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Autor: Revista Gestión

Los pueblos indígenas representan 7% de la población nacional, alrededor de 1,2 millones de personas. Pero a pesar de su alta representatividad, enfrentan graves desigualdades económicas y sociales. La pobreza aflige a 43% de su población. El acceso al mercado laboral formal es complicado, por lo que 40% que decide trabajar por cuenta propia con menores ingresos. Asimismo, el acceso a educación y servicios es mucho menor que en otros grupos.

En el marco del día Internacional de los Pueblos Indígenas, el pasado 9 de agosto, varias instituciones de la región presentaron informes sobre la condición de este grupo a lo largo de los países latinoamericanos en los que tienen una importante presencia.

El Ecuador, con su enfoque plurinacional y su desarrollo de políticas enfocadas en el Buen Vivir, buscó generar una serie de transformaciones socioeconómicas inclusivas que en el transcurso de los años se ve que no lograron ser efectivas.

En Ecuador se consideran seis ejes para medir el sumak kawsay: participación y democracia; conservación territorial y ambiental; economía social y solidaria; inclusión social y acceso a servicios; satisfacción cultural dentro de los territorios; y, movilidad y seguridad.

En gran parte de estos indicadores, los indígenas afrontan dificultades, sobre todo en los relacionados con el bienestar económico y social.

POBLACIÓN INDÍGENA EN ECUADOR

En 2010 se registró que 1’018.176 indígenas (7% del total de la población) residían en Ecuador, de los cuales, 49,14% eran hombres y 50,86% mujeres. La población indígena se concentra en áreas rurales, con 78%. Según las proyecciones de la CEPAL, para 2018, la población indígena en Ecuador llegó a 1’200.989 personas.

Gráfico 1

Distribución de la población indígena según área de residencia

 

Los indicadores muestran que la situación de este grupo vulnerable sigue siendo, comparativamente, desafiante y complicada. El mismo hecho de que este grupo de la población se concentre en zonas rurales implica una serie de desafíos, pues es allí donde prevalecen las dificultades socioeconómicas.

DESAFÍOS Y RETOS DE LOS INDÍGENAS EN ECUADOR

Gráfico 2

Indicadores de uso de servicios de saneamiento básicos y disponibilidad de agua en la población indígena en 2019

 

 

De manera generalizada, los indicadores muestran que una importante proporción de las poblaciones indígenas no accede a servicios básicos como el saneamiento y agua (Gráfico 2). En el contexto de la pandemia por el coronavirus, la higiene es un punto importante para resguardar la salud. Bajo esta situación, resulta complejo para casi la tercera parte de los indígenas acceder a un lugar donde lavarse las manos frecuentemente, en contraste con el 90% de la población mestiza que cuenta con un lugar para aquello.

Cuando se considera el suministro de agua segura, que debe ser universal, una importante proporción (40,9%) de las personas indígenas no posee un dispensador de agua potable para beber. Como referencia se puede tomar que 71% de las personas mestizas sí dispone de agua de calidad.

En lo que se refiere al ámbito económico, las condiciones generales dan una alarma (Gráfico 3). En primer lugar, la pobreza por ingresos es notablemente alta en las zonas rurales, 1 de cada 2 personas indígenas cayó bajo la línea de la pobreza en 2019. A nivel nacional, 43% de ellos son pobres, con un ingreso mensual promedio de $ 47,29. Esto se evidencia también desde el 2016, cuando la mayor parte de la población se concentraba en el quintil de ingresos más bajo.

Gráfico 3

Porcentaje de la población indígena pobre por ingresos (por área), por pobreza por NBI y distribución según quintil de ingreso

 

 

Por otro lado, la pobreza por Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), que es un indicador completo en el que se mide la capacidad económica, el acceso a la educación básica, el acceso a la vivienda, y a servicios básicos y hacinamiento, destaca que en Ecuador, a 2018, 45,5% de los indígenas tenía restringido el acceso a algunos de los puntos mencionados, una tasa significativa, que atrapa dolorosamente a una parte importante de la población.

Gráfico 4

Indicadores de educación y vivienda de la población indígena

 

 

La Cepal atribuye a la educación gran parte de los ingresos que una persona puede tener en el futuro. En el caso de la etnia indígena (Gráfico 4), a 2018, el porcentaje de analfabetismo fue alto, es decir, 14,11% de la población indígena mayor a 15 años no son capaces de leer ni escribir. En cuanto a los años de escolaridad, en promedio, en la población indígena asisten 7,4 años a una institución educativa, en contraste con los 10,51 años que asiste una persona autoidentificada como blanca.

Esto en parte explicaría la baja remuneración que percibe una alta proporción de la población indígena. Estas condiciones de educación conllevan a una dificultad de conseguir empleo formal, por lo que gran parte de los indígenas trabaja como informales o por su cuenta.

Tabla 1

Indicadores laborales de la población indígena a 2016

 

La distribución de los trabajadores indígenas demuestra que hay una importante proporción de personas que trabajan de manera independiente, lo que posiblemente implique un ingreso mensual menor al mínimo establecido. Al trabajar de manera informal, surge un problema a largo plazo: no hay aportes a la seguridad social. En el marco de la pandemia, los trabajadores indígenas se muestran vulnerables, dado que 78,5% no cuenta con un seguro de salud, ni aporta a la seguridad social, lo que en términos simples significará un gasto mayor al momento de presentar alguna urgencia médica y a futuro tendrá problemas con la pensión por jubilación. Pero además significa que, en caso de quedarse sin empleo, no podrán acceder a ningún tipo de seguro o cesantía.

