓN DEL PADRÓN ELECTORAL: DOS DÉCADAS DE CRECIMIENTO SOSTENIDO
El registro electoral ecuatoriano ha mantenido una tendencia de crecimiento constante desde inicios del siglo XXI. La evolución desde 2002, cuando se contabilizaban 8’154.425 electores, hasta 2025, con 13’736.314 votantes, representa un incremento del 68,45% en la masa electoral. Este crecimiento refleja no solo el aumento poblacional natural, sino también la incorporación de nuevos grupos de votantes, como los jóvenes de 16 a 18 años, quienes obtuvieron el derecho al voto facultativo en el 2008 (Gráfico 1).
Gráfico 1
Evolución de electores
COMPOSICIÓN ETARIA: EL PROTAGONISMO DE LAS NUEVAS GENERACIONES
La distribución por edades del electorado revela una realidad contundente: casi el 30% de los votantes son menores de 28 años. Según los datos de las elecciones anticipadas de 2023, convocadas tras la muerte cruzada decretada por el entonces presidente Guillermo Lasso, el 10,25% correspondía a votantes entre 16 y 20 años, mientras que el 19,35% se ubicaba en el rango de 20 a 28 años. Los votantes entre 28 y 36 años representaban el 16,70%, seguidos por el grupo de 36 a 44 años con 14,85%. Los electores entre 44 y 64 años constituían el 25,60%, mientras que los mayores de 64 años representaban el 13,26% del padrón (Gráfico 2).
Gráfico 2
Masa electoral por grupo etario
Esta composición demográfica resulta particularmente relevante para el proceso electoral de 2025, considerando que el grupo más numeroso de votantes corresponde a una generación con características distintivas en su comportamiento electoral. Según Fabricio Betancourt Ordóñez, analista y estratega político, “este grupo flexible e influenciable está empezando en sus primeras oportunidades a votar y está conformado por una generación que no conoce la tecnología analógica y que normalmente tiene una influencia superflua de redes sociales”, dijo a GESTIÓN.
La importancia de este segmento se magnifica al considerar que, según CEDATOS, los votantes más jóvenes (16-25 años) muestran los menores niveles de indecisión, con solo 20,30%. En ese sentido, como señala Betancourt Ordóñez, “es un voto menos reflexivo, mucho más emocional”, característica que podría ser determinante en el resultado electoral. El analista destaca que este comportamiento fue decisivo en procesos anteriores: “El voto de los centennials, ese voto hizo que Daniel Noboa esté ahí”. (Gráfico 3).
Gráfico 3
¿Ya ha decidido por quién votar?
Respuesta según grupo etario
La combinación de un electorado predominantemente joven con bajos niveles de indecisión sugiere que las estrategias de campaña deberán adaptarse a esta realidad. Como indica Betancourt Ordóñez, “cuando hablan del candidato no se puede hablar solamente de propuestas, las personas principalmente en nuestros gobiernos no tienden a elegir partidos políticos, sino a personas”. Esta observación es particularmente relevante considerando que el grupo etario más joven, junto con los votantes de mediana edad (hasta 44 años), representa más del 61% del padrón electoral.
Asimismo, cabe mencionar que, según actualizaciones de Cedatos, se observa de manera general una progresiva disminución en la indecisión electoral: 61,40% (19 diciembre 2024), 60,40% (29 diciembre 2024), y 59,60% (18 enero 2025). Este comportamiento resulta particularmente relevante al considerar que el segmento más joven del electorado, que representa casi el 30% de los votantes, mostraba los niveles más bajos de indecisión (Gráfico 4).
Gráfico 4
Evolución de la indecisión en los últimos meses
NIVELES DE INTERÉS Y COMPROMISO ELECTORAL
Los datos de Comunicaliza, en cambio, revelan patrones distintivos en el interés por la campaña electoral. Los adultos mayores (61 años o más) lideran el compromiso político, con 49% mostrando alto interés (24% “mucho” y 25% “bastante”). El grupo de 16 a 24 años mantiene un nivel significativo de involucramiento, con 39% de alto interés (16% “mucho” y 23% “bastante”), igualando a los mayores en el bajo desinterés total (9%) (Gráfico 5).
Gráfico 5
Nivel de interés por grupo etarios
Los segmentos intermedios muestran menor intensidad de seguimiento: el grupo de 25 a 40 años registra 33% de alto interés (13% “mucho”, 20% “bastante”), mientras que el de 41 a 60 años evidencia el mayor desinterés (17%) y el menor interés combinado (32% entre “mucho” y “bastante”). Esta distribución del compromiso electoral podría tener implicaciones significativas en la movilización del voto.
LA INDECISIÓN Y EL FACTOR EMOCIONAL EN EL VOTO
Las emociones juegan un papel fundamental en el proceso de decisión electoral, especialmente en un contexto de alta volatilidad política. Según un estudio publicado por National Geographic, el miedo, la esperanza y la indignación están presentes de forma estructural en todo debate político, pudiendo ser decisivas para “la identificación del electorado con un determinado partido político y la movilización, o desmovilización” del votante.
