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Autor: Consultora Multiplica *

Con una aprobación por los suelo -pues apenas un 17% de los ecuatorianos tiene una imagen favorable de la gestión de Lasso-, constantes pugnas con la Asamblea, inestabilidad política, problemas de inseguridad, deterioro de la provisión de bienes y servicios públicos y falta de insumos médicos, queda claro que existe una amenaza latente al crecimiento de la economía. A su vez, la ineficiente ejecución presupuestaria indica que la lucha contra la inseguridad y el crimen organizado que tanto pregona el oficialismo parece estar desconectada de la realidad. De esta manera, no sería arriesgado pensar que otro estallido social se estaría incubando.

LA INESTABILIDAD POLÍTICA CREA UN AMBIENTE DE BAJA CONFIANZA EN LA ECONOMÍA

En Ecuador, las tensiones entre el Ejecutivo y el Legislativo han sido una constante, sobre todo en los gobiernos que no logran tener una amplia representación en la Asamblea; esto desemboca en  inestabilidad política, que se traduce en movilización social, cambio de gabinete, asesinato de líderes, conflictos internos, etc. La teoría de las ciencias sociales y la evidencia empírica muestran que la inestabilidad política reduce la tasa de crecimiento económico, ya que existen varios canales de transmisión que explicarían esta causalidad, el más conocido es aquel que relaciona la inestabilidad política con el riesgo de no respetar los derechos de propiedad, lo que a su vez desemboca en una reducción de la inversión, que es un importante motor para la economía. 

Pero la causalidad también puede darse en el otro sentido: la inestabilidad política como resultado del menor crecimiento económico; este resultado se explicaría porque un menor crecimiento reduce las posibilidades de bienestar de la población que, a su vez, estaría descontenta de su gobierno y se movilizaría para cambiarlo. 

De esta manera, se ha encontrado que a nivel mundial la tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) per cápita en promedio es de 2,8% para años sin inestabilidad y de 1,3% para años con inestabilidad. En otras palabras, la inestabilidad política reduce el crecimiento del PIB per cápita en 1,5 puntos porcentuales por año.

 Un indicador que da cuenta de los problemas políticos que vive el país es la aprobación de la gestión del presidente y la Asamblea. De acuerdo con las cifras de Perfiles de Opinión, la calificación de estos dos poderes venía cayendo desde el año pasado, tuvo un leve repunte luego del paro de junio, pero a finales de agosto vuelve caer y apenas un 17% de los ecuatorianos tiene una imagen favorable de la gestión de Lasso. En el caso de la Asamblea, el porcentaje es mucho más bajo, cayendo hasta el 6,7% (Gráfico 1). 

Gráfico 1

Porcentaje de aprobación de los poderes Ejecutivo y Legislativo (2021-2022)

 

Lo curioso es que a pesar de la baja aprobación, el Gobierno apuesta por la consulta popular. En todo caso, si a la inestabilidad política le sumamos los problemas de inseguridad, el deterioro de la calidad en la provisión de bienes y servicios públicos, la falta de insumos médicos y la complicada coyuntura internacional, queda claro que existe una amenaza latente al crecimiento de la economía. Los buenos resultados del primer semestre en comercio exterior, recaudación y pobreza pueden verse comprometidos en lo que resta del año. 

UN PRESUPUESTO MAL EJECUTADO QUE PRIORIZA EL PAGO DE DEUDA Y SUBSIDIOS

Entre enero y agosto de 2022, el Presupuesto General del Estado (PGE) registra un superávit de $ 883 millones que resulta de la diferencia entre unos ingresos de $ 19.787 millones y unos gastos de $ 18.904 millones. Los ingresos tributarios y petroleros superan lo registrado en los últimos 6 años, pero todavía no alcanzan los niveles de 2013-2015. Sin embargo, por el lado de los gastos, el codificado asciende a $ 29.570 millones y su ejecución es de 64%; este porcentaje se encuentra por debajo del esperado ya que si el presupuesto se dividiera equitativamente entre los 12 meses del año, hasta agosto debería bordear el 67%. 

La mala ejecución del presupuesto no es novedad, ya que la práctica habitual de los gobiernos de turno ha sido gastar el presupuesto pendiente en el último trimestre e incluso último mes del año. Sin embargo, un monto que llama la atención es el gasto de capital e inversión, que tiene una ejecución de apenas 42%. Hasta agosto, el Estado ha devengado $ 2.745 millones, unos $ 2.164 millones menos que lo esperado. Esto muestra la mala gestión del gasto público y llega a ser un problema si consideramos que más de $ 2.000 millones de “gasto productivo” no se están inyectando a la economía. 

