Manabí tiene una superficie con labor agropecuaria de más de un millón de hectáreas, esto la convierte en la provincia más productiva del país. Se destaca no solo en el sector agrícola, con productos como el banano, el cacao y el arroz, sino que también supera el número de cabezas de ganado, con más de 900 mil vacunas en 2019. Sin embargo, el 41% de su población carece de vivienda adecuada o cuenta con los servicios básicos necesarios para que sus ciudadanos tengan un desarrollo pleno.
La Encuesta de Superficie y Producción Agropecuaria Continua (ESPAC) que realiza el INEC anualmente permite evaluar el desempeño del sector agropecuario del país. A nivel nacional, en 2019, hubo 5,11 millones de hectáreas bajo labor agropecuaria, es decir 0,17 millones de hectáreas menos que el año previo. Al parecer, las superficies con uso de suelo para siembra y pastoreo van cayendo marginalmente a lo largo del tiempo, lo que a largo plazo podría tener efectos directos en la seguridad alimentaria del país.
En todo el país, Manabí es la provincia más fértil con relación a su tamaño ya que tiene una superficie con labor agropecuaria de 1’055.837 hectáreas, seguida por Guayas, con 702.619 hectáreas, y Los Ríos, con 484.451 hectáreas. Como muestra el Gráfico 1, esta provincia cuenta con 709.241 hectáreas de suelo utilizado para pastos cultivados y pastos naturales, resaltando frente al resto.
Gráfico 1
Superficie de pastos cultivados y naturales según provincia en 2019 (en hectáreas)
Esta gran tierra se destaca tanto en la producción agrícola como pecuaria. Entre los productos agrícolas de mayor producción están el plátano y la palma africana, como cultivos permanentes, y el maíz duro seco y el arroz como transitorios. Además, en el sector pecuario supera por más del doble al resto de provincias. En 2019, esta provincia concentró 930.153 cabezas de ganado vacuno, lo que representa el 21,60% del total nacional, mientras que Azuay es el segundo territorio con más ganado, pero está muy por debajo, con 330 mil cabezas de ganado.
El agro tiene una participación importante en la economía nacional, pues aportó con 7,71% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2019 (Gráfico 2). Agregado con la agroindustria supera los 11 puntos porcentuales al PIB. En términos del Valor Agregado Bruto (VAB) que, según el Banco Central del Ecuador (BCE) es la diferencia de la producción total con el consumo intermedio, el sector agropecuario alcanzó los $ 5.544,03 millones el año pasado. Es por ello que este sector genera el 28,6% del empleo total a nivel nacional.
Gráfico 2
Aporte del sector agropecuario al PIB Real
LA TIERRA MÁS FÉRTIL A LA VEZ PADECE DE PENURIAS SOCIOECONÓMICAS
Pese a su riqueza y fertilidad, esta provincia tiene una serie de conflictos sociales. Manabí está entre las provincias con mayor tasa de pobreza por Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI). En 2017, 41% de los manabitas eran pobres por NBI, esto significa que casi la mitad de la población sufre por al menos uno de estos componentes: calidad de la vivienda, hacinamiento, acceso a servicios básicos, acceso a educación y capacidad económica.
Es por ello que cuesta entender cómo la tierra más productiva del país no dispone de muchos servicios básicos. Más allá de los desastres naturales que han vivido, como el terremoto, las inundaciones, los deslizamientos de tierra y los oleajes se enfrentan a la falta de conectividad, de servicios de excretas adecuados, de agua potable para toda la población, entre otros. Y este no es solo el caso de Manabí sino de muchas otras zonas del país.
La información oficial la levanta el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) mediante el Censo de Población y Vivienda. El último realizado fue en el 2010. Según estos datos, los principales problemas que enfrentan los manabitas son la conectividad y la falta de red pública de alcantarillado. En 2010, apenas 15,3% disponía de servicio telefónico, pero además llama la atención que en 2001, nueve años antes, apenas 3,4% más de la población contaba con este medio de comunicación.
El servicio de alcantarillado es otro problema que enfrentan los manabitas, tan solo 42,4% puede hacer uso de este servicio. Sin embargo, hay cantones que tienen mínima cobertura como Olmedo (2%), Tosagua (1,4%), Pichincha (0,8%) y Puerto López (0,5%). Eso pone en vulnerabilidad a las personas que solo disponen de servicio de excretas riesgosos como los pozos sépticos, pozos ciegos, letrinas o, simplemente no tienen ningún servicio higiénico.
