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Autor: Revista Gestión

La pobreza por ingresos se venía reduciendo de a poco en el Ecuador, pero 2020 frenó esa tendencia. Hoy se estima que la pobreza afectará a 37,6% de la población. El incremento de personas pobres se explica en parte por la reducción del ingreso, pero también se debe a que la desigualdad en la distribución del ingreso crecerá en 6%. En términos multidimensionales, la pobreza aumentará de 38,20%, en 2019, a 43% en 2020, es decir, 7,4 millones de hogares sufrirán privaciones de bienes y derechos básicos. Los hogares con niños, niñas y adolescentes son los que más afectados se verán, pero la Unicef calcula que es necesaria una inversión del 2,4% del PIB para atender a las necesidades de estas familias.

El 2020 presenta una ruptura en cuanto a lucha en contra la pobreza y desigualdad en las naciones del mundo, principalmente en los países menos desarrollados y de menor ingreso. En la región, se estima que al finalizar este año habrá 45,4 millones más de personas pobres. El total de pobres sería de 230,9 millones, es decir, 37,3% del total de la población.

Las determinantes que principalmente afectarán la pobreza serán la reducción del ingreso laboral, incrementos de la desigualdad y el limitado acceso a servicios básicos. En septiembre de 2019, en el país 407 mil personas estaban desempleadas; en septiembre de 2020, esa cifra incrementó en 28,5%, dando como resultado 523 mil personas en condición de desempleo.

La estructura del mercado laboral en el país se deterioró hasta septiembre. Alrededor de 4,8 millones de personas en septiembre (100 mil personas más que en el año anterior) tienen un empleo inadecuado, es decir, perciben menos que el salario básico o trabajan menos de la jornada laboral y no están afiliados a la seguridad social. El empleo pleno se redujo de septiembre de 2019 a 2020 de 3,2 millones a 2,5 millones. Adicional, 700 mil personas dejaron de buscar trabajo y se las considera en estado de inactividad.

El bienestar social se ha visto socavado como consecuencia del confinamiento, la pobreza multidimensional se incrementó. Es notorio que los hogares con niños, niñas y adolescentes son un grupo altamente vulnerable y que presenta desafíos adicionales en la coyuntura actual.

CERCA DE 20 AÑOS PARA REDUCIR LA POBREZA EN EL PAÍS

Se considera a una persona pobre cuando su ingreso mensual percibido es menor a $ 84,82 y pobre extremo si recibe un ingreso por debajo a $ 47,80. Según datos del INEC, la pobreza en septiembre de 2020 asciende a 29,3% (un incremento de 4,6% con respecto a diciembre de 2019). Y la pobreza extrema registrada fue del 11,8%, un 2,9% por encima de diciembre de 2019.

Las cifras son claras, y luego de una revisión histórica de los datos, se pueden comparar con las cifras registradas en 2011, que indica un retroceso de 9 años en materia de reducción de la pobreza (Gráfico 1).

Si pensamos en erradicación de la pobreza, bajo el supuesto de que el ingreso de las personas pobres incremente en un 2% anual, le hubiese tomado al país 7,5 años salir de la pobreza. Luego del Covid-19, se espera le tome al menos dos décadas si no se adoptan las medidas de política adecuadas.

Claramente, los esfuerzos gubernamentales tienen mucho que ver en cuanto a reducir el periodo de recuperación post-covid. En el país, en búsqueda de reducir el impacto de la pobreza por ingreso, se generó un proyecto aplicado en tres etapas.

La primera fase, lanzada el 27 de marzo, consistió en entregar un bono de $ 120 a 400 mil familias que pasaban necesidades por el inicio del confinamiento estricto iniciado el 16 de marzo. Dado que las familias pobres tienen pocos ahorros, este bono fue un salvavidas para mantener el consumo en niveles mínimos. La fase dos, iniciada el 24 de abril, amplió el alcance, entregando $ 120 a 550 mil familias ecuatorianas. Y por último, en junio, se lanzó la etapa final de un bono de $ 120 destinado a 130 mil familias.

Gráfico 1

Pobreza por ingresos

 

A pesar de estos esfuerzos, Unicef estima que en este año se incremente en 1,8 millones las personas en condición de pobreza por ingresos hasta establecerse en 37,6% del total de la población. Esta cifra sería cerca de 40,7% si no se hubieran tomado medidas por parte del gobierno.

LA DINÁMICA DE LA POBREZA Y DESIGUALDAD

Según Unicef, “el cambio en pobreza producto del choque Covid-19 es explicado en más del 60% por el efecto de la distribución”. El índice de Gini mide la desigualdad de ingresos entre los hogares ricos y pobres. Mientras más cercano a cero implica que la distribución del ingreso es más equitativa, caso contrario se aproximará a uno. En Ecuador, a nivel nacional, en los últimos años se ha reducido la desigualdad de manera importante (Gráfico 2).

Gráfico 2

Índice de Gini

 

Sin embargo, como resultado de la pandemia se espera un incremento de la desigualdad de un 6% o más. En la región, la Cepal proyectó a Ecuador, junto con Perú y Argentina, como los países en donde se incrementará más la brecha de desigualdad del ingreso como resultado de la pandemia. Sin lugar a dudas, una mayor dispersión entre quienes más ganan y menos ganan tiene incidencia en la pobreza por ingresos.

AL CERRAR EL 2020, 43% DE ECUATORIANOS SERÁN POBRES MULTIDIMENSIONALES

Para concretar la visión, se usa el indicador más completo de pobreza que se mide en el país. Para calcular la pobreza multidimensional, se consideran cuatro dimensiones (Recuadro 1): educación; trabajo y seguridad social; salud, agua y alimentación social; y hábitat, vivienda y ambiente sano.

