El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) presentó un informe sobre la economía plateada, aquella que se enfoca en el cambio demográfico por el envejecimiento de la población. Este informe revela la importancia de nuevos bienes y servicios para personas mayores en América Latina y el Caribe. Las proyecciones de envejecimiento de la población muestran que la región presentará el ritmo de envejecimiento más alto del mundo, y para el 2090 será la que mayor población mayor tendrá (36,4%). La economía plateada presenta nuevas oportunidades de mercado, pero también es una vía para reducir las brechas de género, de clases socioeconómicas e intergeneracionales.
¿QUÉ ES LA ECONOMÍA PLATEADA?
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) publicó un informe sobre la economía plateada en América Latina y el Caribe. La economía plateada es aquella parte de la economía global vinculada al cambio demográfico producido por el envejecimiento de la población. El enfoque se centra en las necesidades y demandas de los adultos mayores.
El crecimiento proyectado de la población de personas mayores conlleva desafíos respecto a pensiones, salud y la atención a la dependencia, lo cual se entiende a menudo como una carga adicional para la sociedad. Sin embargo, también se abren múltiples oportunidades de negocio en diferentes sectores, como en vivienda, turismo, cuidados o transporte, lo que puede generar millones de nuevos empleos.
La pandemia ha evidenciado la vulnerabilidad física y social de las generaciones mayores, por lo que asegurar que la sociedad tenga suficientes capacidades y recursos para atender estas demandas crecientes es fundamental.
LA IMPORTANCIA DE LA ECONOMÍA PLATEADA PARA AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE
América Latina y el Caribe, a diferencia de otras regiones, aún es una región joven, donde las personas mayores a 60 años representan alrededor de 11,2% del total, un porcentaje menor que en Europa (26%) o en América del Norte (23%).
Como resultado del incremento de los niveles de calidad de vida y de las mejoras de la oferta de servicios básicos como el agua, saneamiento o salud, se ha producido un aumento significativo de la esperanza de vida.
Consecuentemente, se prevé que en las próximas décadas la región presente mayor ritmo de envejecimiento poblacional del mundo. Se estima que en 2050 más de una de cuatro personas será mayor de 60 años y para 2090 se prevé que sea el 36,4%, el porcentaje más alto del mundo (Gráfico 1). Este rápido envejecimiento determina la urgencia de que los países de esta región empiecen a prepararse transformando sus economías.
Gráfico 1
Porcentaje proyectado de población mayor de 60 años
Los adultos mayores consumen bienes y servicios que son, al menos en parte, diferentes a los del resto de la población, por lo que satisfacer las necesidades de este grupo ofrece oportunidades de inversión y producción.
Los resultados del estudio del BID identificaron actores cuyos servicios o productos se dirigen a las personas mayores y, de estos actores, el 40% se desempeña en los sectores de salud y cuidados. Otro resultado es que 90% de los actores de la economía plateada operan exclusivamente en sus países de origen, es decir, no son servicios o productos destinados a la exportación. Además, tres de cuatro actores tienen fines de lucro, lo que indica que es la inversión privada la que predomina en esta economía.
LA ECONOMÍA PLATEADA ES UNA OPORTUNIDAD PARA VARIOS SECTORES
Dentro de la economía plateada está el sector de la atención a la dependencia, que incluye a las casas de cuidado y es el que cuenta con más antigüedad. Actualmente, estas demandas están cubiertas por las mujeres de la misma familia que dejan de lado su vida laboral para priorizar la atención a los mayores de su hogar. El informe indica que con una orientación política adecuada, esta demanda se puede orientar hacia una nueva industria de empleos y reducir o eliminar la feminización del trabajo.
En el sector de la salud existen iniciativas dirigidas a facilitar el manejo de las enfermedades crónicas y a prevenir y reducir el impacto de las limitaciones funcionales por medio de prácticas que incentivan un envejecimiento activo. También se incluye la telemedicina para el manejo de enfermedades crónicas. Además, son necesarias inversiones en medicina preventiva, alimentación saludable o ejercicio físico para el envejecimiento activo.
