Ecuador cierra el 2024 en medio de un entorno económico turbulento y con perspectivas poco alentadoras. El país enfrenta múltiples desafíos que han erosionado su desempeño y ensombrecido su panorama de crecimiento. La inseguridad ciudadana, con un aumento alarmante de la delincuencia, ha minado la confianza de consumidores e inversionistas. A esto se suma una severa crisis energética, con apagones que se extendieron hasta por 14 horas diarias, paralizando la actividad productiva y la vida cotidiana de los ecuatorianos.
En este contexto adverso, las principales entidades de análisis económico han revisado a la baja sus proyecciones para el país. Lejos quedaron las expectativas de inicios de año que apuntaban a una modesta pero positiva expansión. Ahora, las estimaciones convergen hacia un virtual estancamiento o, peor aún, una contracción de la economía al cierre de 2024.
PROYECCIONES DIVERGENTES PERO SOMBRÍAS
Las proyecciones de crecimiento para Ecuador en 2024 de distintas entidades reflejan un panorama económico complejo y desafiante. Si bien las cifras varían, todas coinciden en anticipar un desempeño débil o incluso una contracción de la actividad económica (Gráfico 1).
Gráfico 1
Proyecciones para el cierre de 2024
El Banco Central del Ecuador (BCE) proyecta que la economía crecerá apenas un 0,9% en 2024. Esta estimación, si bien es positiva, es significativamente menor a la expansión del 2,4% registrada en 2023 por el BCE. Refleja el impacto del deterioro de las condiciones internas, como la crisis de seguridad, y externas, como la desaceleración de los principales socios comerciales.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), por su parte, en su última publicación titulada “Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2024” prevé que el Producto Interno Bruto (PIB) de Ecuador se expandirá un modesto 0,8% este año. Esta proyección está en línea con su estimación de crecimiento promedio para América Latina, pues señala que “sigue siendo bajo y mantiene su tendencia de desaceleración”. La CEPAL ha advertido que la región enfrenta un contexto externo menos favorable y una demanda interna debilitada.
Otras entidades son aún más pesimistas. El Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR), estima que la economía ecuatoriana se contraerá un -0,4% este año. Esta proyección está muy por debajo de su estimación de crecimiento promedio para América Latina de 2,3% en 2024, lo que evidencia los particulares desafíos que enfrenta el país andino.
Asimismo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) también ha revisado a la baja sus perspectivas para Ecuador. En su última edición del informe “Perspectivas de la Economía Mundial”, el organismo multilateral proyecta que el PIB ecuatoriano se contraerá un -0,4% en 2024. Esta cifra es significativamente menor a la expansión del 0,1% que el Fondo había anticipado en su reporte al momento de aprobar el programa con Ecuador en mayo.
La visión más oscura es la del Indicador Mensual de Actividad Económica (IMACRO) elaborado por la consultora PROEstudios. IMACRO anticipa una caída del PIB ecuatoriano del -1,2% para 2024. Este indicador, que se construye con 73 variables y se coteja con las cuentas nacionales trimestrales, busca ser un termómetro adelantado del desempeño económico.
Cabe recordar que en 2023 la economía ecuatoriana había logrado una relativa estabilidad, con una inflación controlada, crecimiento moderado y un déficit fiscal manejable, aunque con signos de desaceleración hacia fin de año. Sin embargo, el 2024 trajo consigo una tormenta perfecta.
La crisis energética, con apagones recurrentes que afectaron a hogares y paralizaron a industrias, fue sin duda el golpe más visible. En el último trimestre del año se reportaron cortes de hasta 14 horas diarias para el sector residencial y de 24 horas para el industrial. Esta situación no sólo frenó la producción sino que generó pérdidas y desincentivó la inversión. Por ejemplo, para octubre 2024 con apagones de ocho a nueve horas diarias, según el presidente de la Cámara de Comercio de Guayaquil, se calcularon pérdidas de USD 700 millones al sector formal.
A esto se sumó el deterioro alarmante de la seguridad ciudadana, con un aumento sostenido de delitos violentos en las principales ciudades del país. La ola delictiva llevó a que el Gobierno decrete estado de excepción en varias provincias, pero la percepción de inseguridad siguió escalando, afectando la confianza de consumidores y empresas.
EL REZAGADO DE LA REGIÓN
Ecuador se perfila como el paria del crecimiento en América Latina para 2024. Mientras la región en su conjunto, a pesar de la desaceleración global, mantendría una expansión modesta, la economía ecuatoriana sería la única en terreno negativo entre los países analizados por el FLAR.
Según el organismo financiero regional, América Latina crecería un 2,3% este año, impulsada por el rebote de grandes economías como Brasil (3,1%) y el dinamismo de países pequeños como Paraguay y Costa Rica (ambos con 4,1%). Incluso naciones que enfrentan complejos desafíos políticos y sociales, como Chile (2,4%), Perú (2,9%) y Colombia (1,7%), lograrían tasas positivas (Gráfico 2).
