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Autor: Revista Gestión *

En un país donde la incertidumbre parece ser la única constante, los ecuatorianos enfrentan un panorama complejo de desafíos económicos y sociales. Un reciente estudio publicado por IPSOS ha arrojado luz sobre las principales preocupaciones que aquejan a la población, revelando un complejo panorama de inquietudes que van desde el desempleo hasta la creciente inseguridad.

¿QUÉ PIENSA LA CIUDADANÍA?

Según IPSOS, el 50% de los ecuatorianos no considera que el país esté en el camino indicado, lo que refleja un clima de descontento y preocupación generalizada. Este dato es particularmente revelador, ya que indica que la mitad de la población siente que Ecuador no está avanzando en la dirección correcta. Por otro lado, solo el 30% cree que el país va por buen camino, mientras que un 20% manifiesta incertidumbre al respecto (Gráfico 1).

Gráfico 1

¿El país está en buena dirección?

Al desagregar estos datos por grupos de edad, se revelan patrones interesantes que muestran una clara tendencia generacional en la percepción del rumbo del país. Los grupos más jóvenes, especialmente aquellos entre 25 y 34 años, muestran el mayor pesimismo, con un 57% que considera que el país va por el camino equivocado. Este escepticismo se mantiene alto en los grupos de edad media, aunque con una ligera disminución.

En contraste, el grupo de adultos mayores (55-65 años) muestra una perspectiva notablemente más optimista, siendo el único donde la percepción positiva (45%) supera a la negativa (34%). Esta disparidad generacional podría estar relacionada con diferentes expectativas, experiencias históricas y el impacto diferenciado de problemas como el desempleo y la inseguridad en distintos grupos de edad (Gráfico 2).

Gráfico 2

¿El país está en buena dirección?
Datos por edad

Es notable también que el grupo más joven (18-24 años) presenta el mayor porcentaje de incertidumbre (27%), lo que podría reflejar una mezcla de preocupación y esperanza sobre el futuro del país.

RADIOGRAFÍA DE LAS PREOCUPACIONES NACIONALES

El desempleo se erige como la preocupación predominante, con un abrumador 74% de la población identificándolo como un problema crítico. Esta cifra subraya la urgencia de la situación laboral en Ecuador y refleja la ansiedad generalizada sobre la estabilidad económica personal y familiar. Siguiendo de cerca, la inseguridad, el crimen y la violencia preocupan al 58% de los ecuatorianos, evidenciando un clima de temor que permea la vida cotidiana de los ciudadanos (Gráfico 3).

Gráfico 3

Principales preocupaciones

La corrupción financiera y política no se queda atrás, con un 45% de la población señalándola como una preocupación mayor. Este dato sugiere una profunda desconfianza en las instituciones y los líderes del país, lo que puede tener repercusiones significativas en la gobernabilidad y el desarrollo económico. Aunque con un porcentaje menor, pero aún significativo, el 29% identifica la pobreza y la desigualdad como problemas principales, reflejando la persistencia de brechas socioeconómicas que fragmentan el tejido social del país.

EL DESAFÍO DEL DESEMPLEO Y SUBEMPLEO

Profundizando en las principales preocupaciones económicas de los ecuatorianos, es fundamental examinar tanto el desempleo como el subempleo para obtener una imagen más completa del mercado laboral.

Analizando los datos de los últimos 18 meses, se observa que el desempleo ha mantenido niveles relativamente bajos, oscilando entre el 3,1% y el 4,2%. El punto más alto se registró en febrero de 2024 con un 4,2%, mientras que el más bajo fue en junio de 2024 con un 3,1%. (Gráfico 4).

Gráfico 4

Evolución del desempleo

Sin embargo, al examinar las cifras de subempleo, se revela una realidad más compleja. El subempleo ha fluctuado entre el 18,3% y el 23,1%. El pico se alcanzó en mayo de 2024 con un 23,1%, coincidiendo con una tasa de desempleo del 3,5%. Esta disparidad subraya la importancia de considerar el subempleo como un indicador crucial de la precariedad laboral. Es notable que incluso en los meses con tasas de desempleo más bajas, el subempleo se mantuvo alto. Por ejemplo, en junio de 2024, cuando el desempleo alcanzó su punto más bajo (3,1%), el subempleo aún se situaba en un 19,9%.

Esta persistencia de altos niveles de subempleo, incluso en períodos de bajo desempleo, sugiere que una parte significativa de la fuerza laboral ecuatoriana, aunque empleada, no logra obtener ingresos suficientes o no aprovecha plenamente sus capacidades y formación. 

Como señala Edwin Herrera en su tesis titulada “¿Cuál es el nivel de subempleo profesional en el Ecuador y cuáles son sus factores determinantes?”, este fenómeno está estrechamente relacionado con la sobreeducación, donde trabajadores con educación superior se ven obligados a aceptar empleos que requieren menor cualificación. Herrera destaca que este desajuste entre la oferta y la demanda laboral no solo afecta a los ingresos individuales, sino que también tiene implicaciones más amplias para la economía y la sociedad ecuatoriana.

