La Cumbre del Clima hizo parada en Madrid en diciembre de 2019 y fijó algunos temas que deben considerarse para entender ciertas dinámicas que enfrentará la economía de esta nueva década. La COP 25 debía llevarse a cabo en Chile, y elevar el protagonismo de la región latinoamericana, pero las circunstancias sociopolíticas de ese país desplazaron la cumbre hacia España.
Si bien este encuentro no consiguió llegar a un acuerdo sobre el desarrollo de los futuros mercados de carbono para la compraventa de emisiones de CO2, hay que reconocer que sí ha dado pauta para que la población global comience el 2020 con una preocupación general: cómo cambiar los modelos económicos para disminuir el impacto ambiental.
Estamos embarcados en una era en la que contaminar “está mal visto” y las empresas que lo hacen no pasan desapercibidas. No es novedad que los consumidores, ahora más informados, apuesten por productos que certifican procesos de sustentabilidad y que aportan a reducir las emisiones de CO2 y la contaminación de las aguas.
Durante la COP 25, empresas como Coca-Cola lanzaron campañas publicitarias para calar con un mensaje ecologista. “No compre Coca-Cola”, decía en letras muy grandes y en letra pequeña la frase continuaba “…si no vas a reciclar”. La empresa ha asegurado que sus campañas de limpieza de playas para recolectar plástico y utilizarlo en sus envases continua. Actualmente las botellas, en ciertos países europeos, tienen 25% de plástico reutilizado. Ese porcentaje será de 50% en 2022.
Para Daniel Caridad López del Río, economista y actuario y docente de Cerem Business School, “el punto de partida de 2020 en las grandes empresas ha sido el de marcar la agenda con objetivos de desarrollo sostenible, por encima de cuestiones políticas o intereses particulares. Objetivos que deberán cumplirse hasta 2030”.
Como ejemplo de lo que menciona el docente en su análisis, Endesa, la empresa de electricidad y gas más grande de España, ha mostrado sus nuevas metas. En 2005 emitía 50 millones de toneladas de CO2 y afirma que en 2019 la cifra está por debajo de los 20 millones. Un comunicado de la empresa asevera que para 2022 no habrá carbón y todo será sustituido por renovables. Si miramos su página web, vemos en el blog de 2020 que todas sus publicaciones están orientadas al ahorro energético y aprovechamiento de recursos renovables.
La eléctrica es un área estratégica y con una alta intervención pública. Por eso, Caridad cree que este es uno de los más afectados por el cambio climático y el que deberá enfrentar grandes retos. “La visión sobre la generación renovable es positiva y en los últimos años se ha producido una recuperación del precio de la electricidad”.
Pero este cambio de mentalidad no habría sido posible si no nos hubiésemos sumergido en la era digital. La cantidad de información que nos llega por diversos canales, el derrumbe de las fronteras gracias a las telecomunicaciones y la preocupación global, y no únicamente local, de los nuevos consumidores, facilitan la conciencia por la sustentabilidad.
Siguiendo el contexto de lo que analiza Caridad, Ricardo Bastidas, country manager de Navent en Ecuador, dice que la cuarta revolución industrial está determinando nuevas dinámicas en torno a dos factores: “cambio de energía e Internet de las cosas”. Es así como las grandes corporaciones y empresas a nivel mundial tienen la tarea de utilizar estos dos conceptos para continuar su evolución y generar nuevos empleos. Bastidas, como representante del portal Multitrabajos, tiene una noción amplia de lo que rige y regirá en la demanda de empleo durante este año.
Todos los sectores deberán tomar en cuenta el cambio de energía y ajustarse los cinturones por un tiempo, pues volverse “verde” es más costoso, pero a mediano y largo plazo resulta en un ahorro para todos. Según Bastidas, con el cambio a energías renovables, el transporte terrestre y aéreo será más económico. Las dinámicas laborales serán más flexibles y seremos más productivos.
De acuerdo con este precepto, Caridad afirma que la industria automotriz cumplirá importantes metas en esta nueva década. “Los avances tecnológicos, la mejora en las telecomunicaciones, desarrollo de modelos predictivos gracias al Big Data y la electrificación hacen que el coche autónomo y eléctrico sea el futuro de esta industria, dejando atrás los motores de combustión de gasolina y diésel. La regulación, tanto de emisiones de carbono como de conducción autónoma, marcará el ritmo del cambio. Las expectativas a corto plazo son negativas, con una contracción de las ventas en los principales mercados después de varios años consecutivos de crecimiento”.
Pero el camino de las marcas de vehículos no va únicamente en dirección a la electrificación. A inicios de febrero, Ford probó su motor 2.0 EcoBlue con aceite vegetal hidrotratado. Este combustible se fabrica con residuos de aceite, incluyendo el aceite de cocina.
El portal español de La Tercera, afirma que el HVO podría reducir hasta en 90% la producción de gases de efecto invernadero en comparación con el diésel. Los vehículos que funcionan con este combustible generan menos óxido de nitrógeno (NOx) y otras partículas nocivas, debido a que prescinden de azufre u oxígeno.
Esas buenas iniciativas no vienen exclusivamente del transporte terrestre. Las aerolíneas también están inmersas en esta vorágine de sustitución de combustible fósil por energía limpia. Delta Airlines anunció que realizará una inversión de $ 1.000 millones para mitigar sus emisiones de carbono a nivel mundial. Este compromiso arrancará en marzo de este año con varias medidas que van desde sustitución de combustibles, renovación de su flota, reducción de peso y una importante inversión en tecnología.
Así, el futuro económico de los sectores “más contaminantes” se va moldeando hacia la sustentabilidad. Estamos en una época en que el discurso solo se puede sostener con acciones inmediatas. Los consumidores no dejarán pasar falsas promesas. El planeta pide a gritos un giro radical y las industrias saben que antes que frenar el cambio, deberán encontrar la manera de beneficiarse de esa dinámica.
*Periodista por el Tecnológico de Monterrey. Trabajó en medios de comunicacion impresos durante ocho años. Actualmente es relacionadora pública y gestora de contenidos. Colabora como freelancer en publicaciones editoriales.
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Last modified on 2020-02-28