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Autor: Revista Gestión *

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la malnutrición se define como un estado patológico resultante de la insuficiencia o el exceso de uno o algunos nutrientes o de una mala asimilación de los alimentos. Esto significa que, en este padecimiento se incluye a la desnutrición, la obesidad, el sobrepeso y sus efectos negativos en la salud. La malnutrición tiene graves afectaciones en la educación, la productividad y la economía, ya que aumenta la probabilidad de contraer enfermedades y fallecer. De igual manera, esta patología limita el desarrollo educativo de las personas y empeora el desempeño laboral de los trabajadores.

LAS SECUELAS DE LA DESNUTRICIÓN INFANTIL SON IRREVERSIBLES DESPUÉS DE LOS 2 AÑOS 

De acuerdo con los datos más recientes presentados por el INEC (2018), la desnutrición global alcanzó un 5,17% en menores a 5 años y un 5,81% en infantes de hasta 2 años. La desnutrición aguda registró valores de 3,73% y 5,43% en niños por debajo de los 5 y 2 años, respectivamente. 

Asimismo, la desnutrición crónica infantil fue de 23,01% en menores a 5 años, mientras que en niños y niñas menores a 2 años llegó al 27,17% (Gráfico 1). Estas cifras evidencian que existe una mayor deficiencia de calorías y micronutrientes en los infantes de hasta 2 años, puesto que los menores de este grupo de edad presentan una mayor prevalencia de desnutrición

Gráfico 1

Tipo de desnutrición infantil por grupo de edad

Desnutrición crónica: retardo de altura para la edad.

Desnutrición global: deficiencia de peso para la edad.

Desnutrición aguda: deficiencia de peso para la altura.

Según los estudios de la CEPAL (2018) y del Food Policy Research Institute (2010), la desnutrición durante la gestación hasta los 2 años produce graves afectaciones en el desarrollo cognitivo y físico infantil, debido a que altera las habilidades de aprendizaje, socialización, comunicación y adaptación. Incluso, las secuelas la desnutrición infantil son irreversibles después de los 2 años, puesto que las mejoras en salud después de dicho período ya no aminoran el retraso cerebral. Por tales motivos, en los primero mil días existe una ventana de oportunidad donde adecuadas políticas de salud y bienestar tienen mayor probabilidad de prevenir la desnutrición infantil.

MALA NUTRICIÓN = BAJO NIVEL PRODUCTIVO

En la investigación de la CEPAL y el Programa Mundial de Alimentos (2014), se observa que el efecto más grave de la desnutrición es el aumento del riesgo de muerte infantil. De igual forma, dicha patología incrementa la probabilidad de que los menores contraigan enfermedades infecciosas que refuerzan este tipo de malnutrición y generan un círculo vicioso de deficiencias calóricas. 

Los efectos negativos de la desnutrición relacionados con el desarrollo infantil, riesgo de muerte y padecimiento de enfermedades generaron un costo en salud de $ 43 millones.

La desnutrición infantil influye en el rendimiento escolar a través de reducciones en el desarrollo cognitivo, limitaciones en la capacidad de aprendizaje y concentración. Dichas repercusiones se traducen en deserción educativa, repetición de cursos, bajo rendimiento escolar y una elevada probabilidad de incorporación tardía. 

En el Ecuador, los niños que padecen desnutrición antes de los 5 años tienen una probabilidad tres veces menor de terminar la educación primaria con relación a los niños que no la sufren. Por tales motivos, el costo de este tipo de malnutrición en educación fue de $ 27 millones para el 2014.

En los estudios de Victora et al. (2008) y Duflo & Bernajee (2012), la desnutrición en la infancia está relacionada con bajos niveles de ingresos y productividad en la adultez, ya que repercuten negativamente en el desempeño escolar de los menores. De hecho, los menores que padecen esta afectación tienen mayores probabilidades de no alcanzar el mismo rendimiento escolar que el resto de niños y niñas. 

Esto implica que se reducirá el potencial productivo de los infantes y tendrán mayores dificultades para insertarse al mercado laboral. La pérdida de productividad procedente de menores logros escolares generó un costo de $ 1.528 millones.

El costo de la desnutrición en la productividad también se deriva de la mortalidad prematura de los infantes, quienes no pueden llegar a conformar la población activa del país debido a la falta de calorías y nutrientes en su organismo. En este caso, el costo de tal afectación nutricional fue equivalente a $ 1.002 millones.