Recuadro 1

Indicadores de pobreza multidimensional (IPM)

 

Revista Gestion

 

Fuente: INEC, 2020.

En Ecuador, se considera a un hogar pobre en términos multidimensionales, cuando está privado de un tercio o más de las dimensiones expresadas en el Recuadro 1. Los resultados en los años inmediatamente anteriores mostraban que el Índice de Pobre Multidimensional (IPM) estaba aumentando (Gráfico 3), es decir, más ecuatorianos estaban bajo condición de pobreza multidimensional.

Gráfico 3

Índice de pobre multidimensional

 

Luego de la pandemia, que redujo la producción y el empleo y por tanto el ingreso de las personas, se espera que la pobreza multidimensional se incremente de 38,2% en 2019 a 43% al cerrar el 2020. Esto indica que 7,4 millones de personas estarán privadas de un tercio de los indicadores como salud, trabajo, educación, alimentación y vivienda. Si bien es una alarma, la situación en hogares con presencia de niños, niñas y adolescentes presenta una realidad aún más compleja.

LOS NIÑOS Y NIÑAS SON EL GRUPO MÁS VULNERABLE

Los datos muestran una realidad difícil para los hogares que están conformados en parte por niños, niñas y adolescentes. Es claro que presentan una desventaja y han sido un grupo altamente afectado por la pandemia del Covid-19. Los representantes de Unicef indican que este grupo es más afectado porque justamente las familias más pobres son las mismas que normalmente tienen más hijos y, por ende, menor posibilidades de atención.

 

Gráfico 4

Efecto del choque del Covid por clases, hogares sin niños, niñas y adolescentes

 

 

Gráfico 5

Efecto del choque del Covid por clases, hogares con niños, niñas y adolescentes

 

 

Los gráficos 4 y 5 registran que los hogares con menores son los más propensos a estar en condiciones de pobreza y pobreza extrema. Se espera que el nivel pobreza pase de 31,9% en 2019 a 44% en 2020.

Asimismo, 3,1 millones de niños, niñas y adolescentes vivirán en pobreza multidimensional en 2020 y 6 de cada 10 serán pobres extremos multidimensionalmente, es decir, se vulnerará más del 50% de los indicadores señalados.

Como resultado, se espera que la inasistencia a clases aumente de 14,2% a 21,6% para los jóvenes, por las limitaciones planteadas por la pandemia, además de las dificultades de conectividad. El empleo infantil en el 2020 aumentará, de 7,5% a 10,8%. Son indicadores claros sobre la situación de un grupo vulnerable, en donde el desarrollo de niños, niñas y adolescentes se verá frenado por las dificultades económicas del confinamiento.

RETOS Y ACCIONES: ¿CÓMO AFRONTAR LA REALIDAD?

En vista de que el confinamiento ha privado de la capacidad de generar ingresos a varias familias, Unicef ha propuesto un plan que suavice los efectos de la pandemia para los hogares más afectados. Unicef indica que, en primer lugar, se necesita diseñar un sistema de protección social que se enfoque en los más vulnerables, pero a su vez venga acompañado de una política de apoyo a la clase media que también está siendo altamente afectada.

Otro gran reto es la educación, que a futuro asegurará el desarrollo y acumulación de capital humano, por tanto, cualquier política tiene que asegurar que los menores reciban educación de calidad.

Asimismo, la pobreza multidimensional da una alarma hacia donde enfocar los recursos. Gran parte de la pobreza multidimensional en el país se explica por factores estructurales como: logro educativo incompleto, carencia de agua por red pública y déficit habitacional. Las cuestiones mencionadas demandan de un trabajo de alta inversión y una transformación de fondo que se puede llevar a cabo en el mediano y largo plazo. Pero, en indicadores de empleo inadecuado o desempleo y no contribución al sistema de pensiones, que son parte de los más afectados en este contexto, el gobierno puede generar una política de incentivos que tenga efecto al corto plazo en aras de potenciar la recuperación post-covid.

Otra arista, no menos importante, tiene que ver con un crecimiento de la economía, pero acompañado de un plan redistributivo. Anteriormente se habló de que la erradicación de la pobreza luego del coronavirus tomaría alrededor de 20 años; sin embargo, con políticas enfocadas en un crecimiento pro-pobre y redistributivo, se lograría reducir a 13,6 años.

Cuando se considera la acción gubernamental, nace una pregunta de alta relevancia: ¿Cuánto dinero se necesita? Unicef realizó el cálculo de la inversión necesaria para generar un plan de ayuda y protección social para la niñez, evitando un deterioro de las condiciones de vida por consecuencias de la pandemia.

Tabla 1

Inversión necesaria para protección social de la niñez luego del Covid-19

 

La Tabla 1 resume que la inversión necesaria, tomado en consideración la intervención para 715 mil familias afectadas, sería de $ 2.599 millones anuales, es decir,  2,4% del PIB de 2019 para mejorar las condiciones de vida de gran parte de la población ecuatoriana. Unicef informó que ya se han hecho acercamientos con algunos organismos nacionales e internacionales para el financiamiento de este programa. Sin embargo, aún se encuentra en stand-by.

Si bien el Estado pasa por una situación compleja, con un déficit acentuado, esta condición no debería limitar el accionar social. Es indispensable priorizar el gasto social y pensar en los hogares que más demandan planes de protección. La realidad ha dejado en evidencia que los problemas que vive el Ecuador se ampliarán en el horizonte y la lucha de la pobreza tomará más años de los que se pensaba en una economía antes del coronavirus.

Por: Karen Lucero, redacción Revista Gestión.

 

 

 

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Last modified on 2020-10-25

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