En un estudio reciente realizado por la Global Entrepreneurship Research Association, que abarcó 49 países, Ecuador se destacó como líder en Latinoamérica en términos de emprendimiento femenino. Según los datos obtenidos, el 33,4% de las mujeres ecuatorianas entre 18 y 64 años están involucradas en actividades emprendedoras, posicionando al país a la vanguardia de la región en este ámbito; sin embargo, los retos persisten.
EMPRENDIMIENTO, ECUADOR Y AMÉRICA LATINA
El estudio que abarcó 49 países destacó que solamente cinco de ellos mostraron una participación femenina igual o superior a la masculina en cuanto a fundación y liderazgo de empresas emergentes. Ecuador se posicionó como uno de estos países excepcionales, demostrando un avance significativo en la igualdad de género en el ámbito empresarial. Sin embargo, el estudio también reveló una realidad preocupante en gran parte de América Latina y el Caribe: a pesar de los progresos graduales en el panorama emprendedor, persiste una notable brecha entre hombres y mujeres cuando se trata de empresas establecidas en comparación con aquellas que se encuentran en sus etapas iniciales (Gráfico 1).
Gráfico 1
¿Dónde hay más mujeres emprendedoras?
Este hallazgo sugiere un desafío crucial que enfrentan las emprendedoras en la mayoría de los países de la región. Mientras las mujeres están incursionando cada vez más en la creación de nuevas empresas, existe una barrera que les dificulta consolidar y hacer crecer sus negocios a largo plazo. En contraste, los hombres parecen tener una trayectoria más fluida desde la etapa de inicio hasta la consolidación de sus emprendimientos.
PANORAMA GENERAL DEL EMPRENDER EN ECUADOR
El Global Entrepreneurship Monitor (GEM) ha publicado su informe para el año 2023/2024, en el cual se presenta el National Entrepreneurial Context Index (NECI), un indicador clave que evalúa el estado de una economía en términos de su capacidad para fomentar y facilitar la creación y gestión de negocios. Este índice permite realizar comparaciones entre diferentes países y regiones, brindando orientación para la toma de decisiones en materia de políticas públicas. En este contexto, Ecuador se ubicó en el puesto 42 de un total de 49 países evaluados, obteniendo un índice de 3,9 (Gráfico 2).
Gráfico 2
Índice de contexto empresarial
Esta posición en el ranking y el puntaje obtenido sugieren que Ecuador enfrenta desafíos significativos en su camino hacia la mejora del entorno empresarial para los emprendedores. Un índice de 3,9 en una escala donde una puntuación más alta indica un entorno más favorable para el emprendimiento, sitúa a Ecuador por debajo de la media en comparación con las otras 48 economías analizadas. Si bien esto no implica una ausencia total de oportunidades para emprender, sí evidencia la existencia de barreras considerables que pueden estar obstaculizando el desarrollo y crecimiento de los negocios en el país.
Es importante destacar que, a pesar de estos desafíos, Ecuador cuenta con un gran potencial emprendedor, como lo demuestra el alto porcentaje de mujeres involucradas en la creación y dirección de nuevas empresas. Sin embargo, para aprovechar al máximo este potencial y mejorar su posición en el NECI, el país debe trabajar en la implementación de políticas públicas y programas de apoyo que aborden de manera efectiva las barreras identificadas (Gráfico 3).
Gráfico 3
Tasa de Actividad Emprendedora Temprana
A pesar de los desafíos identificados en el entorno empresarial ecuatoriano, reflejados en su posición en el NECI, es importante destacar que el país ha mostrado una notable Tasa de Actividad Emprendedora Temprana (TEA) en los últimos años. La TEA mide el porcentaje de la población adulta que está activamente involucrada en la puesta en marcha de un negocio o que ha iniciado uno en los últimos 42 meses. Según el Global Entrepreneurship Monitor Ecuador 2019/2020, la TEA para Ecuador fue del 36,2%, lo que significa que alrededor de 3,6 millones de habitantes estuvieron involucrados en actividades emprendedoras tempranas durante ese período. Este porcentaje coloca a Ecuador entre los países con mayor actividad emprendedora en la región. Sin embargo, para el año 2023/2024, la TEA ha experimentado una ligera disminución, situándose en el 32,64%. A pesar de este descenso, la cifra sigue siendo significativa y refleja el espíritu emprendedor de la población ecuatoriana, especialmente en un contexto de desafíos económicos y laborales.
¿CUÁLES SON LAS RAZONES DEL EMPRENDIMIENTO FEMENINO?
En el artículo “Oportunidades y Desafíos del Ecosistema de Emprendimiento Femenino”, las autoras Adriana Amaya, Andrea Samaniego y Virginia Lasio analizan las razones detrás de los altos índices de actividad emprendedora en Ecuador, destacando la escasez de oportunidades laborales en el mercado formal como una de las principales causas que ha impulsado a muchas mujeres a buscar alternativas de generación de ingresos a través del emprendimiento.
