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Autor: Revista Gestión *

En el corazón de los Andes ecuatorianos, en la parroquia rural de Salinas de Guaranda (Bolívar), se ha forjado durante las últimas cinco décadas un notable ejemplo de economía solidaria y desarrollo comunitario. Lo que una vez fue una comunidad empobrecida y marginada, hoy es un referente de emprendimiento cooperativo,  mejora de la calidad de vida de sus pobladores y desarrollo local gracias a un proceso de organización, liderazgo y acción colectiva sustentado en principios de solidaridad, reciprocidad y autogestión. 

ORÍGENES Y CONTEXTO DEL MODELO SALINERO

El punto de inflexión en la historia de Salinas ocurre a inicios de la década de 1970, cuando coinciden varios factores clave: la llegada de voluntarios de la Misión Salesiana, liderados por el Padre Antonio Polo; un incipiente proceso de reforma agraria en las tierras de la iglesia local; y una creciente movilización comunitaria para enfrentar la pobreza y exclusión.

Según Antonio Polo, en el artículo titulado “Pistas para comprender la Utopía Salinera”, en esa época Salinas era una comunidad con altos niveles de analfabetismo, sin servicios básicos y dependiente de una economía de hacienda controlada por pocas familias terratenientes. La creación de la primera Cooperativa de Ahorro y Crédito en 1972, impulsada por los líderes locales con apoyo de la iglesia, marcó el inicio de un proceso de organización y empoderamiento comunitario que sentó las bases del modelo salinero.

Este proceso se vio fortalecido por la progresiva recuperación de tierras por parte de la comunidad, gracias a la reforma agraria en predios de la Iglesia y la paulatina venta de haciendas. Esto permitió a los campesinos acceder a medios de producción y desarrollar una economía más diversificada y orientada al mercado, pero manteniendo formas de gestión comunitaria.

DIVERSIFICACIÓN UN TEMA CENTRAL EN LA COMUNIDAD

Uno de los pilares fundamentales del éxito del modelo económico del Salinerito es la diversificación de sus procesos productivos. La comunidad ha sabido aprovechar sus recursos naturales y el talento de sus habitantes para desarrollar una amplia gama de productos de alta calidad. Entre otros destacan los quesos, chocolates, textiles, cárnicos, licores, sal y artesanías.

Según Mario Cadena y Fabián Vargas en su artículo titulado “Pistas para comprender la utopía salinera”, la producción de quesos es uno de los ejes centrales de la economía salinera. La llegada del experto quesero José Dubach en 1978 marcó un hito en la historia de la comunidad. Dubach enseñó a los campesinos no solo a elaborar quesos de calidad, sino también a comercializarlos en mejores condiciones. Así nació la marca “El Salinerito”, que hoy en día es reconocida a nivel nacional.

Pero la diversificación no se detuvo ahí. La comunidad también incursionó en la producción de chocolates, aprovechando el cacao de las zonas aledañas. Con el asesoramiento de expertos italianos, se creó una línea de chocolates finos que ha ganado prestigio en el mercado. Asimismo, se desarrollaron otros productos como licores, mermeladas y turrones, siempre con un enfoque de calidad y valor agregado.

Por otro lado, la sal, que da nombre a la parroquia, también ha sido un recurso importante en la economía local. Aunque en un inicio la extracción de sal era una actividad controlada por los hacendados, gracias a la organización comunitaria, los salineros lograron recuperar el control de este recurso y generar ingresos para la comunidad.

Las artesanías son otro pilar de la diversificación productiva en Salinas. La Asociación de Desarrollo Social de Artesanos Texal Salinas, conformada íntegramente por mujeres, ha desarrollado una línea de tejidos de alta calidad utilizando lana de oveja y alpaca. Estos productos han ganado reconocimiento en el mercado nacional e internacional, generando empleo y oportunidades para las mujeres de la comunidad.

En el año 2022, según los datos presentados en el Anuario Salinas, la economía de Salinas de Guaranda mostró un desempeño notable en sus diversos sectores productivos, alcanzando ventas totales por USD 5,8 millones. Este resultado evidencia la fortaleza y diversificación del modelo económico salinero, que ha sabido aprovechar sus recursos naturales y el talento humano para generar productos de alta calidad y valor agregado. El sector lácteo, representado principalmente por la producción de quesos, se destaca como el motor de la economía local, con ventas que alcanzaron los USD 2,1 millones(Gráfico 1).