Asimismo, solo la mitad de los manabitas cuenta con agua segura. En ciertos cantones el suministro de agua no llega ni al 20% de los habitantes; ese es el caso de Paján, Flavio Alfaro y Olmedo. Según el INEC, en 2016, había seis cantones de la provincia donde ni siquiera hay un monitoreo a la calidad de agua que se distribuye.
Gráfico 3
Los servicios básicos en Manabí
LOS JORNALEROS DEL AGRO NO GOZAN DE LOS DERECHOS LABORALES
Las actividades que corresponde a cultivos, ganadería y avicultura se dan en las zonas rurales por lo que es fundamental identificar las condiciones laborales en esa área. Según reporta el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), apenas 20,6% de los trabajadores de este sector cuenta con empleo adecuado. La mayoría de los trabajadores se encuentra en el subempleo (19,4%) y en el empleo no pleno (35,3%). Mientras existe un 22,9% que tiene empleo no remunerado, esto se debe en parte a que las actividades del agro suelen ser negocios familiares. Además, cuentan con tasas de ganancia muy bajas, lo que impide remunerar a todos los involucrados, razón por la que estas personas trabajan a cambio de techo y alimento de subsistencia.
Los manabitas se dedican principalmente a actividades por cuenta propia (26,4%), seguida de empleados privados (24,6%) y jornaleros (21,8%), como se evidencia en el Gráfico 3. Las principales actividades económicas a las que se dedican son la agricultura, las camaroneras y las agroindustrias.
Los jornaleros cubren gran parte de la mano de obra del sector agropecuario manabita, pero para muchos su remuneración y sus derechos laborales son precarios. Según el MAG, un jornalero puede ganar entre $ 280,50 a $ 560,00 mensuales, es decir, menos de lo necesario para cubrir una Canasta Básica Unificada. El jornal se paga según el sector donde realice la actividad, por ejemplo, pequeños agricultores que trabajan por un ciclo corto ganan aproximadamente $ 15 por las ocho horas de trabajo, en cambio, un jornalero que trabaja en cultivos permanentes puede ganar $ 20 por la misma jornada.
Gráfico 4
Actividades económicas a las que se dedican los manabitas
Pero además hay un patrón de evasión de las obligaciones de los productores con sus empleados. Según el IESS, al menos 23.357 trabajadores a nivel nacional no han sido afiliados o aportan menos de lo que deberían. Una de las principales provincias donde esto es recurrente es en Manabí, donde en 2019 los patronos lograron evadir, es decir no afiliar, a alrededor de 905 trabajadores. En el sector de la ganadería, silvicultura y pesca la evasión es relativamente alta (5,22%) y la subdeclaración fue de 7,74%.
En general, la seguridad social es muy limitada en esta provincia y los hombres, en este caso, tienen menor acceso que las mujeres. Más del 65% de hombres no dispone de seguro social público. Para ellos, el seguro campesino es casi tan popular como el seguro general, sin embargo, es mínimo, 13,2% y 16,3%, respectivamente (Gráfico 5). En contraste, 30,4% de mujeres sí dispone del seguro general y 6% del seguro campesino. Estos resultados demuestran la situación de vulnerabilidad de más del 60% de los manabitas, que en situaciones complejas económicas, de salud o vejez no tendrán un seguro en el que apoyarse.
Gráfico 5
Porcentaje de manabitas con algún tipo de seguridad social
LAS CAMARONERAS DESPLAZAN A LA GANADERÍA EN MANABÍ
Desde 2012 la ganadería, siendo la actividad estrella que dominaba la provincia, ha sido desplazada por el camarón. Desde entonces, al menos 1.500 hectáreas que eran potreros se han convertido en piscinas para el cultivo y captura de este crustáceo. Los cantones más afectados por este fenómeno son Chone, Tosagua, San Vicente y Pedernales debido a su cercanía con ríos y ciénegas. Por tanto, los agricultores y ganaderos se ven fuertemente afectados por estas grandes empresas que, consecuentemente, desplazan la mano de obra de la siembra a las camaroneras aunque los pagos sigan siendo ínfimos.
Es así que la tierra más rica del país no tiene el acceso a ciertos servicios básicos y tampoco tienen trabajos bien remunerados. La contradicción es mucha, por lo que pone a discusión los problemas de desigualdad ya que la mayoría de manabitas no goza de los frutos abundantes de su tierra. Estas brechas deben ser cerradas, pero implica corregir problemas estructurales que padece toda la economía nacional y que impiden un desarrollo justo y equitativo.
Por: Karen Lucero, redacción Revista GESTIÓN.
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