Un ejemplo concreto de esta realidad es el caso de Alisson Andrade, fundadora de la marca de ropa ecuatoriana FEM Atelier SAS. Su historia ilustra cómo la necesidad puede convertirse en el motor del emprendimiento. Alisson relata a Gestión que su incursión en el mundo empresarial surgió en un momento de adversidad, cuando perdió su empleo durante la pandemia. Como madre soltera, enfrentó la urgencia de encontrar una forma de generar ingresos para sostener a su familia. Ante este desafío, decidió tomar las riendas de su destino y crear su propia marca de ropa, que no solo le ha permitido proveer para su familia, sino también generar oportunidades de empleo para otros. En sus propias palabras: “Al quedarme sin trabajo, entré en desesperación, en ese momento vi la alternativa de vender algo, aunque no tenía claro el término emprender, solo quería tener un ingreso”.
De manera similar, María de los Ángeles Sánchez, fundadora de Radiant, una marca de cosméticos, comparte una historia de emprendimiento por necesidad. Su familia enfrentaba limitaciones económicas y ella consideraba fundamental continuar con su educación superior. El emprendimiento se convirtió en una vía para generar los recursos necesarios para costear sus estudios y contribuir al sustento familiar. Comenta que “todo parte desde una necesidad, porque debía independizarme económicamente, a mi mamá ya no le alcanzaba y yo debía aportar, comencé a pintar caritas, vender juguetes, hasta que quebré por la pandemia, sin embargo, seguí y abrí Radiant de forma online”.
Estas experiencias ponen de manifiesto que, en muchos casos, el emprendimiento femenino en Ecuador surge como respuesta a las adversidades económicas y a la falta de oportunidades en el mercado laboral tradicional. Las mujeres, especialmente aquellas con responsabilidades familiares y desafíos socioeconómicos, encuentran en el emprendimiento una forma de empoderamiento y de tomar control de su situación financiera.
El impacto positivo del emprendimiento femenino trasciende el ámbito individual. Las mujeres emprendedoras no solo generan ingresos para sí mismas y sus familias, sino que también crean empleo, promueven la diversidad en el ecosistema empresarial y sirven como modelos a seguir para otras mujeres y niñas. Su éxito y determinación pueden inspirar a otras a perseguir sus sueños y desafiar los estereotipos de género en el mundo de los negocios.
LOS DESAFÍOS MÁS GRANDES AL EMPRENDER
Emprender siendo mujer trae consigo una serie de desafíos que ponen a prueba la determinación, resiliencia y capacidad de adaptación. Dos claros ejemplos de esto son los testimonios de María de los Ángeles y Alisson. Sus experiencias reflejan algunos de los mayores retos que enfrentan las mujeres al aventurarse en el mundo empresarial.
Uno de los desafíos más significativos es la constancia y disciplina necesarias para sacar adelante un emprendimiento. Como señala María de los Ángeles, llevar un negocio requiere realizar múltiples tareas simultáneamente, desde crear contenido hasta gestionar diversos aspectos del emprendimiento. Mantener la motivación y el enfoque en medio de este cúmulo de responsabilidades puede ser abrumador, especialmente cuando se presentan altibajos en el camino.
Otro gran desafío es hacer frente a la competencia y encontrar la manera de destacar en el mercado. Alisson, al incursionar en la industria de la moda sin experiencia previa, se enfrentó a un panorama altamente competitivo. Aprender sobre el sector, desarrollar habilidades empresariales y crear una propuesta de valor única fueron retos formidables que tuvo que superar para posicionar su marca. “Emprender en la industria textil fue un reto total, debido a que no estudié para eso y nunca me vi trabajando en ello, mi principal desafío fue crear una comunidad que me elija”, explica.
Además, la falta de conocimientos y experiencia en áreas clave del emprendimiento puede ser un obstáculo significativo. Muchas mujeres, como Alisson, se embarcan en un negocio en un campo diferente al de sus estudios o trayectoria profesional. Esto implica un proceso de aprendizaje intensivo y la necesidad de desarrollar nuevas competencias sobre la marcha, lo que puede resultar abrumador y desafiante.
La pandemia también ha sido un desafío inesperado que ha puesto a prueba la capacidad de adaptación de las emprendedoras. Como menciona María de los Ángeles, enfrentar una crisis global mientras se intenta mantener a flote un negocio requiere “una gran dosis de resiliencia y creatividad para encontrar soluciones innovadoras”.
A estos desafíos se suman otros factores, como la dificultad para acceder a financiamiento, la conciliación entre la vida personal y profesional, y los estereotipos de género que aún persisten en el mundo empresarial. Las mujeres a menudo enfrentan mayores barreras para obtener capital, redes de contactos y oportunidades de crecimiento en comparación con sus contrapartes masculinas.
El emprendimiento femenino en Ecuador ha alcanzado un notable liderazgo en la región latinoamericana, impulsado principalmente por la necesidad de generar ingresos ante la escasez de oportunidades laborales en el mercado formal. A pesar de este espíritu emprendedor, las mujeres ecuatorianas se enfrentan a desafíos significativos que dificultan la consolidación y crecimiento de sus negocios a largo plazo.
Si bien el país exhibe una alta Tasa de Actividad Emprendedora Temprana, el entorno empresarial aún presenta barreras considerables, reflejadas en su posición rezagada en el National Entrepreneurial Context Index. Superar estas limitaciones requerirá de políticas públicas y programas de apoyo enfocados en mejorar el ecosistema emprendedor.
(*) Elaborado por Liz Ortiz, analista económica Revista Gestión.
Last modified on 2024-03-26