En el escenario ecuatoriano, Betancourt Ordóñez señala que “el miedo es la emoción más fuerte que tiene el ecuatoriano en este momento. Los ecuatorianos buscan soluciones, pero temen enfrentar la realidad del país”. El analista profundiza explicando que “el país enfrenta una crisis sistémica que abarca lo económico, lo judicial y lo político”, una realidad que intensifica el factor emocional en la decisión electoral.
Esta predominancia del miedo como emoción central cobra especial relevancia al considerar el comportamiento del electorado joven. Como señala el politólogo Paolo Cossarini, las emociones van “calando en nuestra percepción política sin que nos demos cuenta”, una dinámica que se intensifica en segmentos que, como ha señalado Betancourt Ordóñez, tienden a tomar decisiones más emocionales que reflexivas.
EL ROL DE LAS REDES SOCIALES Y LA COMUNICACIÓN DIGITAL
Bajo ese panorama, las plataformas digitales emergen como factor decisivo en la campaña electoral 2025, especialmente por su influencia en el voto joven. Betancourt Ordóñez señala que “las redes sociales son herramientas que requieren una narrativa efectiva. Si el candidato no logra contar una historia convincente, la herramienta no servirá”. Esta observación cobra relevancia considerando que el 29,60% del electorado es menor de 28 años.
La efectividad de la comunicación digital varía significativamente entre zonas urbanas y rurales. “En el área urbana predomina la influencia de redes sociales, mientras que en la rural la comunicación se mantiene principalmente a través de radio y televisión debido a limitaciones de conectividad”, explica. Esta brecha digital podría influir decisivamente en las preferencias electorales según la ubicación geográfica de los votantes.
TENDENCIAS Y PROYECCIONES ELECTORALES
Según las últimas mediciones de Comunicaliza tras el debate presidencial, el escenario electoral muestra una clara consolidación de las principales fuerzas políticas. Daniel Noboa lidera las preferencias con 36,9%, reflejando un crecimiento significativo respecto a mediciones anteriores. Luisa González se mantiene como segunda fuerza con 32,4%, evidenciando una polarización cada vez más marcada entre las dos principales opciones electorales (Gráfico 6).
Gráfico 6
Intención del voto post – debate
Un fenómeno relevante es el crecimiento de Andrea González, quien alcanza el 4,1% de la intención de voto. Su emergencia como tercera opción política muestra un patrón similar al ascenso de Daniel Noboa en la anterior primera vuelta electoral. González ha logrado capitalizar tanto el sentimiento anticorreísta como la búsqueda de una alternativa a la polarización dominante, configurándose como una opción que “logra imprimir esperanza y miedo: miedo en contra del correísmo y esperanza porque hay un grupo de votantes que quieren la tercera opción”, señala Betancourt.
El resto de candidatos muestra un apoyo más limitado: Leonidas Iza (1,8%), Luis Felipe Tillería (1,2%), Pedro Granja (1%), Jimmy Jairala (0,8%), Carlos Rabascall (0,6%), y los demás candidatos con porcentajes iguales o inferiores al 0,3%. Esta distribución del voto refleja una clara concentración de preferencias en torno a las opciones principales.
Por otra parte, existe una limitación cognitiva fundamental en el proceso electoral: la dificultad del votante para procesar y comparar dieciséis candidaturas simultáneamente. Esta fragmentación del voto, sumada al alto porcentaje de indecisos y la significativa proporción de votantes jóvenes más receptivos a mensajes emocionales, sugiere que el escenario electoral podría experimentar transformaciones sustanciales en las próximas semanas, particularmente tras eventos decisivos como el debate presidencial.
PREOCUPACIONES PRINCIPALES DEL ELECTORADO
Los datos de Comunicaliza revelan una clara jerarquía en las preocupaciones ciudadanas ante las elecciones 2025. La inseguridad emerge como la principal inquietud (35,60%), reflejo de la crisis de seguridad que atraviesa el país.
La dimensión económica constituye un bloque crítico de preocupaciones que, en conjunto, supera incluso a la inseguridad: falta de empleo (21,40%), situación económica general (14,50%) y pago de deudas (5,40%), totalizando 41,30%. La corrupción política (10,10%) ocupa un distante cuarto lugar, seguida por preocupaciones sociales como pobreza (4,00%) y deficiencias en servicios de salud (2,30%) (Gráfico 7).
Gráfico 7
Principales preocupaciones de los ecuatorianos
Resulta significativo que temas estructurales como educación (1,30%), desnutrición infantil (0,60%) y servicios básicos (0,50%) aparezcan relegados en la percepción ciudadana, posiblemente eclipsados por la urgencia de las crisis de seguridad y económica. La subida del IVA (1,80%) y el consumo de drogas (1,30%) completan las preocupaciones de mediano impacto.
El 9 de febrero de 2025, Ecuador enfrentará una decisión crucial. El próximo presidente deberá gestionar una crisis sistémica dominada por la inseguridad y los problemas económicos. El éxito del futuro mandatario dependerá de su capacidad para implementar soluciones efectivas que trasciendan la polarización actual y establezcan una ruta clara hacia la estabilidad del país.
(*) Economista, analista económica Revista Gestión.
Last modified on 2025-02-02