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Autor: Revista Gestión *

Las remesas enviadas por los migrantes ecuatorianos desde el exterior constituyen un importante flujo de recursos que ha tenido un impacto significativo en la economía y el bienestar de muchas familias en el país. Según datos del Banco Interamericano de Desarrollo, Ecuador recibió USD 5.315 millones en remesas durante 2023, lo que representa un crecimiento del 12,1% respecto al año anterior.

Estas transferencias de dinero de los trabajadores migrantes hacia sus familias en Ecuador no sólo representan un sostén económico vital a nivel de los hogares, sino que a nivel agregado tienen un peso macroeconómico relevante. En 2023, se estima que las remesas alcanzarán el 4,4% del PIB ecuatoriano, siendo uno de los ratios más altos en Sudamérica.

EVOLUCIÓN DE LAS REMESAS DE TRABAJADORES 

Las remesas recibidas por Ecuador han experimentado un crecimiento significativo en los últimos años, según datos del Banco Central del Ecuador. En 2016, las remesas anuales alcanzaron los USD 2.602 millones, cifra que ha ido aumentando de manera sostenida hasta llegar a los USD 3.943 millones en los primeros tres trimestres de 2023.

Entre 2016 y 2019, las remesas anuales crecieron a un ritmo promedio del 7,5%, pasando de USD 2.602 millones a USD 3.234,6 millones. Este incremento se atribuye principalmente a la mejora en las condiciones económicas de los países de destino de los migrantes ecuatorianos, como Estados Unidos y España, así como al compromiso de los trabajadores en el exterior por apoyar a sus familias en Ecuador.

A partir de 2020, a pesar de la crisis económica global provocada por la pandemia de COVID-19, las remesas mostraron una notable resiliencia. En 2020, las remesas anuales alcanzaron los USD 3.337,8 millones, un aumento del 3,2% respecto al año anterior. Esta tendencia se aceleró en 2021, con un incremento interanual del 30,7%, llegando a los USD 4.362,4 millones, lo que refleja el esfuerzo de los migrantes por apoyar a sus familiares en momentos de necesidad (Gráfico 1).

Gráfico 1

Evolución de las remesas

En 2022, las remesas anuales continuaron creciendo, aunque a un ritmo más moderado, alcanzando los USD 4.743,5 millones, un aumento del 8,7% respecto a 2021. Este comportamiento se explica por la recuperación económica en los principales países de destino tras la pandemia y la depreciación del tipo de cambio en Ecuador, que incentiva el envío de dinero.

Si bien los datos de 2023 corresponden únicamente a los primeros tres trimestres, la cifra de USD 3.943 millones ya representa el 83,1% del total recibido en 2022. De mantenerse esta tendencia, se estima que las remesas anuales en 2023 podrían superar los USD 5.200 millones, lo que supondría un nuevo récord histórico y un crecimiento cercano al 10% respecto al año anterior.

REMESAS EN SUDAMÉRICA 

Ecuador es uno de los países de Sudamérica donde las remesas desempeñan un papel fundamental en la economía nacional y en el bienestar de miles de familias. Según datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Ecuador recibió USD 5.315 millones en remesas durante 2023, lo que representa un crecimiento del 12,1% respecto al año anterior y equivale al 4,4% del PIB del país, uno de los porcentajes más altos de la región (Gráfico 2).

Gráfico 2

Variación de las remesas en Países de Sudamérica

En el contexto suramericano, Ecuador se destaca por la importancia relativa de las remesas en su economía. Mientras que en países como Brasil, Argentina y Chile las remesas representan menos del 1% del PIB, en Ecuador este indicador supera el 4%. Esto refleja la magnitud del fenómeno migratorio ecuatoriano y la dependencia de muchos hogares de los envíos de dinero desde el exterior (Gráfico 3).

Gráfico 3

Tasas de crecimiento: 2022 - 2023

Los principales países de origen de las remesas que recibe Ecuador son Estados Unidos (67,8%), España (21,5%) e Italia (10,7%), donde reside la mayor parte de la diáspora ecuatoriana. No obstante, también existen flujos intrarregionales significativos provenientes de países vecinos como Colombia (17,5%) y Chile (4%), destinos emergentes de la migración ecuatoriana en las últimas dos décadas.

La evolución de las remesas en Ecuador muestra una tendencia creciente en los últimos años, con una notoria resiliencia incluso durante la crisis económica derivada de la pandemia de COVID-19. Más allá de su impacto macroeconómico, las remesas tienen un rostro humano en Ecuador. Detrás de cada envío hay historias de familias separadas por la migración, pero unidas por el compromiso mutuo. Los migrantes ecuatorianos, con su esfuerzo y sacrificio, buscan brindar un futuro mejor a sus seres queridos, destinando estos recursos principalmente a cubrir necesidades básicas como alimentación, salud, educación y vivienda.

