Por tercer año consecutivo el hambre aumentó en América Latina y el Caribe mientras que la obesidad se ha convertido en la mayor amenaza nutricional de la región con 250 millones de personas que viven con sobrepeso, o 60% de la población. La situación es “espantosa” dice el Fondo de la ONU para la Alimentación y la Agricultura y las más perjudicadas son las poblaciones pobres, las mujeres y los indígenas.
El hambre afecta a 39,3 millones de personas en América Latina mientras que cada año hay 3,6 millones de obesos más en la región, asegura el Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional 2018 de la FAO y otras agencias humanitarias de la ONU, que este año se centra en el vínculo de la desigualdad económica y social y mayores niveles de trastornos alimentarios.
El informe indica que el hambre, la desnutrición, la carencia de micronutrientes, el sobrepeso y la obesidad afectan más a las personas de menores ingresos, a las mujeres, a los indígenas, a los afrodescendientes y a las familias rurales.
Por ejemplo, unos 19 millones de mujeres sufren inseguridad alimentaria severa, en comparación con 15 millones de hombres. En todos los países de la región, la tasa de obesidad de las mujeres adultas es mayor a la de los hombres; en 19 de ellos, la tasa de obesidad femenina es al menos 10 puntos porcentuales superior a la de los hombres. Pero la desigualdad que afecta a las mujeres no solo se ve en términos de género: la anemia en mujeres en edad fértil, por ejemplo, afecta en mayor medida a las de menos recursos.
Las desigualdades sociales y económicas también se ven en la nutrición infantil: en Honduras, la desnutrición crónica afecta a 42% de los niños en familias de menores ingresos y solo a 8 % de los que viven en contextos de mayores ingresos. En Guatemala la diferencia es mayor: afecta a 66% más pobre y solo a 17% de los niños de familias de mayores ingresos.
El Panorama indica que una de las principales causas del alza de la malnutrición entre los más vulnerables es el cambio que han sufrido los sistemas alimentarios de la región, desde su producción hasta su consumo.
Si bien los sectores más excluidos de la sociedad han aumentado su consumo de alimentos saludables como leche y carne, según el informe muchas veces se ven obligados a optar por productos con alto contenido en grasa, azúcar y sal, ya que tienen menor costo.
UNO DE CADA CUATRO LATINOAMERICANOS ES OBESO
“La obesidad está creciendo descontroladamente. Cada año estamos sumando 3,6 millones de obesos a esta región. 250 millones de personas viven con sobrepeso, 60% de la población regional. La situación es espantosa”, dijo el representante Regional de la FAO, Julio Berdegué.
Según el Panorama, la obesidad se ha convertido en la mayor amenaza nutricional de América Latina y el Caribe. Casi uno de cada cuatro adultos es obeso y el sobrepeso afecta a 7,3% (3,9 millones) de los niños menores de 5 años, una cifra que supera el promedio mundial de 5,6%.
La directora ejecutiva de la Organización Panamericana de la Salud, Carissa F. Etienne, aseguró que la obesidad y el sobrepeso afectan particularmente a los grupos más vulnerables y por ello se necesita un enfoque multisectorial, que vaya desde asegurar el acceso a alimentos equilibrados y saludables hasta abordar otros factores sociales que también impactan estas formas de malnutrición, como el acceso a la educación y a la salud.
“Debemos avanzar en el acceso a la salud universal para que todas las personas puedan recibir la atención y medidas de prevención que necesitan por temas de malnutrición y sus consecuencias a largo plazo”, dijo.
Un grupo de agricultures cultivan quinoa en la región de los Andes, en América Latina. Foto: FAO.
EL HAMBRE AUMENTÓ POR TERCER AÑO CONSECUTIVO
Desde 2014, la cantidad de personas con hambre aumentó en Argentina, Bolivia y Venezuela. El mayor aumento ocurrió en este último país, con un incremento de 600.000 personas entre 2014 y 2017.
Venezuela es hoy uno de los países con mayor número de personas subalimentadas en la región (3,7 millones, el 11,7 % de su población), junto con Haití (5 millones, el 45,7% de su población) y México (4,8 millones, 3,8% de su población).
Cabe destacar que en Haití y México el hambre se redujo en los últimos tres años, así como en Colombia y República Dominicana. Son los únicos cuatro países que han logrado esta reducción desde 2014.
Mientras el hambre afecta a 39,3 millones de personas en toda la región, Brasil, Cuba y Uruguay son los únicos países de América Latina con porcentajes de hambre inferiores a 2,5% de su población.
En América Latina y el Caribe se desperdicia de media unos 223 kilos de comida al año por habitante. Foto: FAO/Jonathan Bloom.
LOS NIÑOS POBRES E INDÍGENAS, AÚN MÁS VULNERABLES
El informe destaca que la desnutrición crónica infantil es mayor en la población indígena. En Ecuador, 42% de los niños y niñas indígenas vivía con desnutrición crónica comparado con el 25% del promedio nacional, en 2012. En Guatemala, la desnutrición crónica afectaba en el bienio 2014-2015 a 61% de los niños y niñas indígenas y solo a 34 % de los no indígenas.
Los niños de las zonas rurales también tienen peores indicadores que los que viven en las zonas urbanas. En Belice, Guatemala, Haití, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Perú, y Surinam las tasas de desnutrición crónica infantil en las zonas rurales superan en más de 50% las tasas observadas en las áreas urbanas.
“La desnutrición crónica tiene estrecha correlación con las desigualdades y la pobreza, pero también el sobrepeso está afectando de manera creciente a los niños y niñas más pobres. Estos se enfrentan a condiciones de alta vulnerabilidad social y económica y sufren el acceso inequitativo a servicios de salud y a dietas saludables”, señaló María Cristina Perceval, directora regional para Unicef América Latina y el Caribe.
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Last modified on 2018-11-09