LA OBESIDAD Y EL SOBREPESO AFECTAN AL DESARROLLO DE LOS NIÑOS Y A LA CALIDAD DE VIDA FUTURA DE LOS ADULTOS

En los datos más actuales del INEC (2018), se evidencia que el sobrepeso en niños de 5 a 11 años fue de 20,58%, mientras que la obesidad alcanzó el 14,8%. En el grupo de edad de 12 a 19 años se registran valores conjuntos de obesidad y sobrepeso de 29,57%. A su vez, el sobrepeso y la obesidad en los adultos de 19 a 59 años fue de 41,3% y 23,38%, respectivamente (Gráfico 2). Para este tipo de malnutrición, se observa una tendencia creciente en los últimos 4 años y una mayor prevalencia de sobrepeso en todos los grupos etarios.

Gráfico 2

Sobrepeso y obesidad por grupo de edad

Según la investigación de la CEPAL y el Programa Mundial de Alimentos (2014), la obesidad y el sobrepeso son factores de riesgo relacionados con el padecimiento de hipertensión, diabetes tipo 2 y ciertos tipos de cáncer. Inclusive, la malnutrición por exceso incrementa las probabilidades de muerte de las personas en la edad adulta

Por otro lado, esta patología afecta en el estado nutricional de las mujeres en el embarazo e influye en el crecimiento inadecuado del feto. Por lo tanto, la obesidad y el sobrepeso tienen consecuencias tanto en el presente de los niños, como en su calidad de vida futura como adultos.

El costo en salud de este tipo de malnutrición fue equivalente a $ 1.623 millones (Tabla 1). Incluso, el costo de la obesidad y el sobrepeso representó el 83,0% del gasto social en salud para el 2014. Asimismo, varios estudios sugieren que pacientes que padecen obesidad tendrían entre un 25% y un 52% más de costos médicos en comparación con las personas de peso normal. Cabe mencionar que el sobrepeso y la obesidad son mucho más costosos, debido a que sus cifras aumentan a medida que disminuye la desnutrición y el grupo población afectado por esta patología es más numeroso.

La obesidad y el sobrepeso también están relacionados con pérdidas de productividad, dado que los trabajadores con este tipo de patologías se ausentan más días al año por enfermedad. Del mismo modo, se observa que existe un mayor riesgo de ausencia por enfermedad a medida que aumenta la obesidad de las personas. 

Adicionalmente, se reduce la productividad cuando las personas fallecen por enfermedades asociadas con el sobrepeso y la obesidad y dejan de formar parte de la población activa. Por tales motivos, el costo de dicha afectación en la pérdida de productividad por ausentismo fue de $ 86 millones, mientras que por mortalidad prematura alcanzó los $ 37 millones (Tabla 1).

 

EL COSTO DE LA MALNUTRICIÓN REPRESENTÓ EL 4,3% DEL PIB DEL ECUADOR 

En el mismo estudio de la CEPAL y el Programa Mundial de Alimentos, se observa que el costo de la malnutrición representó el 4,3% del PIB del Ecuador en 2014. Es decir, la desnutrición, el sobrepeso y la obesidad generaron repercusiones económicas negativas de alrededor de $ 4.300 millones (Tabla1). 

Al revisar los datos por sector, se observa que el costo en salud y educación fue de $ 1.666 y $ 27 millones, respectivamente. A su vez, este tipo de patologías tuvieron un costo en la productividad de $ 2.651 millones, derivado de la mortalidad prematura, ausentismo y menor nivel de escolaridad.

Tabla 1

Costos totales de la malnutrición

Imagen

La desnutrición, la obesidad y el sobrepeso constituyen un problema económico de gran relevancia para el Ecuador debido a sus elevados costos en la productividad, la salud y la educación. 

A su vez, la malnutrición representa un desafío para el desarrollo del país, dado que disminuye los años de escolaridad, limita el desempeño laboral e incrementa la probabilidad de padecer enfermedades no transmisibles. 

Por tales razones, la mayoría de las políticas dirigidas a mejorar el estado nutricional de los niños y niñas deben enfocarse en reducir la falta de acceso a servicios básicos, la pobreza y la inseguridad alimentaria. Asimismo, este tipo de programas deben estar orientados a mejorar los hábitos alimenticios e incentivar la actividad física de todos los grupos poblacionales. Así, se podrán implementar medidas preventivas y de mitigación que reduzcan los costos económicos de la malnutrición, mientras mejora la situación nutricional de la población. 

(*) Gabriela Andrade, analista económico Revista Gestión.

 

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Last modified on 2023-01-29

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