Gráfico 1

Ventas netas por sector 

Otro sector que sobresale es el de los confites, que incluye la producción de chocolates y turrones. Con ventas por USD 1,1 millones, este sector demuestra la capacidad de la comunidad para incursionar en nuevos nichos de mercado y aprovechar las tendencias de consumo. La elaboración de chocolates finos, utilizando cacao de alta calidad, ha permitido a Salinas posicionarse como un referente en este segmento.

EL PAPEL DE LAS MUJERES: AVANCES Y DESAFÍOS PENDIENTES

Un aspecto fundamental en el análisis del modelo salinero es el rol que han jugado las mujeres en su construcción y los desafíos que enfrentan. Un ejemplo de los espacios ganados por las mujeres es en la producción textil Texal, conformada íntegramente por artesanas. Como señala su administradora Lidia Salazar a GESTIÓN: “En Texal, las mujeres hemos encontrado una oportunidad para generar ingresos propios y sentirnos valoradas por nuestro trabajo. Nos hemos capacitado, hemos innovado diseños, hemos asumido roles directivos. Hoy somos 101 socias activas que con nuestro esfuerzo sacamos adelante este emprendimiento” (Gráfico 2). 

Gráfico 2

Composición de socios y directivos de Texal

Sin embargo, Salazar también es enfática al señalar las limitaciones que aún enfrentan: “Si bien los ingresos que generamos son un complemento importante para nuestras familias, apenas representan el 10% del precio final de las artesanías. Eso sigue siendo poco para todo el tiempo y esfuerzo que dedicamos, además de nuestras responsabilidades en el hogar y la parcela. Todavía no se reconoce plenamente todo el trabajo que hacemos las mujeres”.

A pesar de su creciente participación en actividades productivas y comerciales, siguen siendo las principales responsables del trabajo doméstico y de cuidados, en muchos casos no remunerado. Esta doble o triple jornada limita su disponibilidad de tiempo y energía para asumir roles más estratégicos en las organizaciones. 

LOGROS DEL MODELO ECONÓMICO DE SALINAS 

El modelo económico de Salinas de Guaranda ha alcanzado logros significativos a lo largo de sus cinco décadas de historia. Según el documento “Pistas para comprender la utopía salinera”, uno de los principales logros ha sido la recreación y potenciación de la identidad salinera, que ha permitido una nueva forma de organización comunitaria, cooperativa y asociativa, generando cohesión social y posibilitando la innovación y diversificación de actividades económicas.

Otro logro destacado es el desarrollo de la capacidad organizativa de las estructuras económicas sociales y solidarias, como cooperativas, asociaciones, fundaciones y corporaciones. Este proceso ha requerido de permanente evaluación y ajustes, pero ha permitido a Salinas pasar de ser un pueblo dependiente de la hacienda a convertirse en un referente de economía solidaria y producción comunitaria. Más importante aún, este desarrollo organizativo ha fortalecido el tejido social y la identidad cultural de la comunidad. 

Salinas ha transitado de ser una comunidad desarticulada y dependiente, a convertirse en un ejemplo sólido de economía popular y solidaria. La economía comunitaria ha sido fundamental en este proceso, permitiendo generar recursos propios para el desarrollo y ganar autonomía frente a actores externos. En suma, el modelo salinero ha demostrado que es posible construir una economía solidaria que, además de generar beneficios económicos, fortalezca los lazos comunitarios y preserve la identidad cultural.

DESAFÍOS Y PERSPECTIVAS DEL MODELO SALINERO

A pesar de los importantes logros alcanzados, el modelo salinero enfrenta también desafíos para consolidarse y proyectarse hacia el futuro. Vinicio Ramírez, presidente de la FUNORSAL, indicó que la cooperativa financiera Coopsalinas está aún clasificada en el segmento 3 pese a sus 56 años de trayectoria respondiendo a la demanda de los habitantes del territorio . “Hemos crecido bastante en socios y activos, pero aún tenemos el reto de pasar a un segmento mayor para poder ofertar más y mejores servicios. Estamos implementando un plan de fortalecimiento institucional y mejora tecnológica para dar ese salto”, afirma. La educación financiera a los socios es otro frente de acción clave para fortalecer la cultura del ahorro y la inversión responsable.

A escala más amplia, Salinas debe innovar continuamente para mantener su propuesta solidaria en un entorno de mercado cada vez más competitivo. Asegurar el compromiso de las nuevas generaciones con el proceso comunitario es otro desafío clave frente a tendencias individualistas y consumistas en auge. Fortalecer la formación en economía solidaria y la transmisión intergeneracional de valores cooperativos es una tarea urgente para garantizar la sostenibilidad del modelo a largo plazo.

