Todos, o casi todos, en algún momento de nuestra vida, hemos visitado una discoteca. Luces bajas, música alta y constante y cortinas de humo crean un ambiente en el que jóvenes y no tan jóvenes pasan noches de fin de semana. A lo largo de esas noches, la oscuridad dificulta ver con claridad, las canciones se suceden sin que logremos recordar ni cuántas ni cuáles sonaron, y las cortinas de humo complican aún más nuestra visión.
Esta atmósfera confusa describe perfectamente la estrategia de comunicación política del presidente de Argentina, Javier Milei, a la que bien se podría llamar “política discoteca”. En esta estrategia, las declaraciones ruidosas y constantes actúan como la música de la discoteca, los mensajes ambiguos se asemejan a la visión borrosa y los escándalos funcionan como cortinas de humo frente a problemas internos.
Este modus operandi consiste en declarar consecutivamente mensajes ruidosos, como las canciones en las discotecas; que esos mensajes sean poco claros, como la visión dentro de una discoteca; y aflorar escándalos constantes, como las cortinas de humo que nos envuelven en las noches de baile.
Para comprender mejor cómo funciona esta política discoteca podemos recurrir a la técnica del gorila invisible de Christopher Chabris y Daniel Simons. Esta técnica demuestra cómo la atención selectiva puede hacernos ignorar eventos inesperados, incluso aquellos muy evidentes, cuando estamos enfocados en otra tarea.
LOS ESCÁNDALOS DESVÍAN LA ATENCIÓN DE LOS ASUNTOS IMPORTANTES
Al igual que en el experimento del gorila invisible, la “política discoteca” del presidente Milei satura la atención de la audiencia con estímulos constantes. Los escándalos y las declaraciones llamativas actúan como el gorila, distrayendo a la audiencia de las acciones más sutiles pero potencialmente más importantes del gobierno.
Esta estrategia también se ve fortalecida por las características de la modernidad líquida que describe Zygmunt Bauman , donde la verdad se vuelve relativa y maleable. En este contexto, los mensajes contradictorios y cambiantes del presidente Milei reflejan esta fluidez de valores, dificultando que la audiencia distinga lo real de lo ficticio.
Esto se da en un contexto de lo que el filósofo surcoreano Byung-Chul llama disincronía del tiempo, donde el presente se fragmenta en instantes aislados. Ello se refleja en la sucesión incesante de escándalos y mensajes del presidente Milei. Cada nuevo evento eclipsa al anterior, creando una sensación de vértigo que impide la reflexión profunda.
Esta alquimia de mensajes, tiempo y distracciones hacen posible una estrategia de comunicación que se lleva adelante desde los inicios del gobierno de Javier Milei en Argentina.
ATAQUE A PETRO COMO DISTRACCIÓN
Un claro ejemplo de esta “política discoteca” ocurrió a mediados de abril, cuando Javier Milei llamó “dictador asesino” al presidente de Colombia, Gustavo Petro. Este incidente diplomático tuvo lugar al mismo tiempo que se discutía el presupuesto de las universidades públicas, en particular de la Universidad de Buenos Aires (300.000 estudiantes, 30.000 profesores).
La escalada diplomática entre la Argentina y España nace en medio de la disputa legislativa por el proyecto de ley que el Senado de la nación está tratando en comisiones parlamentarias y del cual el presidente Milei depende para la supervivencia de su plan de estabilización.
En el pasado quedaron, además, críticas e insultos a periodistas, la pelea con la Fundación El Libro, aumentos de sueldos del gabinete en medio del ajuste fiscal, las reiteradas preguntas sobre los perros del presidente, entre otros escenarios que podemos calificar como escándalos o cortinas de humo.
Dicho esto, es importante afirmar que la política que lleva adelante el mandatario argentino le está dando buen resultado. Según la consultora argentina CB, Javier Milei es el presidente sudamericano que más creció en imagen positiva en el mes de mayo.
Después de un ajuste fiscal que el propio presidente calificó como “el más grande de toda la historia de la humanidad”, un gobierno solo puede mantener un buen nivel de aprobación gracias a una exitosa estrategia de comunicación.
Por lo tanto, aquellos que consideran al gobierno de La Libertad Avanza en Argentina como inexperto en política deberían reconsiderarlo. Detrás de cada escándalo o mensaje hay un trabajo cuidadoso, un pensamiento estratégico y una base teórica sólida.
La sociedad argentina está inmersa en esta discoteca de mensajes confusos, escándalos y distracciones constantes. Sin embargo, la imagen positiva y creciente del presidente Milei demuestra que su equipo de comunicación ha logrado que, al salir de esta discoteca mediática, la sociedad sienta que, a pesar de todo, ha sido una buena noche.