El coronavirus ha provocado un incremento de desechos bastante elevado. Solo en julio se generaron más de 1.000 toneladas adicionales con respecto al mismo mes del año pasado en Quito. Alrededor de 25.000 kilogramos mensuales provienen específicamente de desechos COVID-19, los cuales requieren de un extremo cuidado para su disposición.
En Quito se recogen diariamente alrededor de 2.000 toneladas de basura, según los datos de EMASEO; con dicha cantidad desechos se podría llenar cada dos meses el Estadio Olímpico Atahualpa. El manejo de tal proporción de desperdicios implica una gran carga para los trabajadores de esta actividad, pues el peso diario que los recicladores de desechos cargan equivale a 337 tanques de gas y, además, correr detrás del camión de recolección supone más de 15 km.
Por lo general, los desechos hospitalarios no representan un gran porcentaje del total de basura (1%). Sin embargo, en el contexto del coronavirus varios insumos médicos se han vuelto indispensables en la vida cotidiana de las personas, como mascarillas, guantes o equipo de protección personal. Por lo que el incremento de desechos de productos no biodegradables es considerable.
Si se contrastan los valores de julio de este año con julio de 2019 hay un incremento de 1.096,76 toneladas en ese mes (Gráfico 1). Esto equivaldría a un total de 220 elefantes asiáticos que pesan normalmente 5 toneladas.
Solo en desechos hospitalarios, en julio se generaron 204.980 kilogramos y a ello hay que agregar en promedio los 25.000 kilogramos de desechos COVID-19. El manejo de residuos de pacientes con coronavirus debe ser tratado con mayor precaución y controles de sanidad ya que son considerados desechos biológicos infecciosos.
Gráfico 1
Toneladas de basura de Quito en julio 2019 y julio 2020
En términos ambientales, el COVID trajo algunas externalidades positivas, pero en su mayoría negativas. Por ejemplo, la calidad del aire de Quito mejoró sustancialmente -pues no había tenido tal aire desde hace 20 años- y, a nivel global, la contaminación atmosférica disminuyó en 6%. Sin embargo, los desperdicios que acompañan a la pandemia dejan en los mares, océanos y distintos ecosistemas toneladas de basura no biodegradable, por lo que tardarían alrededor de 4 siglos en descomponerse.
La gestión de residuos debe ser una de las prioridades para los gobiernos del mundo, pero además es una corresponsabilidad de la ciudadanía. La generación de desechos para reducir la cantidad de basura, hasta los cuidados extremos con basura potencialmente infecciosa depende del comportamiento y compromiso de los ciudadanos. Mientras que los municipios deben garantizar la gestión de residuos e incentivar la utilización de productos o envases amigables con el medioambiente.
Por: Karen Lucero, redacción Revista GESTIÓN.
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Last modified on 2020-08-19