La deuda pública ha sido una constante para el Ecuador, misma que comprende la deuda externa con diversos multilaterales. El gobierno de turno ha comenzado a disminuir la relación entre deuda pública y Producto Interno Bruto (PIB), reduciendo así el déficit fiscal. No obstante, una posición extrema y las condiciones que se establecen en los acuerdos con organizaciones internacionales, podrían ser contraproducentes para el país.
La situación política que está atravesando el país es sumamente delicada. Tan solo un día después de que comenzara un proceso de juicio político en contra del presidente Guillermo Lasso se firmó la muerte cruzada, es decir, a la disolución de la Asamblea Nacional. Ante esto, surge un ambiente de incertidumbre sobre las decisiones futuras en materia económica y política que tomará el jefe de Estado, una de estas, en cuanto a la deuda externa que posee el Ecuador.
EL PESO DE LA DEUDA EXTERNA EN ECUADOR
La deuda externa es un tema importante, específicamente para la región latinoamericana. A lo largo de su historia, América Latina y el Caribe ha enfrentado altos niveles de endeudamiento, mismos que se dispararon a raíz de la pandemia de covid-19, representando un 71% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2020, señala el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en un estudio reciente. Es decir, si bien la deuda en su momento permitió hacer frente a la crisis sanitaria, en la actualidad podría ahogar las economías.
La misma investigación demuestra que entre los diez países de América Latina y el Caribe donde la deuda externa es predominante en términos de pasivos externos, es decir, donde la representa la mayoría del 100% de las obligaciones, Ecuador se encuentra en el primer lugar con un 75% aproximadamente (Gráfico 1). Para otros países como Haití, Paraguay y Venezuela, la deuda supera el 60% del total de los pasivos externos.
Gráfico 1
Composición de pasivos externos por país en 2020
A nivel mensual, la deuda externa para Ecuador en 2021 no presentó mayores variaciones, según estadísticas del Banco Central del Ecuador (BCE). Para enero, la deuda externa total, compuesta por la deuda externa privada y pública, misma que contempla las negociaciones con organismos multilaterales y financieros desde el Estado u organismos regionales o municipales, tuvo un valor de USD 56.808 millones.
El crecimiento interanual de la deuda externa total en febrero del 2022 con respecto al mismo mes en 2021, fue de 1,2%; mientras que en el mismo mes en 2023 tuvo una variación positiva del 3,6%, al compararlo con el año 2022. Dicho aumento se explica por el incremento de deuda externa pública, que entre 2022 y 2023 pasó de USD 46.303 millones a USD 48.092 millones, tomando como referencia febrero (Gráfico 2).
Gráfico 2
Deuda externa total y pública mensual (USD millones)
Para 2021, las obligaciones con organismos internacionales representaron el 46% de la deuda pública externa, siendo el valor más alto en comparación con bonos, bancos y gobiernos. Las obligaciones con el BID representaron 15% de la deuda externa pública, lo mismo que con el Fondo Monetario Internacional (FMI), mientras que con el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) el 9%, con el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) el 6% y con el Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR) el 1%, según estadísticas del BCE.
El mayor acreedor de Ecuador es el FMI, al que se le debe USD 8.100 millones o el equivalente al 33,3% del total de la deuda con multilaterales, un capital que debe ser pagado de aquí a 2032. Ecuador es el segundo país de América Latina que le debe más dinero al FMI, luego de Argentina.
UN ENDEUDAMIENTO PELIGROSO PARA ECUADOR
La investigación del BID concluye que la región latinoamericana en general se encuentra en una situación vulnerable debido a una combinación de factores como la pandemia, la invasión rusa a Ucrania, la alta inflación, el aumento de las tasas de interés y el bajo crecimiento mundial, sumado a un elevado nivel de endeudamiento. Por ese motivo, propone a los gobiernos la reducción de su deuda pública de un promedio del 70% a un rango de entre el 46% y el 55% del PIB para mejorar su sostenibilidad.
En el caso concreto del Ecuador, el nivel de endeudamiento es regulado acorde a techos, con un límite del 40% sobre el PIB, según lo establecido en la Ley Orgánica para el Ordenamiento de las Finanzas Públicas. Sin embargo, el país sobrepasa lo recomendado incluso solo al considerar la deuda externa pública.
Si bien desde el año 2000 hasta el 2012 las participaciones de la deuda externa pública como porcentaje del PIB fueron decreciendo (representaron el 12% en ese último año), esta tendencia tomó un rumbo creciente y los porcentajes con relación al PIB aumentaron; alcanzando para el 2021 y 2022, el 44% y el 42%, respectivamente (Gráfico 3).
