Las víctimas de feminicidio continúan siendo culpabilizadas por los medios de comunicación. Así lo demuestra un estudio comparativo que analizó investigaciones académicas sobre medios de 45 países. Los asesinatos misóginos son un problema global. Estadísticas de ONU Mujeres demuestran que más de la mitad de los asesinatos intencionales de mujeres y niñas son cometidos por parejas y familiares.
Actualmente, la tasa de feminicidio es un indicador de desigualdad de género en el mundo pero, debido a diferencias en los sistemas legales, en muchos países no son contabilizados.
La palabra feminicidio engloba todos los asesinatos producto de violencia de género. Pueden ser resultado de violencia de pareja, familiar, por honor, por dote y por odio a oficios relacionados con trabajo sexual. También pueden ser producto de delitos que afectan desproporcionadamente a mujeres como violación, trata, explotación sexual, tortura y conflictos armados.
GEOGRAFÍA DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO
La violencia de género es diferente dependiendo del lugar donde sucede. Cada zona geográfica tiene sus propias leyes, costumbres y desigualdades sociales. Esto dificulta la estandarización de términos legales, la producción de estadísticas confiables a nivel mundial y la creación de políticas públicas para abolir esta violencia.
Al respecto, expertos y activistas han subrayado la relevancia de la responsabilidad social en la naturalización de la violencia de género. Especialmente de actores políticos influyentes como los agentes de los gobiernos y los medios de comunicación. Porque aunque aparentan estar mejor informados sobre lo que hablan, a veces emiten mensajes que insinúan que las mujeres que sufren violencia son culpables de los que les sucedió.
Un estudio en México demostró que las personas expuestas a noticias de feminicidio que mencionan características negativas de las víctimas tienden a atribuir más culpa a las víctimas que a los agresores.
Esto es particularmente grave porque la actitud social influye en la forma en que se trata a las víctimas y sus familias. Asimismo, los hombres que demuestran actitudes de aceptación o justificación de la violencia de género tienen más posibilidades de ser perpetradores. En mujeres, estas creencias las hacen más vulnerables a sufrir violencia porque les es más difícil identificar abusos tempranos.
Por otro lado, otro estudio reveló que cuando se emiten noticias de feminicidio que explican los crímenes en un contexto de violencia familiar constante, y no como un evento aislado, influyen en el incremento de denuncias de mujeres en situación de violencia.
La influencia de los medios de comunicación en la sociedad respecto a la forma en que se perciben los feminicidios ha sido advertida por académicos alrededor del mundo. En el año 2022 había 213 investigaciones publicadas al respecto en inglés y español. Estas analizaron noticias, páginas web, redes sociales, televisión, literatura, pintura, música o performances en 45 países.
UN 86% DE COBERTURAS QUE DISCRIMINAN A LAS MUJERES
Sorprendentemente, las historias que culpabilizan a las víctimas son similares entre medios de comunicación y contextos culturales. Las noticias son las más analizadas, con 108 estudios, y el 86 % de estas investigaciones encontraron coberturas que discriminan a las mujeres. Pero, otros materiales con historias ficticias como cine y literatura siguen los mismos patrones de culpabilización.
La forma más común de culpar a las víctimas es atribuir el crimen a la infidelidad de las mujeres o sugiriendo promiscuidad. Incluso cuando no está comprobado o cuando las mujeres son asesinadas por extraños. Esto fue identificado en estudios de nueve países latinoamericanos, Estados Unidos, Australia, Botswana, Finlandia, India Italia, Jordania, Moldavia, Filipinas, Rumania, Turquía y Reino Unido.
En estas historias, los perpetradores son presentados como víctimas en busca de amor y la mujer como abusadora de ese amor. Además, tienden a omitir la existencia de violencia intrafamiliar previa, describiendo los hechos como una discusión ocasional que se salió de control
Pero existen otras formas de culpabilización que son comunes en diferentes culturas. Estas incluyen mencionar que las víctimas no reportaron la violencia previa a las autoridades, no continuaron con los procesos legales, se encontraban bajo la influencia de alcohol o drogas, estaban en zonas u horarios peligrosos, se relacionaban con personas peligrosas, o fueron causantes del enojo de los agresores.
Además, otras discriminaciones como racismo, clasismo, colonialismo y xenofobia también influyen en la forma en que se describen los crímenes. En Guatemala, Argentina, México, Estados Unidos, Turquía, Sudáfrica y Reino Unido se encontró que la raza de las mujeres y la pobreza se utilizan como explicaciones a las “malas decisiones” que contribuyeron a su asesinato.
Otra tendencia es alienar a las víctimas y a los agresores sugiriendo que los feminicidios no representan a la sociedad en la que suceden. Los crímenes se explican como comunes de personas y zonas marginadas o se atribuyen a ideologías externas.
Por ejemplo, en Canadá, Alemania, Países Bajos, y Suecia se encontró que cuando los feminicidios suceden en comunidades musulmanas o de medio oriente, automáticamente se les denomina crímenes de honor. Esto da la idea de que son típicos de estas culturas. Al contrario, cuando suceden en familias occidentales se busca una historia compleja para explicar las razones del crimen insinuando que el problema es individual y que no representa a la cultura occidental.
LA REPETICIÓN DE LOS MISMOS ARGUMENTOS
Historias de casos reales o ficticios pueden no tener como objetivo presentar las causas de los feminicidios como universales. Sin embargo, la repetición constante de las mismas explicaciones refuerza la idea de que las mujeres asesinadas son un tipo de mujer, lo que produce una discriminación real contra las víctimas de violencia de género que es una tendencia global.
Un análisis internacional destaca la tendencia de los medios a culpar a las víctimas de feminicidio en 45 países, perpetuando estereotipos dañinos como la infidelidad y la falta de denuncia previa. Esto influye negativamente en la percepción social y la lucha contra la violencia de género. Se revela que se perpetúan estereotipos dañinos, como la infidelidad, promiscuidad y falta de denuncia previa, influyendo negativamente en la percepción social y la violencia de género.