Ecuador se encuentra en una encrucijada económica, enfrentando desafíos significativos en términos de endeudamiento y sostenibilidad fiscal. La creciente deuda pública del país ha generado preocupación entre los expertos y ha llevado al gobierno a buscar nuevas fuentes de financiamiento. En este contexto, el reciente acuerdo técnico alcanzado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para un nuevo programa de crédito por USD 4.000 millones se presenta como una medida crucial para abordar las presiones financieras a corto plazo. Sin embargo, este acuerdo también plantea interrogantes sobre las implicaciones a largo plazo y los desafíos que enfrentará Ecuador en los próximos años.
EL PESO DE LA DEUDA EXTERNA EN ECUADOR
De acuerdo con los datos más recientes proporcionados por el Ministerio de Economía y Finanzas de Ecuador, con corte a febrero de 2024, la deuda externa del país presenta una estructura diversificada en términos de fuentes de financiamiento.
Los convenios originales con bancos ascienden a USD 919,60 millones, mientras que los convenios originales con gobiernos alcanzan los USD 4.479 millones. Estas cifras indican que Ecuador ha recurrido tanto a entidades bancarias como a acuerdos intergubernamentales para obtener financiamiento externo. (Gráfico 1).
Gráfico 1
Composición de la Deuda externa del Ecuador
Sin embargo, la mayor parte de la deuda externa de Ecuador proviene de organismos internacionales multilaterales, por un monto de USD 25.210 millones. Esto sugiere que el país ha buscado apoyo financiero de instituciones como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y otros organismos regionales de desarrollo. Otro componente importante de la deuda externa son los títulos de deuda emitidos en mercados internacionales, que ascienden a USD 15.980 millones. Estos títulos representan una forma de financiamiento a través de la emisión de bonos soberanos en los mercados de capitales globales.
La deuda externa total de Ecuador a febrero de 2024 se sitúa en USD 47.510 millones. Esta cifra pone de manifiesto la importancia de la deuda externa en las finanzas públicas de Ecuador y la necesidad de una gestión prudente y estratégica de estas obligaciones.
DEUDAS POR VENCER: ¿QUÉ SE PODRÁ HACER?
Según los datos más recientes publicados por el Ministerio de Economía y Finanzas, en 2024, se espera que venzan USD 1.980 millones de deuda externa y USD 2.532 millones de deuda interna. Estas cifras se incrementan significativamente en los años posteriores, alcanzando picos de USD 4.301 millones de deuda externa en 2027 y USD 2.779 millones de deuda interna en 2026. Estos vencimientos representan un desafío considerable para la economía del país, especialmente en un contexto de recursos limitados y necesidad de ajustes estructurales (Gráfico 2).
Gráfico 2
Vencimiento de deuda interna y externa
Tal como lo señala el economista Christian Albuja a GESTIÓN: “Se debe comenzar a devolver dinero en cantidades importantes los siguientes años y no existen recursos suficientes”. Esta afirmación pone de relieve la urgencia de abordar la situación de la deuda y buscar soluciones sostenibles.
Según Albuja, es necesario “cambiar la estructura ingresos y gastos, desde el 2007 se han triplicado los gastos y los ingresos no se han triplicado”. Esto implica la necesidad de implementar medidas de austeridad y eficiencia en el gasto público, así como estrategias para aumentar los ingresos fiscales de manera sostenible.
Además, el economista enfatiza en la importancia de “poner el freno al gasto excesivo y permitir que la inversión extranjera venga”. La atracción de inversión extranjera directa (IED) es fundamental para impulsar el crecimiento económico y generar los flujos de capital necesarios para hacer frente a los vencimientos de la deuda.
Sin embargo, Albuja advierte que el papel del Estado en la economía “debe cambiar”. Esto sugiere la necesidad de revisar y ajustar las políticas económicas para crear un entorno más favorable para la inversión y el desarrollo del sector privado.
En el contexto de la dolarización, el economista destaca una regla crucial: “Se necesita liberalizar la economía porque necesita mucho flujo de capitales, al no poder imprimir dinero, se debe dar seguridad para la IED y apertura para que fluyan los capitales”. En otras palabras, dado que Ecuador no puede imprimir su propia moneda, es esencial crear condiciones atractivas para la entrada de capitales extranjeros y fomentar la confianza de los inversores.