Gráfico 3
Deuda externa pública (porcentaje del PIB)
De hecho, el Ecuador es los países más endeudados con el FMI, siendo el crédito multilateral que más ha crecido desde 2019, cuando el gobierno del expresidente Lenín Moreno firmó el acuerdo. Y en los años futuros, por amortización e intereses, los pagos serán de USD 1.036 millones, USD 1.602 millones y USD 1.417 millones, para 2024, 2025 y 2026, respectivamente. Así lo mencionó el director ejecutivo del Observatorio de la Política Fiscal (OPF), Jaime Carrera, a diario El Universo.
No obstante, la gestión del actual gobierno ha ubicado la deuda externa con relación al PIB en 56% a 2022; lo cual, según un informe de Grupo Faro acorde a la Ley para el Ordenamiento de las Finanzas Públicas, es positivo ante la meta del 57% estimada apenas para el 2025.
Además, a inicios de mayo se informó a la ciudadanía que Ecuador implementaría la conversión de deuda por naturaleza, instrumento que varios países ya han usado para mover recursos en favor de sus economías.
De hecho, es la mayor conversión de deuda por naturaleza en el mundo. Para ello, el banco suizo Credit Suisse International ofreció comprar varios tramos de bonos soberanos de la deuda externa de Ecuador por USD 656 millones a través de una subasta inversa u holandesa; en otras palabras, en lugar de que el comprador pague el precio que establece el vendedor, los vendedores compiten entre sí ofreciendo el precio más bajo.
Finalmente, el banco suizo compró los bonos por un valor de USD 1.630 millones, monto que será deducido de la deuda externa de Ecuador en USD 1.126 millones. Esos ahorros, aproximadamente USD 450 millones restantes, serán destinados a la protección de flora y fauna de las islas Galápagos. Adicionalmente, el BID otorgó una garantía al país por USD 85 millones, en tanto la Corporación Financiera de Desarrollo de Estados Unidos (DFC) extendió un seguro de riesgo político por USD 656 millones, para poder llevar adelante la operación.
¿ES BUENO O MALO TENER DEUDA PÚBLICA?
Un alza o permanencia de la deuda externa pública no es necesariamente mala. Según Eric Parrado, economista jefe del Banco Interamericano de Desarrollo, una gestión eficiente y sostenible de la deuda puede liberar el gran potencial de crecimiento de América Latina y el Caribe.
Si bien, los ajustes oportunos y adecuados de la política fiscal pueden reducir la deuda, para países como Ecuador es necesario un enfoque más integral. Es decir, no es posible tomar una posición blanca o negra, sino que se debe considerar la gama de grises, donde la deuda pública, en especial la externa, se destine a obras e inversión social, siempre tomando como referencia la vara impuesta según la ley.
Dependiendo del uso que se le dé al financiamiento obtenido, la deuda puede ser considerada positiva o negativa. Esto quiere decir que si se destinan los recursos para invertir en proyectos de calidad y mejorar la calidad de vida de las personas, los beneficios pueden superar los costos. No obstante, en Ecuador, la deuda nueva ha servido para pagar los viejos endeudamientos.
Por tal razón, más importante que el monto, son las condiciones a las que está sujeto el país en sus acuerdos con multilaterales. Aunque el FMI o el Banco Mundial entregan los créditos a tasas bajas y a amplios plazos, muchas veces eso conlleva a ceñirse a un manejo austero y condiciona los desembolsos, por lo tanto, se restringen las finanzas públicas y se contrae el gasto público con el fin de disminuir el déficit fiscal, sin importar las condiciones sociales y económicas, es decir, sin ver la realidad del contexto ecuatoriano.
Se puede tratar, entonces, de condiciones asfixiantes para la economía nacional, donde impera la baja calidad de empleo y la pobreza, llevando a un declive a la situación del país, donde la desconfianza se desborda al igual que la delincuencia.
Ante esto, la mejor manera de reducir la deuda es a través de un mayor crecimiento combinado con gasto público eficiente e ingresos públicos adecuados y recaudados de una forma que no sacrifique el crecimiento; o también alternativas como la conversión de la deuda externa para apoyar la conservación del archipiélago ecuatoriano.
(*) Elaborado por Camila Marcayata, analista económica Revista Gestión.
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Last modified on 2023-05-21