El sector financiero está empezando a cubrir una amplia gama de demandas de las personas mayores mediante la oferta de servicios particulares como remesas o el manejo de propiedades, que se suman a los servicios más tradicionales como las pensiones, el ahorro o la inversión. Dentro de este sector se puede considerar la adopción de soluciones tecnológicas dirigidas a los clientes adultos mayores, incluyendo la capacitación para su uso.
En el sector de transporte están desarrollándose soluciones específicas para responder a las necesidades particulares de movilidad de las personas mayores. Los transportes públicos se tienen que adaptar a las demandas de los mayores. Los adultos mayores en zonas rurales requieren soluciones que incluyan servicios de conexión y promoción de la digitalización de la asistencia.
El mercado laboral ofrece a las personas mayores oportunidades para que sigan contribuyendo con la sociedad, ya sea mediante el aporte de su experiencia o la generación de ingresos. Y por último, el sector educativo está desarrollando soluciones que promueven el envejecimiento activo y la participación continua de las personas mayores en la vida económica y social de la región.
UNA OPORTUNIDAD PARA REDUCIR BRECHAS DE GÉNERO, DE CLASES SOCIOECONÓMICAS E INTERGENERACIONALES
En efecto, el envejecimiento de la población conllevará inevitablemente a un cambio significativo de las tendencias de consumo y, por ende, implicará un aumento de la oferta de bienes y servicios dirigidos a las personas de esa edad.
La economía plateada tiene una importante función, por un lado, puede contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas mayores y, por el otro, permite aprovechar el potencial de ese grupo de población como promotor de la recuperación económica y generador de empleos después de la pandemia, indica el informe del BID.
El desarrollo de la economía plateada tiene importantes implicaciones para la equidad de género, entre clases socioeconómicas y entre generaciones. Las mujeres viven, en promedio, cinco años más que los hombres, lo que ha llevado a un proceso de “feminización” del envejecimiento. Hoy en día hay ocho millones más de mujeres que de hombres mayores de 60 años en América Latina y el Caribe; las mujeres representan el 55% de la población mayor. Además, la diferencia de género se expande a medida que se consideran poblaciones de mayor edad, por ejemplo, entre los adultos mayores de 80 años, el 62% son mujeres.
Asimismo, la mayor parte de la carga de trabajo familiar generada por el envejecimiento recae en las mujeres. En ALC, son ellas las que brindan alrededor del 80% del cuidado de los adultos mayores. Debido a la falta de servicios adecuados de apoyo, pueden verse obligadas a ocuparse del cuidado de sus seres cercanos, reduciendo su participación en el mercado laboral y privando a la economía de parte del talento de la región. En contraparte, la mayoría de los empleos formales generados por el mercado de la atención a la dependencia es femenino.
La población más vulnerable, con menores niveles educativos y más informalidad en el empleo, se encuentra en condiciones más precarias en la vejez: tiene menor acceso a la seguridad social y, por lo tanto, niveles más bajos de ingreso, posibilidades más reducidas para aprovechar las nuevas oportunidades de emprendimiento y de empleo, así como una mayor prevalencia de enfermedades crónicas y de dependencia funcional.
A pesar de la mayor necesidad, esta población tiene menor capacidad de compra de servicios de salud de alta calidad y de servicios de atención a la dependencia ya que, frente a la ausencia de servicios públicos, es más probable que el sector privado empiece a ofrecer servicios en los nichos de mercado de mayor rentabilidad, es decir, en servicios de alta calidad y alto precio.
Es importante resaltar que la población mayor de nuestra región presenta niveles de vulnerabilidad socioeconómica mucho mayores que los que se puedan dar en países de altos ingresos de Europa, América del Norte o Asia del Este.
Todas las soluciones deben prestar especial consideración a los temas de equidad intergeneracional. El aumento del gasto público para las pensiones y la salud, por ejemplo, puede traducirse en una carga de deuda para las generaciones futuras, en un contexto en el que el gasto social ya presenta de por sí un sesgo hacia los adultos mayores, principalmente debido a los sistemas de pensiones contributivas.
La atención a personas mayores no ha sido una prioridad en la región; sin embargo, las proyecciones de envejecimiento indican que es una necesidad que los países empiecen una transformación en los mercados y servicios para poder mejorar su calidad de vida.
(*) Elaborado por Maí Suárez, redacción Revista Gestión.
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Last modified on 2022-03-23