Gráfico 2
Proyecciones regionales de crecimiento 2024
Ecuador, en cambio, sería el único con una contracción proyectada del -0,4% en 2024. Un desempeño que contrasta con la expansión del 2,8% que registró en 2023 y que refleja un marcado deterioro de sus fundamentos económicos. Una caída que lo rezaga del promedio regional y lo sitúa incluso por debajo de Venezuela, país sumido en una profunda crisis. Mientras la mayoría de países de la región enfrentan un entorno externo complejo pero mantienen cierto dinamismo interno, Ecuador sufre una tormenta perfecta de factores adversos. Esta situación no solo compromete el bienestar presente de los ecuatorianos, sino que hipoteca su futuro.
LA DEMANDA INTERNA SE DESPLOMA
La economía ecuatoriana sufre un marcado deterioro de su demanda interna, ese motor fundamental del crecimiento que refleja el gasto de hogares, empresas y gobierno. Los indicadores adelantados muestran una preocupante erosión del consumo y la inversión, anticipando un año para el olvido.
Según cifras del IMACRO, la demanda agregada interna del país caería un significativo -3,5% en 2024. Este desplome se explica por la confluencia de diversos factores que han minado el poder adquisitivo de las familias y la confianza de las empresas (Gráfico 3).
Gráfico 3
Evolución de los componentes del Producto Interno Bruto
Por un lado, los hogares ecuatorianos enfrentan un mercado laboral debilitado, con crecientes tasas de subempleo. La paralización económica provocada por los apagones recurrentes ha llevado a muchas empresas a reducir personal o suspender operaciones, golpeando los ingresos familiares. A esto se suma el repunte de la inflación, que si bien es moderado en comparación a otros países de la región, erosiona el poder de compra en un contexto de salarios estancados.
En este entorno, no sorprende que el consumo privado, que representa más del 60% del PIB, se contraiga un 1,9% este año según el IMACRO. Las familias postergan gastos no esenciales, priorizan el ahorro precautorio y ajustan sus presupuestos ante la incertidumbre. Rubros sensibles como la compra de bienes durables (autos, electrodomésticos) y servicios discrecionales (restaurantes, turismo) sufren caídas significativas.
Por su parte, la inversión privada, ese termómetro de la confianza empresarial, se desploma un alarmante 3,4% en 2024 de acuerdo al IMACRO. La inseguridad jurídica, los apagones recurrentes y la debilidad de la demanda han llevado a las empresas a postergar proyectos y reducir sus planes de expansión.
EL 2025: ¿LUZ AL FINAL DEL TÚNEL?
Tras un 2024 para el olvido, las proyecciones para 2025 ofrecen un tenue respiro a la economía ecuatoriana. Sin embargo, la recuperación será modesta y estará sujeta a importantes riesgos e incertidumbres.
Según las últimas estimaciones del Banco Central del Ecuador (BCE), el PIB crecería un 1,5% en 2025. El Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR) es algo más optimista y proyecta una expansión del 1,6%, cifra que coincide con la proyección igual del Fondo Monetario Internacional (FMI), mientras que la CEPAL prevé un crecimiento del 1,4% (Gráfico 4).
Gráfico 4
Proyecciones de crecimiento para Ecuador en 2025
A nivel regional, Ecuador seguiría rezagado. Mientras el FLAR proyecta que América Latina crecerá un 1,9% en 2025, la expansión ecuatoriana sería de solo 1,6%. Esto sugiere que los problemas estructurales que arrastra el país, como baja productividad, pobre clima de negocios y debilidad institucional, seguirán pesando sobre su desempeño relativo.
Ante este desafiante panorama, resulta claro que la actual trayectoria es insostenible. Ecuador necesita con urgencia una transformación que reactive el crecimiento, la productividad y la confianza. Los detalles de esta agenda deberán ser objeto de un debate serio y plural, pero algunos ejes son ineludibles. Fortalecer la seguridad jurídica y ciudadana, mejorar el clima de negocios, fomentar la inversión y diversificar la economía parecen consensos mínimos.
La pregunta abierta es quién liderará esta transformación. Las elecciones de febrero de 2025 serán una encrucijada decisiva. Los ecuatorianos deberán elegir entre la continuidad de un modelo fallido o la audacia de un cambio de paradigma. El veredicto de las urnas será clave para definir si el país repetirá los errores del pasado o escribirá un nuevo capítulo de desarrollo y prosperidad.
En este contexto, la responsabilidad de la clase política, los actores económicos y la sociedad civil es inmensa. Más allá de legítimas diferencias, Ecuador necesita un liderazgo visionario, capaz de construir consensos y guiar al país hacia un futuro mejor. Solo así podrá dejar atrás los fantasmas de 2024 y convertir la modesta recuperación de 2025 en un punto de inflexión hacia un desarrollo más robusto, inclusivo y sostenible. El reloj corre y el destino del país está en juego.
(*) Elaborado por economista Liz Ortiz, analista económica Revista
Last modified on 2024-12-22