El ambiente global cambia de forma acelerada en todos los campos, fundamentalmente en las tendencias de potencialización comercial, la progresiva estructuración de entornos sociales inclusivos y el inconmensurable cambio tecnológico al que las entidades empresariales contemporáneas están sometidas. Por lo tanto, su capacidad de respuesta debe mantenerse a tono con esta incesante permutación de su biosfera para asegurar su supervivencia a largo plazo, basándose en una aptitud estratégica, solidez corporativa y en una capacidad flexible de respuesta.
Las organizaciones empresariales pueden ser concebidas desde diferentes puntos de vista, pudiendo relacionar su definición con los procesos productivos que abarcan, su importancia en las sociedades modernas, su papel en la gestión de una industria, entre otras. Pero fundamentalmente las debe concebir como agrupaciones de personas instauradas en torno a un enfoque multidisciplinario e interjerárquico.
Esta realidad se ve muy bien graficada en el siguiente extracto del pensamiento de dos connotados exponentes del pensamiento sobre Management contemporáneo:
“… hasta finales de la década de los setenta, muchas organizaciones operaban bajo un control central a través de grandes departamentos funcionales. La estrategia se podía desarrollar en la cumbre y aplicar a través de una cultura de orden y control. El cambio era incremental, de modo que los directivos podían usar sistemas de control de la gestión tácticos y de reacción lenta como el presupuesto. Dichos sistemas, sin embargo, fueron diseñados para las empresas industriales del siglo XIX y principios del siglo XX, pero resultan inadecuados en el entorno actual, tan dinámico y rápidamente cambiante. Aun así, muchas organizaciones continúan usándolo. No es sorprendente entonces que tengan dificultades para aplicar unas estrategias radicalmente nuevas diseñadas para competir en el siglo XXI. Las organizaciones necesitan un nuevo tipo de sistema de gestión, uno diseñado explícitamente para gestionar la estrategia no la táctica”.
El esquema precedente señala importantes realidades actuales, por ello es imprescindible que las organizaciones contemporáneas desarrollen competencias estratégicas que disparen su adaptabilidad al cambiante medio, su competitividad en la industria y, fundamentalmente, su efectividad en cuanto a resultados.
Tener en cuenta cada detalle de la empresa es indispensable para avanzar en cambio. Foto: Freepick.
Bajo esta concepción, la organización debe considerar un enfoque multidimensional de acuerdo a los siguientes espacios:
- Disciplina: una organización es la suma de varias disciplinas que expresan su accionar a nivel de procesos, conforman así una cadena de valor y un esquema de apoyo que hacen sinergia y permiten que se produzca, en efecto, la gestión. Es necesario, para que este esquema produzca resultados, que dichas disciplinas (o bien procesos) estén alineadas estratégicamente contribuyendo con las simbiosis sistémicas, incorporando temas corporativos, atendiendo a los clientes internos e integrando y coordinando las fuentes adicionales de creación de valor.
- Jerarquía: otro eje fundamental de la gestión organizacional es la integración de la autoridad y la responsabilidad, expresada mediante niveles implícitos o explícitos en un esquema plano o piramidal. Lo importante es que el resultado maximice el efecto cascada de las acciones que se tomen por parte de los gobernadores. Este accionar de catarata puede ser directo al desplegar la estrategia a lo largo del organigrama, empoderando a cada nivel de su fracción estratégica, llegando incluso a hacerlo a nivel individual. En el efecto cascada inverso cada nivel inferior contribuye a los logros planteados a nivel directivo a través de la producción de aportes a la sinergia corporativa.
- Transformación: este tercer foco se centra en el futuro, en la trayectoria espacial de la organización, es decir, de acuerdo a sus escenarios prospectivos que se determinan según la factibilidad y probabilidad. Estos escenarios son: tendencia, tangencia, convergencia o divergencia de la organización empresarial[1], si habrá continuidad, fusión, adquisición o escisión para mejorar la idoneidad del negocio tanto por las condiciones de industria como de entorno.
- Decisión: es una consideración más etérea pero que engrana perfectamente con los tres preceptos descritos con anterioridad, pues de acuerdo al principio básico de que toda acción estratégica es resultado de una causa-efecto, los numerales i, ii e iii se desarrollan y estudian con el único fin de minimizar el error al momento de decidir.
Este enfoque tiene una ventaja competitiva determinante pues se torna transversal frente a todas las aristas de la gestión estratégica y organizacional. Es la mejor respuesta al anhelo de la tan ansiada sostenibilidad acompañada por la rentabilidad, reduciendo riesgos al proyectarse en forma consistente.
[1] http://www.revistagestion.ec/index.php/estrategia-analisis/vision-periferica-el-arte-de-ver-mas-alla-en-los-negocios
*Ingeniero comercial, con especialización en finanzas y habilidades múltiples. Director de Management Advise and Consulting (MA&C). Docente universitario.
Revista Gestión no se responsabiliza por las opiniones ni comentarios publicados por sus colaboradores en este espacio, quienes son los responsables del contenido difundido. Si va a hacer uso de este artículo, por favor cite la fuente original. Artículo de información (I).
Encuentre contenido relacionado en nuestro archivo histórico:
¿Está su negocio preparado para un ataque cibernético?
¿Por qué es importante asegurar la información de mi empresa?
Monitor estratégico: evite los icebergs que puedan hundir su negocio
Banca latinoamericana invierte 20% de su presupuesto en innovación
La urgencia de reinventar la mente para alcanzar el éxito
Last modified on 2018-11-01