No obstante, el crecimiento de las remesas también plantea desafíos para el país. Es necesario promover un uso más productivo de estos flujos, fomentando el ahorro y la inversión en emprendimientos que generen empleo y desarrollo local. Asimismo, se debe avanzar en la inclusión financiera de las familias receptoras, para reducir los costos de transacción y promover una mejor gestión de los recursos.

¿UNA NUEVA OLA MIGRATORIA EN ECUADOR?

Ecuador ha experimentado un significativo aumento en la migración durante las últimas décadas, con un crecimiento particularmente acelerado a partir de la crisis económica de finales de los años 90. Según datos de la ONU, en 2020 se registraron 1’127.891 emigrantes ecuatorianos, lo que representa el 6,44% de la población total del país. Esta cifra sitúa a Ecuador en el puesto 93 de 195 países en términos de porcentaje de población migrante.

La evolución de la emigración ecuatoriana muestra una tendencia creciente en las últimas tres décadas. En 1990, se registraban 214.008 emigrantes, cifra que se duplicó para el año 2000, alcanzando los 446.380. Durante la década siguiente, el número de ecuatorianos en el exterior se disparó, llegando a 1’152.897 en 2010. Si bien entre el 2010 y 2020 el crecimiento se desaceleró, para 2021 el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) reportó una cifra récord de 1’357.644 ecuatorianos que salieron del país (Gráfico 4).

Gráfico 4

Evolución de la migración

El aumento de la migración ecuatoriana en los últimos años responde a diversos factores socioeconómicos. Además de la búsqueda de mejores oportunidades laborales y condiciones de vida, la inseguridad se ha convertido en un motivo creciente para dejar el país. Según datos de la United States Customs and Border Protection (USCBP), autoridad aduanera y fronteriza de EE.UU., en 2023 se detuvo a 125.159 migrantes ecuatorianos en la frontera estadounidense, más del doble de los 58.297 compatriotas apresados en esta línea fronteriza durante 2022. Estas cifras alarmantes dan cuenta de la desesperación de miles de ecuatorianos que arriesgan sus vidas en busca de un futuro mejor, huyendo no solo de la pobreza sino también de la violencia y la delincuencia en su país de origen.

La tendencia parece mantenerse en 2024, con 7.893 detenciones de migrantes ecuatorianos, tanto adultos como menores, registradas por la USCBP solo en el mes de enero. Estos datos evidencian la necesidad urgente de abordar las causas estructurales que impulsan la migración forzada, a través de políticas públicas que promuevan el desarrollo económico inclusivo, la generación de empleo digno y la seguridad ciudadana en Ecuador.

Este nuevo flujo migratorio ha tenido un impacto significativo en las remesas que recibe el país. Como se analizó en artículos anteriores, las remesas han mostrado un crecimiento sostenido en los últimos años, pasando de USD 2.602 millones en 2016 a USD 4.743,5 millones en 2022, con una proyección de superar los USD 5.200 millones en 2023 (una estimación basada en la tendencia de crecimiento observada en años anteriores). Este aumento de las remesas refleja, por un lado, el creciente número de ecuatorianos en el exterior, y por otro, su compromiso por apoyar económicamente a sus familias en el país.

No obstante, el crecimiento de las remesas también plantea desafíos importantes para el país. Es necesario promover un uso más productivo de estos recursos, canalizándolos hacia inversiones en educación, salud, vivienda y emprendimientos que generen empleo y desarrollo local. Asimismo, se debe avanzar en la inclusión financiera de las familias receptoras, brindando educación financiera y acceso a servicios bancarios que permitan una mejor gestión de estos ingresos.

Más allá de las remesas, la nueva ola migratoria ecuatoriana tiene profundos impactos sociales y familiares. La separación de padres e hijos, de parejas y demás seres queridos, supone un alto costo emocional y afectivo para miles de familias. Se requieren políticas públicas que brinden apoyo psicosocial a las familias transnacionales, así como programas de reagrupación familiar y de retorno voluntario para quienes deseen volver al país.

Las alarmantes cifras de detenciones de migrantes ecuatorianos en la frontera de EE.UU, con un aumento del 400% en 2023, como lo afirma Latinometrics, reflejan la desesperación que impulsa a miles de compatriotas a dejar el país, huyendo de la pobreza, la violencia y la falta de oportunidades, especialmente en ciudades como Guayaquil. 

Si bien el crecimiento sostenido de las remesas evidencia el compromiso de la diáspora con sus familias, también plantea la necesidad de promover un uso más productivo y equitativo de estos recursos. Solo así será posible convertir a la migración en una opción libre y no en una necesidad forzada por las circunstancias adversas.

(*) Elaborado por Liz Ortiz, analista económica Revista Gestión.

 

Last modified on 2024-03-22

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