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Autor: Jorge Pérez *

La falta de recursos económicos es un problema latente en el país, especialmente para aquella población marginada del sector laboral que vive con un ingreso por debajo de los $ 425, el salario mínimo. Los datos muestran que trabajar más horas a la semana no siempre significa un mayor nivel de ingresos, llevando a la pobreza mucho más allá del ámbito monetario y desembocando en pobreza por falta de tiempo, pues no tener espacio para el descanso y el ocio también afecta la salud mental de las personas. 

LA POBREZA TAMBIÉN ES FALTA DE TIEMPO

Muy temprano por la mañana, Mariela sale de su casa para dirigirse a uno de sus dos trabajos de limpieza. Ella tiene 50 años y vive en San Juan de Calderón, al norte de Quito, tiene que trabajar en dos empresas de transporte dando servicios de limpieza porque ninguna de ellas puede contratarla a tiempo completo. Mariela recibe una remuneración de $ 160 y $ 170 en cada uno de sus empleos, por lo que no llega percibir el equivalente a un salario básico unificado ($ 425).

Esta es la situación de muchos ecuatorianos pues, según el INEC, el ingreso laboral promedio se encuentra únicamente en $ 302,55 (agosto 2022), lo cual se explica por la incipiente absorción de trabajadores en el sector formal, representando únicamente el 33,3% de la población económicamente activa. De esta manera, a pesar de que el Gobierno aumentó el salario básico unificado a $ 425 a inicios de 2022, este incremento no ha sido percibido por la mayoría de los ecuatorianos. 

Para Mariela, el incremento generalizado en los precios, en especial de los alimentos, ha incidido en la economía de su hogar, pues sus ingresos no subieron. En sí, el costo de la Canasta Vital pasó de $ 501,36 a $ 531,97, mientras que el ingreso laboral promedio ha tenido altibajos fruto de la estacionalidad y la actividad económica propia de cada mes, aunque no se ha visto una tendencia al alza (Gráfico 1).

Gráfico 1

Evolución del costo de la canasta vital y del ingreso labora promedio (2021-2022)

Si bien la Canasta Vital se calcula para un hogar con 1,6 perceptores de ingresos, la situación del país hace que muchas veces solo un familiar tenga un ingreso fijo, ya sea porque son hogares con madres solas jefas de hogar o por la falta de oportunidades de alguno de los cónyuges. En este caso, Mariela es la única persona de su hogar que tiene un ingreso estable, aunque este no llegue al nivel de un salario básico.

LAS MUJERES SE LLEVAN LA PEOR PARTE

Pero la pobreza no es solo monetaria, ya que quienes se ven obligados a trabajar de forma exacerbada son pobres por tiempo, pues no tienen espacio suficiente para descansar y dedicarse a actividades de ocio, por lo que experimentan altos niveles de estrés y ansiedad, lo que afecta su salud mental. Esta condición de pobreza es mucho más marcada para las mujeres, quienes además asumen las labores no remuneradas de limpieza y del cuidado de niños y adultos mayores en el hogar.

Según ONU Mujeres, en Ecuador siete de cada 10 mujeres son pobres por tiempo, además, de acuerdo con la CEPAL, existe un círculo vicioso entre la pobreza y el tiempo destinado al trabajo no remunerado ya que las mujeres en hogares pobres no tienen posibilidad de adquirir en el mercado bienes y servicios que sustituyeran sus necesidades de trabajo doméstico y de cuidados. Estas responsabilidades vinculadas a los miembros dependientes del hogar restringen, a su vez, las posibilidades de las mujeres de insertarse en el mercado laboral en condiciones de trabajo decente.

SER POBRE NO ES SINÓNIMO DE FALTA DE ESFUERZO

Es un argumento generalizado que el trabajo es el mejor medio para escapar de la pobreza, no obstante, trabajar más horas no es suficiente para tener un nivel de vida aceptable. De acuerdo con múltiples estudios, los bajos salarios y la imposibilidad de penetrar en el sector formal son trampas de pobreza que afectan a gran parte de la población debido a múltiples factores, como la ausencia de educación y de habilidades técnicas demandadas por los sectores productivos. A su vez, el nivel de ingresos -más allá del ámbito laboral- se ve influenciado por la propiedad de activos y equipo y por pasivos financieros (deuda) que una persona posea.   

Se puede evidenciar cómo, en el caso de Ecuador, al comparar el ingreso laboral con las horas trabajadas no existe una relación fuerte entre ambas variables, ya que el ingreso empieza a decaer en alrededor de las 60 horas, aproximadamente (Gráfico 2), lo cual está en concordancia con la situación del país, donde los trabajadores informales muchas veces trabajan más de 40 horas a la semana y aun así no logran llegar a un nivel de ingreso laboral equivalente al salario mínimo.

 

Gráfico 2

Relación entre horas trabajadas por semana e ingreso laboral mensual (agosto-2022)

A su vez, al comparar el número de horas trabajadas con el ingreso per cápita (Gráfico 3), el cual es definido como una medida de bienestar económico que capta todos los ingresos disponibles del hogar y los asigna proporcionalmente para el número de miembros de la familia, se puede evidenciar que la relación es aún más débil, ya que muchas veces las familias con menos niveles de ingresos también tienen más integrantes que mantener. Esta es la situación de Mariela, quien tiene tres cargas familiares, ya que su hija de 20 años quedó embarazada y no consigue empleo estable.

Gráfico 3

Relación entre horas trabajadas por semana e ingreso per cápita mensual (agosto-2022)

Los resultados muestran que el esfuerzo individual no siempre es suficiente para superar la pobreza, sino que se necesitan redes de apoyo que permitan una inserción en el mercado laboral y capacidades para emprender. La poca o nula acción del Estado a partir de la profundización de pobreza y desigualdades producto de la pandemia ha hecho que la recuperación no sea igual, marginando a gran parte de la población que no se encuentra en el sector formal del mercado laboral. 

LOS NIVELES DE POBREZA NO SE HAN QUEDADO ESTANCADOS DESDE 2019

Si bien el país ha logrado reducir significativamente la pobreza monetaria, que pasó de un 32,2% a nivel nacional en junio de 2019 a 25% en el mismo mes de 2022, este detrimento no significa un avance significativo respecto a años anteriores a la pandemia ya que en 2017 y 2018 los niveles de pobreza eran mucho menores, de 23,1% y 24,5%, respectivamente (Gráfico 4). Se evidencia, además, cómo la brecha existente entre el área urbana y rural sigue siendo significativa, con una diferencia de 26,2% entre ambas.

Gráfico 4

Porcentaje de pobreza monetaria por área (2017-2022)

Es preciso entender a la pobreza no solo desde lo monetario, sino como una privación pronunciada del bienestar que puede ser causada por la falta de condiciones básicas necesarias, falta de tiempo, entre otras. Por lo que se necesita un enfoque transdisciplinario que abarque todas las aristas de una problemática social que no ha logrado avances concretos en los últimos años.

(*) Analista económico Revista Gestión.
 
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Last modified on 2022-11-06

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