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FACTORES DE ÉXITO DEL MODELO SALINERO

Según Oswaldo Mata, en su artículo titulado “Los proyectos solidarios de Salinas de Guaranda y su aporte para la construcción de ‘otra economía’”, algunos de los principales factores que explican la sostenibilidad y replicabilidad de los emprendimientos salineros son:

  • La solidaridad y reciprocidad arraigadas en la cultura andina, expresadas en prácticas como la minga, que fueron la base para construir relaciones económicas cooperativas.
  • La recuperación de tierras comunales a través de reforma agraria, que permitió a los campesinos acceder a medios productivos y formar empresas colectivas.
  • El rol catalizador de agentes externos como la iglesia, ONG y cooperación internacional, que proporcionaron acompañamiento técnico, financiero y espiritual con enfoque de economía solidaria.
  • La reinversión de excedentes en ampliar capacidades productivas y mejorar servicios sociales para la comunidad, generando un círculo virtuoso.
  • La integración vertical y horizontal de los emprendimientos, formando cadenas y redes solidarias que agregan valor y acceden a mercados en mejores condiciones.
  • La innovación permanente en tecnologías productivas, en arreglos organizativos y en alianzas, manteniendo la esencia solidaria.

LECCIONES DEL MODELO SALINERO

El caso de Salinas ofrece valiosas lecciones para repensar el desarrollo rural y la economía social. En el marco de la orientación de las políticas públicas, el modelo de la economía social y solidaria de Salinas de Guaranda da aprendizajes valiosos para ser replicados:

En primer lugar, demuestra el potencial de la organización comunitaria y la acción (asociatividad), a través de las instituciones reconocidas legalmente como cooperativas, para generar desarrollo endógeno. Las comunidades, cuando se empoderan y movilizan sus propios recursos y capacidades, pueden generar soluciones innovadoras y sustentables a problemas complejos como la pobreza rural. El capital social comunitario se convierte así en un activo clave para el desarrollo.

En segundo lugar, la experiencia de Salinas revela el rol catalizador que pueden jugar agentes externos como la iglesia, las ONG y la cooperación internacional, cuando se alían a procesos comunitarios con una visión de largo plazo (articulación institucional). El acompañamiento de la Misión Salesiana y otras entidades, en diálogo con la población local, fue clave para desencadenar y sostener el proceso de desarrollo salinero. Este acompañamiento, basado en el respeto a la identidad cultural y el protagonismo de la comunidad, ha sido fundamental para fortalecer las capacidades locales.

En tercer lugar, como lo menciona Rubén Flores en la introducción del libro “Pistas para comprender la utopía salinera”, contar con un liderazgo comprometido a través de un proceso que reconoce la historia, la cultura, la cohesión de un tejido social, la estructura institucional, los procesos productivos diversos basados en materias primas a los cuales siempre se está incorporando valor, permite un desarrollo territorial con visión integradora, espiritual que aterriza en una dinámica propia de constante innovación y respuestas inmediatas.

Un cuarto componente es la orientación de los diversos procesos productivos al mercado, tanto local, nacional e internacional en sus diferentes momentos y esto es clave para impulsar el desarrollo local sostenible. 

El impulso asociativo en Salinas permite configurar el quinto componente fundamental de la estrategia que define Rubén Flores y  que tiene que ver “con la articulación en territorio del desarrollo de servicios financieros (crédito) y de servicios no financieros (capacitación, asistencia técnica, fortalecimiento organizacional, legalización, desarrollo de marca Salinerito, comercialización, la creación del sistema educativo, la estrategia exitosa frente a la amenaza del coronavirus,  entre los más importantes) con base en la identificación, priorización y respuesta inmediata para atender las necesidades requeridas por los habitantes del territorio Salinero”. 

Su experiencia demuestra que es posible generar procesos de desarrollo endógeno, basados en la organización comunitaria, la valorización de los recursos locales y la articulación a mercados dinámicos, con un enfoque de equidad y sostenibilidad. El desafío es escalar y replicar este tipo de iniciativas, fortaleciendo políticas públicas y marcos regulatorios favorables, así como promoviendo la innovación y el aprendizaje continuo desde las propias comunidades.

 

(*) Elaborado por Liz Ortiz, analista económica Revista Gestión.

 

Last modified on 2024-06-18

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