En sí, la mayoría del gasto se concentra en el sector de Tesoro Nacional; hasta agosto, el monto devengado suma $ 13.093 millones, lo que representa el 60% del gasto total. La elevada participación de este sector se debe a que incluye el servicio de la deuda pública y la cuenta de financiamiento de combustibles importados. De hecho, solo dos sectores superan el 67% de ejecución: Desarrollo Urbano y Vivienda, con 75,6%, y Tesoro Nacional, con 67,8% (Gráfico 2). Por el contrario, los sectores con menor ejecución son Recursos Naturales, con 27,3%; Ambiente, con 35%, y Turismo, con 36,2%.

Gráfico 2

Ejecución del gasto público por sectores

 

Los bajos niveles de ejecución a nivel sectorial son un fiel reflejo de las principales preocupaciones de los ecuatorianos. Por ejemplo, una reciente encuesta de opinión realizada por Ipsos muestra que los temas que más preocupan a las personas son: la inseguridad, con 51,5%; el desempleo, con 45,5%; y la Inflación, con 25,1%. 

DESCONTENTO SOCIAL: ¿SE ESTÁ INCUBANDO OTRO ESTALLIDO?

En este contexto, el presupuesto para seguridad asciende a $ 3.319 millones, hasta agosto el Estado ha ejecutado el 57% de ese total o el equivalente a $ 1.892 millones. Esto implica que el gasto en seguridad se encuentra unos $ 320 millones por debajo de lo esperado. Las entidades con más ineficiencia en el gasto son el Ministerio de Defensa, con $ 135 millones abajo de lo previsto, y la Policía Nacional, con $ 82 millones subejecutados. Por lo que la lucha contra la inseguridad y el crimen organizado que tanto pregona el oficialismo parece estar desconectada de la realidad y la mala gestión del presupuesto es una muestra de ello. 

Las cifras de homicidios y robos son otro golpe de realidad. Entre enero y julio, el número de homicidios alcanzó los 2.500 casos, más del doble que lo registrado en el mismo período de 2021 y es el valor más alto desde que se tiene registros (Gráfico 3). De hecho, las muertes violentas en los primeros siete meses del año superan las 2.496 registradas durante todo el 2021. En el caso de los robos, la situación es igual de preocupante, el número de casos ha retrocedido al nivel de hace seis años.

Gráfico 3

Evolución de homicidios y número de robos entre enero y julio (2014-2022)

 

Además de sortear los problemas de inseguridad, los ecuatorianos deben lidiar con un sistema de salud colapsado que a diario denuncia la falta de medicinas, equipamiento médico y últimamente la muerte de adultos y niños que no pueden ser atendidos. El presupuesto del sector salud le pertenece casi en su totalidad al Ministerio de Salud Pública (MSP), pero hasta agosto el Gobierno ha devengado $ 1.698 millones y, como es habitual, la subejecución del gasto está presente. Con tal ineficiencia en el uso de recursos, difícilmente se cumplirá la promesa de brindar salud gratuita y de calidad.

La inestabilidad política, la inseguridad, el colapso del sistema de salud, la mala ejecución del gasto, la falta de oportunidades laborales de calidad, parecen razones suficientes para creer que otro estallido social se está incubando. A esto hay que sumar el riesgo inminente de otra movilización de las organizaciones indígenas, pues al parecer en las mesas de diálogo “abunda la ausencia de acuerdos”.

Existe así una aparente paradoja de tener buenos resultados a nivel macro (crecimiento del PIB, inflación relativamente baja, superávit fiscal, etc.), pero que a nivel micro la gente no los percibe. Una posible respuesta a esto se encuentra en el más reciente Informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), donde los resultados del Índice De Desarrollo Humano para Ecuador son terribles: el desarrollo humano en términos de ingreso, educación y esperanza de vida han retrocedido 10 años (Gráfico 4). En el ranking de países, el Ecuador cayó 14 puestos y se ubica en el puesto 95 de 191. 

Gráfico 4

Evolución del Índice De Desarrollo Humano (1990-2022)

 
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Last modified on 2022-09-18

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