Este último es un problema ya evidente, dado que solamente 8% de las personas mayores a 60 años recibía una pensión fruto de haber contribuido. El 44% recibía una pensión por parte del Estado como asistencia social a personas en edad de jubilación que por su condición económica no fueron capaces de aportar en el pasado.

Pero el problema que se hará notar a la larga en la preparación y educación de los niños y jóvenes es que casi un tercio de la población entre 5 y 17 años trabaja. Es un desafío dado que puede tener repercusiones en la asistencia a la educación.

No obstante, no todo es gris para los pueblos indígenas, quienes han seguido una constante lucha en contra de la apropiación y explotación de la naturaleza, su hogar ancestral.

LA LUCHA POR LA PACHAMAMA

Según la Cepal, 15 de las 40 áreas protegidas en el Ecuador corresponden a territorios indígenas. La normativa es clara: Ecuador, en conjunto con Bolivia y Venezuela, reconoce a los pueblos indígenas como sujetos de derecho. De igual manera, Ecuador en el artículo 57, apartado 4 de la Constitución, reconoce la naturaleza originaria de los derechos de propiedad indígena y la protección a sus tierras. Asimismo, en el artículo 57 se establecen principios de protección sobre la extracción de los recursos naturales existentes en territorios de pueblos indígenas.

Desde el siglo anterior, los indígenas mostraron su descontento ante la distribución desigual de la tierra y la explotación de zonas naturales. Las respuestas comunes fueron las movilizaciones sociales y el surgimiento de las primeras organizaciones y asociaciones indígenas a lo largo y ancho de la Amazonía, que fueron respaldadas por organizaciones de derechos humanos y de conservación. Durante la década de 1980, se crearon y consolidaron diversos órganos de representación de pueblos indígenas, como la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana.

El territorio indígena en Ecuador a 2018 fue de 6,7 millones de hectáreas, es decir, 23% del territorio nacional. Alrededor de 4,9 millones de hectáreas han logrado ser protegidas, ya sea por su diversidad o por ser el territorio de los pueblos indígenas originarios. A pesar de los esfuerzos, las principales amenazas para la Amazonia son las hidroeléctricas, minería, extracción de petróleo, deforestación, construcción de carreteras, entre otros.

El papel de los pueblos aborígenes se ha centrado en impedir que se amplíe la explotación de la naturaleza, por ello, entre 2015 y el primer trimestre del 2019, se llevaron a cabo 75 casos en contra de la minería, hidrocarburos, energía y monocultivos en Ecuador.

¿POR QUÉ NO SE REDUCEN LAS BRECHAS ENTRE LA POBLACIÓN INDÍGENA Y NO INDÍGENA?

La investigadora y catedrática de la Facultad de Economía de la PUCE, Grace Guerrero Zurita, asegura que en la sociedad persiste el problema de aceptar la multiculturalidad y plurinacionalidad, en un país que acoge a 18 pueblos y 14 nacionalidades diferentes. Además, asegura que las brechas han existido desde hace tiempo atrás, por lo que la política con enfoque en el sumak kawsay no ha sido suficiente para eliminar las desigualdades.

Tomando como referencia el contexto actual por la pandemia, las relaciones sociales de los indígenas se restringen por el aislamiento, lo que reduce la facultad de cooperación para mejorar la situación conjunta; este es otro desafío que, según Guerrero, debe ser considerado para mejorar la situación de las nacionalidades indígenas actualmente.

En la misma línea, la socióloga María Mercedes Benavides asegura que la disparidad de los pueblos indígenas en comparación con otros grupos sociales se explica por: la heterogeneidad estructural, la vulnerabilidad externa y persistencia de altos niveles de desigualdad. Además, el sistema acentúa y perpetúa las diferencias por la discriminación y violación de los derechos que se materializan en las diferencias presentes hoy en día.

En adición, los esfuerzos del gobierno tienen un impacto mínimo, principalmente porque las agendas y planes están anclados a un modelo neoliberal en el que la participación de los pueblos indígenas es altamente reducida. Benavides explica, por ejemplo, que en la Estrategia Nacional contra el Cambio Climático no se menciona a los pueblos o nacionalidades indígenas, cuando deberían ser actores principales, pues son un grupo de interés en la mitigación de la explotación de la naturaleza.

Guerrero considera que las propuestas de política no deben nacer desde lo nacional, sino que deben surgir a nivel local, desde cada pueblo con base en sus requerimientos y necesidades particulares. Para ello, es necesaria la intervención del Estado, pero también se debe actuar desde la ciudadanía y las empresas para obtener resultados visibles. Por ejemplo, se tiene que plantear el acceso al mercado laboral y a fuentes de financiamiento por parte de los bancos; en cuanto a la agricultura, se tiene que considerar a la tecnología para mejorar la productividad y ofrecer productos de mejor calidad, potenciar los canales de distribución y actuar de manera conjunta generando cadenas productivas de valor.

Las condiciones de vida de los indígenas han mejorado, pero de manera poco significativa. Los problemas sociales y económicos impactan en gran medida a la población indígena del Ecuador. Las dificultades que surgen en la niñez, como la inasistencia a la educación, determinarán que a futuro las personas menos preparadas obtengan ingresos menores. Sin embargo, los líderes indígenas, a pesar de la vulnerabilidad social y económica, continúan protegiendo la naturaleza, en un aporte para la mitigación del daño del medio ambiente que tiene un impacto directo en el cambio climático.

 

 

Por: Karen Lucero, redacción Revista GESTIÓN.

 

 

 

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Last modified on 2020-08-30

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