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Autor: Revista Gestión *

América Latina y el Caribe han logrado importantes avances en la inclusión financiera; sin embargo, aún existe una gran brecha en el acceso al sistema financiero y una limitada utilización de sus servicios, lo cual refuerza las condiciones de vulnerabilidad de las personas de menores ingresos. En Ecuador se han experimentado logros importantes, en especial con mujeres y jóvenes, pero los retos son varios y la educación financiera es un pendiente.

Los sistemas financieros son actores principales en el desarrollo social y económico, dado que contribuyen a la calidad de vida de las personas a través de sus servicios bancarios. La inclusión financiera, entendida como el acceso a servicios de pago, financiamiento, ahorro y seguros para empresas y personas fuera del sistema financiero formal, es esencial para la reducción de la pobreza y la desigualdad. En Ecuador, la banca privada tiene un papel fundamental para la inclusión financiera, pues registra el mayor volumen de crédito en comparación con otras instituciones. 

UN PASO MÁS PARA CERRAR LA BRECHA DE GÉNERO: EL MICROCRÉDITO

Tener acceso a productos financieros básicos, como el microcrédito, aumenta el empoderamiento de las mujeres, las inversiones productivas, el consumo y la generación empleo a través de la creación de emprendimientos.

Bajo esta premisa, el microcrédito ha sido uno de los tipos de préstamo con mayor crecimiento en la banca privada entre enero y diciembre de 2022, ya que ha otorgado una cifra récord de nuevos créditos por un total de USD 29.529 millones, una cifra importante que representa un aumento del 18% con respecto al año anterior. 

El 49,9% de las nuevas operaciones de crédito se destinaron a mujeres y el 49,4% a hombres. Mientras que por segmento de crédito, se evidencia mayor inclusión financiera para las mujeres, dado que representan el 59% de las nuevas operaciones de microcrédito (Gráfico 1).

Por otro lado, la banca privada otorgó crédito a 925.703 personas, un 4% más que en el año pasado. Al desagregar la población por grupo de edad se obtiene que, entre enero y diciembre de 2022, las personas mayores a 25 años recibieron mayormente créditos destinados al consumo; mientas que los jóvenes menores a 25 años acceden más a microcréditos, en comparación con el resto de segmentos (Gráfico 2).

Pese a este escenario prometedor, Asobanca registra una desaceleración en el crecimiento del número de operaciones de microcrédito al comparar el crecimiento del 2022 (27%) respecto al mismo periodo de 2021, y en comparación con 2020 (75%). Esto ocurrió debido a los techos a las tasas de interés en Ecuador, cuyo impacto ahora está empeorando por el contexto internacional

MÁS TARJETAS DE CRÉDITO PARA JÓVENES 

ONU Mujeres realizó en 2021 un estudio para Quito, Guayaquil, Machala y Loja, y concluyó que más del 77% de los jóvenes trabaja de manera autónoma y el 66% gana menos de USD 85 mensuales, lo que significa que no tienen una fuente fija de ingresos y que sus ganancias son inferiores al salario básico debido a su condición de informalidad. Debido a la falta de recursos, no pueden abrir cuentas de ahorro ni cumplir con sus obligaciones crediticias. También carecen de historial crediticio, y en muchas ocasiones sus negocios no cumplen con los requisitos necesarios para obtener financiamiento. 

Ante este panorama, el aumento de emisión de tarjetas de crédito implica mayor inclusión de las personas al sistema financiero formal, mediante la construcción de un historial crediticio. Según un informe anual de Asobanca, el año anterior se emitieron 3’842.521 tarjetas de crédito. Lo interesante es que el 51,5% de los tarjetahabientes que acceden por primera vez al sistema formal por medio de una tarjeta son menores a 25 años (Gráfico 3).

En términos generales, el Global Findex 2021 destaca que el acceso a las tarjetas de crédito sigue siendo desigual. Esto es importante en términos de inclusión financiera puesto que las personas que utilizan tarjetas de crédito también tienden a tener una mayor probabilidad de tener una cuenta bancaria y otros productos financieros. 

Sin embargo, el informe destaca que el uso de tarjetas de crédito puede llevar a niveles más altos de deuda y problemas financieros si no se utilizan de manera responsable. Por lo tanto, es importante que los consumidores, sobre todo jóvenes, comprendan cómo utilizar las tarjetas de crédito de manera responsable y se eduquen sobre las mejores prácticas financieras

LA CLAVE PARA LA INCLUSIÓN FINANCIERA

La inclusión financiera según género no solo está definida por las desigualdades en el acceso y uso de productos financieros, sino también por el conocimiento, habilidades, actitudes y comportamientos financieros

Precisamente, en un informe de la Red de Instituciones Financieras se considera un índice de educación financiera compuesto por los tres aspectos antes mencionados. A partir de este, se establece que Ecuador ocupa el cuarto lugar en educación financiera en comparación con otros ocho países de América Latina. Su puntaje es igual al promedio de la región, lo que significa que apenas alcanza el rango de educación financiera alta. Las brechas en materia de educación financiera se profundizan al desagregarlas por género en el año 2020 (Gráfico 4). 

Todos los países, a excepción de Chile, muestran que la diferencia entre el índice de educación financiera de hombres con respecto a mujeres está a favor del género masculino. Ecuador se encuentra en el tercer lugar, con una de las mayores discrepancias, ya que los hombres tienen un promedio de 0,50 puntos más que las mujeres. 

Por otro lado, aún hay un porcentaje significativo de jóvenes que no tiene acceso a servicios financieros formales, lo que limita su capacidad de ahorrar, invertir y acceder a créditos para emprender. ONU Mujeres establece las principales barreras para la inclusión financiera se encuentran: 

  1. Escasa educación financiera dirigida a población joven.
  2. Restricciones para el acceso (falta de garantías físicas para acceder a créditos y falta de justificativos de ingresos laborales fijos)
  3. Falta de una oferta de los servicios financieros adecuados a las necesidades de las y los jóvenes.

En suma, el avance en términos de inclusión financiera que ha realizado la banca privada es fundamental para la mejorar de calidad de vida de los grupos vulnerables en Ecuador. Sin embargo, la evidencia demuestra que es primordial enfocar las políticas públicas en educación financiera, así como capacitación y acompañamiento complementario de programas, proyectos e instituciones para las actividades de emprendimiento. 

Además, la comunicación sobre el funcionamiento de los productos financieros y las responsabilidades de cada actor debe ser clara. Tales medidas se deben ajustar a las necesidades de los segmentos de la población excluidos del sistema financiero (mujeres, personas de bajos ingresos y niveles educativos, desempleados, población informal, población rural, entre otros) con lo cual se generarían mejoras importantes incluso en su calidad de vida.

(*) Elaborado por Camila Marcayata, analista económica Revista Gestión.
 
Si va a hacer uso de este artículo, por favor cite la fuente original. Artículo de información (I).

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Last modified on 2023-03-20

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