El derrumbe suscitado en el cantón Alausí, provincia Chimborazo, ha sacudido a todo el país debido a la inacción del Estado (Gobierno central y autoridades locales) para prevenir sus terribles consecuencias. La mala gestión de riesgos se traduce en un retroceso del desarrollo social y económico de este cantón, teniendo en cuenta las desigualdades territoriales a las que está expuesto.
ALAUSÍ, UN PUEBLO MÁGICO SEPULTADO
En 2019, el Ministerio de Turismo designó a Alausí como ‘Pueblo Mágico del Ecuador’. El nombramiento trajo júbilo y esperanza a los más de 60.000 habitantes del cantón, teniendo previsiones económicas positivas relacionadas con turismo que mejorarían la calidad de vida de sus habitantes. Sin embargo, el pasado 26 de marzo, la realidad del cantón quedó al descubierto, puesto cinco barrios en el sector de Casual fueron sepultados a causa de un derrumbe. Estos fueron: La Esperanza, Control Norte, Nuevo Alausí, Pircapamba y Bua.
La Secretaría General de Riesgos al momento ha registrado 963 damnificadas, que se encuentran en familias de acogida, alojamientos temporales o han decidido salir de la ciudad. Además, las cifras reportan 58 personas desaparecidas, 30 muertas y 43 heridas.
La población en el cantón Alausí es vulnerable debido a su condición geográfica. Los suelos de la zona se distinguen por ser irregulares y tener pendientes elevadas. El nivel predominante de pendiente es mayor al 50%, lo que significa que es muy alta o abrupta, explica la Secretaría General de Riesgos. Por ese motivo, la falta de planificación y de ordenamiento territorial aumenta el riesgo de desastres naturales y la degradación de los recursos naturales, lo que a su vez afecta negativamente la economía y el bienestar de la gente.
UN CANTÓN DEDICADO A LA AGRICULTURA, GANADERÍA, SILVICULTURA Y PESCA
La desigualdad es observable al interior de las provincias, donde la población rural se encuentra en barrios informales y marginados, con viviendas inadecuadas, falta de acceso a servicios básicos y menos oportunidades económicas y educativas. En otras palabras, las condiciones de vida, así como la probabilidad de ser rico o pobre, dependen del lugar de residencia. En el caso de Alausí, se presentan varios desafíos.
Alausí se encuentra en la provincia de Chimborazo, la séptima más pobre del Ecuador, con 38,89% de pobreza por ingresos, lo que significa que 4 de cada 10 personas viven con menos de USD 88,72 al mes, según datos del INEC (2022). Se debe considerar que el crecimiento y la productividad de una región pueden ser muy diferentes a los de otra.
En Alausí, las actividades económicas que más aportan a la economía son la Agricultura, ganadería, silvicultura y pesca, seguida de Enseñanza, Administración pública, Salud y Transportes e Información y comunicaciones. Precisamente, con base en las estadísticas del Banco Central del Ecuador, la principal actividad económica tuvo una variación positiva en 2020 (35%) con respecto a 2019 (24,61%) en 10,39 puntos porcentuales (Gráfico 1).
Gráfica 1
Participación de las actividades económicas en Alausí 2010-2020
Respecto al trabajo, en el Censo del 2010 (último disponible), la agricultura, ganadería, silvicultura y pesca predominaba en 98,67% del sector rural de Alausí, seguida del comercio y la manufactura (Gráfico 2). Bajo este panorama, se puede inferir que el derrumbe en esa localidad es trágico, tanto por las pérdidas humanas como de cultivos, pues hasta el momento se han contabilizado 26 hectáreas dedicadas a la agricultura perjudicadas, 6 de estas con pérdidas totales en cultivos como pastos y maíz.
Gráfico 2
Personas ocupadas por rama de actividad (primer nivel) en Alausí a 2010
AFECTACION Y RETROCESO EN TÉRMINOS DE DESARROLLO
Según el Objetivo de Desarrollo Sostenible 10 de la Organización de las Naciones Unidas, la reducción de las desigualdades económicas y sociales es esencial para promover el crecimiento económico inclusivo y sostenible. Esto puede ser visto en el acceso a servicios básicos y a viviendas dignas. Hasta 2010, en Alausí el 73,43% de las viviendas carecía de sistema de alcantarillado y tan solo 23,79% contaba con servicio de recolección de basura (Gráfico 3). Para 2023, la situación se torna gris tras el derrumbe, pues las estimaciones del Ministerio de Transporte y Obras Públicas y la SGR dan cuenta de 24,3 hectáreas afectadas por el deslizamiento donde existían 209 viviendas.
El INEC aún no ha presentado los datos del Censo 2022 que ayudarían a conocer las condiciones actuales del sector y que serían de gran ayuda en momentos como estos.
Gráfico 3
Servicios básicos en viviendas de Alausí a 2010
Estas afectaciones se relacionan también con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 11 que busca conseguir ciudades y comunidades sostenibles, así como promover un desarrollo urbano inclusivo. Esto implica crear ciudades más seguras y resilientes, que sean capaces de satisfacer las necesidades básicas de sus habitantes, así como promover la movilidad sostenible.
No obstante, el movimiento de masas en Alausí destruyó el 25% de la red de alumbrado y 60% del servicio de agua potable ha sido afectado, dado que se destruyeron 300 metros de tubería de agua potable provenientes de Plata de Pueblo Viejo, en Tixán. Mientras que el servicio de alcantarillado tiene una afectación del 20%, según la SNR. No solo eso, sino que también se destruyeron 2,32 kilómetros de vías: 1,12 kilómetros que afectan el servicio de transporte para las comunidades y ciudades de la vía E35 y 1,20 kilómetros del tramo Pueblo Viejo-Alausí.
LA INEFICIENCIA DE LA GESTIÓN DE RIESGOS
La Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR) define a la gestión de riesgos como el proceso de identificar, analizar y cuantificar las probabilidades de pérdidas y efectos secundarios que se desprenden de los desastres, así como de las acciones preventivas, correctivas y reductivas correspondientes que deben emprenderse.
La gestión de riesgos en el caso de Alausí ha sido insuficiente, por decir lo menos, puesto que aunque el derrumbe tuvo lugar el 26 de marzo, en diciembre de 2022 ya se había realizado un informe de riesgo, junto a un seguimiento por parte de la Unidad de Riesgos del GAD municipal y también de la Secretaría de Riesgos, que entregaron sendos informes el 10 de marzo.
En estos reportes recomendaron reparaciones en las fisuras resultado de un mal manejo de aguas, explicó Eduardo Llerena, vicealcalde de Alausí. Igualmente, el 19 de febrero de 2023 se declaró el estado de alerta amarilla en las comunidades Aypug, Casual y los barrios: La Esperanza, Control Norte, Nueva Alausí, Pircapamba y Bua, puesto que se identificó el riesgo de movimientos en masa, como deslizamientos y hundimientos.
En ese sentido, Rommel Salazar, exdirector del Servicio de Gestión de Riesgos, insistió en diario Expreso en que se debieron realizar acciones técnicas preventivas, vinculando a las autoridades de los gobiernos autónomos descentralizados como actores directos en el territorio.
Miguel Chávez, académico en la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol), también responsabiliza del desastre a la mala construcción de las vías del cantón. Asegura, desde su experticia, que es una falla antrópica, tratándose de un deslizamiento por acción humana.
(*) Elaborado por Camila Marcayata, analista económica Revista Gestión.
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Last modified on 2023-04-09