EL AUGE DE LA VIOLENCIA: UNA CRISIS EN ESCALADA

La violencia, como segunda preocupación principal de los ecuatorianos, merece un análisis detallado. Los datos sobre homicidios intencionales en la última década revelan una tendencia alarmante que justifica esta preocupación ciudadana.

Entre 2014 y 2018, Ecuador experimentó una relativa, aunque de igual manera triste, estabilidad en sus tasas de homicidios, con cifras que oscilaban entre 959 y 1.310 casos anuales. Este período podría considerarse como una fase de contención de la violencia extrema. Sin embargo, a partir de 2019, se observa un punto de inflexión que marca el inicio de un incremento dramático en los homicidios (Gráfico 5).

Gráfico 5

Evolución de la tasa de homicidios

 

El año 2019 registró 1.189 homicidios, un aumento del 19,4% respecto al año anterior. Esta tendencia al alza se aceleró vertiginosamente en los años siguientes. En 2020, en plena pandemia de COVID-19, los homicidios aumentaron a 1.372, un incremento del 15,4% respecto a 2019. El 2021 marcó un salto alarmante con 2.495 homicidios, representando un aumento del 81,9% en un solo año. El 2022 casi duplicó la cifra anterior, alcanzando 4.886 homicidios, un incremento del 95,8%. Finalmente, según las últimas cifras publicadas por el Ministerio del Interior, para el 2023 cerró con la cifra más alta de la década: 8.151 homicidios, un aumento del 66,8% respecto al año anterior y un incremento del 522,2% en comparación con 2014.

Lo más alarmante es que esta tendencia no muestra signos de desaceleración. Según los últimos datos del Ministerio del Interior, en solo los primeros seis meses de 2024 se han registrado 3.037 homicidios intencionales. Esta cifra es particularmente preocupante ya que representa más del 37% del total de homicidios registrados en todo el año 2023. Si esta tendencia continúa, el 2024 podría superar significativamente al año pasado.

Este crecimiento exponencial de la violencia en los últimos años es un fenómeno sin precedentes en la historia reciente de Ecuador. En solo cinco años, de 2018 a 2023, los homicidios intencionales se multiplicaron por más de ocho veces, y los datos parciales de 2024 sugieren que esta tendencia al alza continúa sin control.

La escalada de violencia tiene implicaciones profundas para la sociedad ecuatoriana. No solo afecta la seguridad personal de los ciudadanos, sino que también impacta negativamente en la economía, el turismo, la inversión extranjera y la calidad de vida en general. Además, pone una presión significativa sobre los recursos del Estado destinados a seguridad y justicia.

¿LAS PREOCUPACIONES HAN CAMBIADO?

Según los datos proporcionados por IPSOS, la evolución de las principales preocupaciones de los ecuatorianos entre julio de 2023 y junio de 2024 revela cambios notables en la percepción ciudadana sobre los problemas más apremiantes del país. El estudio de IPSOS ofrece una visión clara de cómo han cambiado las prioridades y preocupaciones de la población en el transcurso de un año.

La preocupación sobre el desempleo ha experimentado el aumento más dramático, pasando del 42% al 74% en tan solo un año. Este incremento de 32 puntos porcentuales refleja una creciente ansiedad sobre la estabilidad laboral y las oportunidades económicas, posicionándose ahora como la preocupación predominante entre los ecuatorianos (Gráfico 6).

Gráfico 6

Cambio en las preocupaciones de los ecuatorianos

Por otro lado, la inseguridad, el crimen y la violencia, aunque siguen siendo una preocupación importante, han mostrado una ligera disminución, pasando del 62% al 58%. Esta reducción de 4 puntos porcentuales podría parecer contradictoria considerando el aumento en las tasas de homicidios.

La corrupción financiera y política ha visto un aumento significativo, del 21% al 45%, más que duplicando su importancia en la percepción ciudadana. Este incremento de 24 puntos porcentuales indica una creciente desconfianza en las instituciones y líderes del país. La preocupación por la economía del país también ha aumentado, pasando del 30% al 37%, un incremento de 7 puntos porcentuales que refleja la inquietud general sobre la situación económica nacional.

Finalmente, la pobreza y la desigualdad han ganado relevancia en la conciencia pública, aumentando del 16% al 29%, un incremento de 13 puntos porcentuales que sugiere una mayor sensibilidad hacia las brechas socioeconómicas en la sociedad ecuatoriana.

Estos cambios en las preocupaciones ciudadanas pintan un cuadro de una sociedad cada vez más inquieta por su bienestar económico y la integridad de sus instituciones. El marcado aumento en la preocupación por el desempleo y la corrupción, junto con la persistente inquietud por la inseguridad, sugieren un panorama complejo en el que los desafíos económicos y de gobernanza se entrelazan con los problemas de seguridad. Esta evolución de las preocupaciones ciudadanas plantea un desafío multifacético para los líderes y formuladores de políticas, quienes deberán abordar simultáneamente la creación de empleo, la lucha contra la corrupción y el fortalecimiento de la seguridad pública para responder a las crecientes inquietudes de la población ecuatoriana.

 

(*) Elaborado por economista Liz Ortiz, analista económica Revista Gestión.

 

Last modified on 2024-09-01

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