A partir de 2017, la tasa de pobreza ha estado en constante crecimiento. Ecuador cerró 2019 con 25% de pobreza por ingresos a nivel nacional; esto equivale a que 4’320.834 personas son consideradas pobres y al menos 1’500.000 viven en extrema pobreza. El índice de Gini fue de 0,473, lo que representa un aumento de la desigualdad con respecto a 2018. Las dificultades en el mercado laboral, los problemas de los servicios públicos y el lento desarrollo económico hacen que esta situación empeore, siendo aún más crítica en la zona rural.
En 2019, Ecuador fue 1,8% más pobre en comparación con diciembre de 2018. Estos datos se registran con base en la pobreza por ingresos, es decir, las personas que actualmente tienen un ingreso familiar per cápita menor a $ 85,03 dólares mensuales. La pobreza extrema también ha tenido un incremento, pasando de 8,4% en diciembre de 2018 a 8,9% en 2019. Esto significa que se cierra un año con 4’320.834 personas en la pobreza y, al menos, 1’538.217 en extrema pobreza, o sea más de un millón y medio de personas que perciben ingresos familiares menores a $ 47,92 dólares al mes.
Se considera que un individuo es pobre cuando su nivel de ingreso total per cápita es inferior a la línea de pobreza. Esta línea está calculada con respecto al Índice de Precios al Consumidor (IPC) que se relaciona con la canasta básica familiar. Es por lo que cuando se habla de pobreza, se trata de personas con una vida no plena que buscan diariamente poder cubrir sus necesidades básicas.
Tal parece que a partir de 2009 tanto la pobreza como la extrema pobreza disminuyeron tendencialmente (Gráfico 1). Este indicador se ve alterado solamente en años de crisis mundiales o de externalidades, como la caída del precio del petróleo en 2014, los efectos del terremoto de 2016 y los bajos precios de los commodities reflejados en 2017. Sin embargo, a partir de 2017, año que se dio el cambio de mandato presidencial, el índice de pobreza ha estado en constante crecimiento.
A pesar de que el último trimestre de 2019 disminuye la pobreza en 0,5 puntos porcentuales y la extrema pobreza en 0,6 puntos, no muestra ser una mejora a largo plazo. Si se analiza el comportamiento del cuarto trimestre (q4) de los últimos cinco años, cada año, a excepción de 2015, tenían mayores niveles de pobreza en junio que en diciembre y mostraban disminución de este para cerrar dicho año. Entonces, podría atribuirse a un fenómeno estacionario ya que a pesar de dichas mejoras la pobreza no ha parado de crecer año tras año desde 2017.
Gráfico 1
Pobreza y pobreza extrema a escala nacional
La ciudad con mayor tasa de pobreza fue Guayaquil, con 11,2%, seguida de Machala (9,2%) donde, contrastando con diciembre 2018, la pobreza aumentó en 1,3% y 0,6%, respectivamente. Por otro lado, Quito, Cuenca y Ambato disminuyeron su tasa de pobreza en un punto porcentual, resaltando a Cuenca, la ciudad con la menor tasa de pobreza del país (4,1%). Las ciudades con mayores tasas de pobreza son también las más pobladas, las que reciben mayor flujo migratorio y aquellas que tienen mayor concentración de empresas. Por lo que, la concentración demográfica es, por mucho, superior al mercado laboral que puede absorber el sector privado y público, aumentando así el subempleo.
CASI LA MITAD DE LA POBLACIÓN RURAL ES POBRE
El sector rural históricamente ha tenido la característica de tener menor calidad de vida que las urbes; no obstante, la marcada diferencia entre el sector rural y urbano es abrupta. En diciembre 2019, la pobreza en la zona rural llegó a 41,8% de la población que vive en dicha zona frente a 17,2% en la zona urbana. Esto significa que la zona rural es casi tres veces más pobre que la urbana y cuatro veces extremadamente más pobre (Gráfico2). Es un factor determinante para que la migración interna continúe en aumento y que el sector agrícola tenga dificultad para encontrar trabajadores o para contratar formalmente con todos los derechos laborales.
Gráfico 2
Comparación proporcional de pobreza y pobreza extrema (rural vs urbana)
MENOR PLENO EMPLEO, MAYOR POBREZA
El empleo adecuado ha decrecido constantemente desde 2014 junto a ello el subempleo ha aumentado desde 2012 y, consecuentemente, la pobreza y la extrema pobreza se han incrementado desde 2017 (Gráfico 3). Es evidente que el empleo tiene una relación directa con la pobreza. Si bien el Estado ha impulsado proyectos enfocados en la disminución de la indigencia, como el aumento del Bono de Desarrollo Humano, los proyectos Menos Pobreza Más Desarrollo o Mis Mejores Años, estos no muestran tener mayor impacto en la población.
Mientras tanto, la disminución de gasto corriente del Estado (salarios) es un compromiso dentro del acuerdo con el FMI. Solo en 2019, el sector público despidió a al menos 25.000 personas sin grandes esperanzas de encontrar otro empleo en el corto plazo. Además, los jubilados recibieron bonos del Estado como parte de su jubilación a la espera de que estos puedan ser cobrados. Así, los problemas deficitarios del Estado con el IESS perjudican aún más la situación de miles de personas, sin contar la población que se encuentra en el subempleo o desempleo sin siquiera contar con una afiliación.
Gráfico 3
Empleo y pobreza
La tasa de pobreza es un indicador que permite visualizar el desarrollo y comportamiento económico de un país. Ecuador no está pasando por su mejor momento ni muestra una pronta tendencia de cambio por lo que el Estado requiere enfocarse en políticas públicas más eficientes que generen mayores plazas de empleo ya que es una de las razones principales de que aumente la pobreza. Para ello, el sector productivo debe ser el objetivo para que pueda dinamizar la economía, absorber el desempleo, generar mayores ingresos para el Estado y así, también, mejorar las cuentas fiscales para que aseguren los servicios públicos que mejoren la calidad de vida de la población.
Por: Karen Lucero, redacción Revista GESTIÓN.
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Last modified on 2020-01-22