¿CÓMO ESTÁ LA INVERSIÓN EXTRANJERA DIRECTA?
La Inversión Extranjera Directa (IED) en Ecuador ha mostrado fluctuaciones en los últimos tres años. En 2021, la IED total fue de USD 648,06 millones, lo que representa una disminución significativa en comparación con los niveles anteriores a la pandemia. Este valor se encuentra muy por debajo de los niveles registrados en años previos, como en 2018, cuando la IED superó los USD 1.389 millones, lo que evidencia un retroceso notable en la capacidad del país para atraer inversiones extranjeras.
En 2022, se observó una recuperación en la IED, alcanzando los USD 879,37 millones. Si bien este aumento es positivo, aún se encuentra por debajo de los niveles prepandémicos y no se considera un valor alto en términos históricos. Es importante destacar que la IED es fundamental para impulsar el crecimiento económico, la generación de empleo y la transferencia de tecnología y conocimientos. Mientras que los últimos datos del 2023 indican una IED de USD 372,31 millones (Gráfico 3).
Gráfico 3
Evolución de la inversión extranjera directa
Según Albuja, en el contexto del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que implica un desembolso de USD 4.000 millones, es crucial “incentivar a la inversión extranjera directa para sectores estratégicos, como electricidad, petróleo y minería, para que la IED participe en las alianzas público-privadas”. Esto implica “intentar dar seguridad para fomentar la IED”, lo que es fundamental para atraer capitales extranjeros y promover el desarrollo de estos sectores clave.
Para lograrlo, Ecuador debe implementar políticas que generen confianza en los inversores, como la estabilidad jurídica, la seguridad, la transparencia y la reducción de la burocracia. Además, es necesario promover activamente la IED mediante la identificación de oportunidades de inversión, la simplificación de trámites y la creación de incentivos atractivos para los inversionistas extranjeros.
IMPLICACIONES A LARGO PLAZO Y SOSTENIBILIDAD DE LA DEUDA
Si bien el acuerdo con el FMI proporciona un alivio a corto plazo para las finanzas públicas de Ecuador, también plantea preguntas sobre la sostenibilidad de la deuda a largo plazo. Al utilizar nuevos créditos para pagar deudas anteriores, el país corre el riesgo de entrar en un ciclo de endeudamiento continuo. Por ello, es fundamental que el gobierno implemente reformas estructurales sólidas y adopte medidas para mejorar la recaudación de ingresos y racionalizar el gasto público, a fin de romper este ciclo y garantizar la sostenibilidad fiscal a largo plazo.
Para Albuja, “el Ecuador se va a ver afectado porque sigue endeudándose, pues es contraproducente” y advierte que el principal efecto será la continuación del círculo vicioso, con un efecto placebo a corto plazo, donde se produce más gasto y más endeudamiento, lo que impide al país salir de este problema.
“Ecuador debe poner un freno de mano y dar el siguiente paso: dejar de usar financiamiento, usar los recursos propios y comenzar a resolver los problemas que tenemos”, afirma. Esto implica la implementación de medidas concretas para frenar los gastos y buscar alternativas sostenibles.
Una de las opciones que plantea Albuja es dar oportunidades al sector privado para que pueda cubrir las necesidades que actualmente enfrenta el país. Esto sugiere la importancia de fomentar la inversión privada y crear un entorno propicio para el desarrollo de proyectos y servicios que contribuyan al crecimiento económico y la generación de empleo.
Además, es crucial que Ecuador adopte políticas fiscales responsables y transparentes, que permitan una gestión eficiente de los recursos públicos. Esto implica fortalecer los mecanismos de control y rendición de cuentas, así como implementar medidas de austeridad y racionalización del gasto público.
A largo plazo, la sostenibilidad de la deuda de Ecuador dependerá de su capacidad para generar ingresos propios, diversificar su economía y atraer inversiones productivas. Esto requerirá un esfuerzo concertado para mejorar el clima de negocios, fomentar la competitividad y promover la innovación en sectores estratégicos.