La educación superior es un pilar en el desarrollo social y económico. Sin embargo, en Ecuador aún no es posible hablar de un libre ingreso a este nivel de formación, puesto que no va a la par de un aumento en el presupuesto y mayores cupos para cubrir la demanda actual.
Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el crecimiento económico en la región requiere una inversión significativa en el progreso científico y tecnológico. Para alcanzar este objetivo, es necesario destinar mayores recursos a la mejora de la infraestructura científica y al fortalecimiento del capital humano.
Con base en el último informe anual de la Senescyt, para 2018, el 59,8% del total de estudiantes matriculados estaban inscritos en instituciones de carácter público, mientras que el 26,6% pertenece a instituciones privadas que reciben cofinanciamiento, y el restante 13,5% corresponde a instituciones privadas autofinanciadas. Debido al mayor peso de estudiantes en el sistema educativo superior público, es fundamental estudiar los fondos que poseen dichas instituciones, así como su oferta frente a la demanda educativa.
UN DÉFICIT EN EL ACCESO A LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN ECUADOR
La demanda de educación ha aumentado desde los niveles iniciales de alfabetización hasta la educación secundaria. Sin embargo, los resultados de aprendizaje del sistema educativo ecuatoriano han mostrado una tendencia desigual debido a tres grupos de factores: socioeconómicos, infraestructura educativa y modelo de educación. De tal manera que uno de los más afectados es el sistema de educación superior. Más allá de la calidad, un problema que salta a la vista es la falta de cupos en las universidades, tanto privadas como públicas.
Con base en las estadísticas de la Senescyt, para el segundo semestre del 2022 se registró un total de 168. 095 postulaciones, frente a 106.128 aceptaciones y 129.583 cupos, es decir, 61.967 estudiantes no fueron aceptados en ninguna institución pese a su motivación de continuar con sus estudios. Como se puede observar en el Gráfico 1, las postulaciones tuvieron un considerable incremento después de la crisis sanitaria, llegando a su pico más alto durante el primer semestre del 2022.
Gráfico 1
Panorama del acceso a la educación superior
Para 2023, al considerar únicamente instituciones públicas, la Senescyt explicó que se tendría 120.000 cupos para el segundo semestre de este año. La directora de esta entidad, Andrea Montalvo, señaló que esta cifra representa un incremento en comparación con el último período del año 2022, en el cual se ofrecieron 95.000 cupos, informó Primicias.
Cabe recalcar que en algunos periodos el número de aceptaciones es mayor que el número de cupos; esto no representa un problema, pues ser aceptado no es igual a estar matriculado y empezar la carrera universitaria. Además, un número de aceptaciones bajo tiene relación también con los mecanismos utilizados en el ingreso a la educación superior, mismos que han sido sometidos a varios cambios en los últimos años.
Ahora bien, para poder ampliar la disponibilidad de cupos y tener una educación de calidad, tomando en cuenta infraestructura y docentes, es necesario un presupuesto adecuado.
EL PRESUPUESTO DE EDUCACIÓN SUPERIOR PÚBLICA NO ALCANZA NIVELES PREPANDEMIA
Los recursos anuales proporcionados por el Estado para el apoyo de las universidades públicas, se asignan considerando elementos como el número de estudiantes, los gastos relacionados con diversas carreras y niveles, la cantidad y nivel académico de los profesores, y la evaluación y validación de instituciones, programas y especializaciones, explica el Observatorio de Gasto Público del Ecuador.
Las asignaciones presupuestarias dentro del Presupuesto General del Estado (PGE) para la educación superior se basan en el Fondo Permanente de Desarrollo Universitario y Politécnico, Gratuidad, Funcionamiento y Compensación (Fopedeupo). Al sumar dichas asignaciones, se puede obtener el valor final del presupuesto asignado a cada institución, ya sea pública o privada.
En 2023 se tiene presupuestado un valor de USD 1.321 millones, donde el 91,57% se destina únicamente a universidades públicas. Allí, las universidades que tienen mayor presupuesto desde el gobierno son: la Universidad de Guayaquil y la Universidad Central del Ecuador dentro del top 10 (Gráfico 2).
Gráfico 2
Universidades públicas con mayor presupuesto en 2023
Si bien desde 2020 la tasa de crecimiento anual es positiva y el presente año representa el mayor presupuesto desde entonces (USD 1.210 millones), con respecto a 2019 es menor en 15% (Gráfico 3).
Gráfico 3
Presupuesto anual a universidades públicas
EL PRESUPUESTO EN EDUCACIÓN SUPERIOR ESTÁ EN RIESGO
Según el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), se declara la situación de excepcionalidad del cumplimiento de la regla fiscal para los ejercicios económicos 2021, 2022 y 2023, es decir, se permite que los egresos permanentes para salud, educación y justicia puedan ser financiados con ingresos no permanentes (ingresos petroleros).
No obstante, en la proforma 2023 se muestra que los ingresos de carácter no permanente son insuficientes, teniendo un déficit de USD 1.169 millones, vinculado a los recursos asignados para proyectos de inversión pública, especialmente en áreas como transporte, infraestructura, educación, salud pública y defensa nacional.
De hecho, el Observatorio de Política Fiscal explica que al comparar los ingresos totales durante el período de enero a junio de 2022 y 2023, se observa una disminución de USD 1.052 millones. La recaudación de todos los impuestos presenta una reducción, excepto en el caso del impuesto a la renta. La disminución de los ingresos derivados del petróleo, que se reduce en USD 1.198 millones, refleja la vulnerabilidad del país frente a las fluctuaciones en los precios y la producción de petróleo.
Sin importar el panorama, es necesario buscar mecanismos para no olvidar la inversión social. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) argumenta que el papel fundamental del financiamiento educativo radica en la creación de mayores oportunidades, especialmente para aquellos estudiantes que provienen de entornos socioeconómicos desfavorecidos. Por ese motivo, el próximo Gobierno debe buscar fuentes de financiamiento externas, para poder cumplir con su plan de trabajo y atender a una población vulnerable en términos educativos.
(*) Elaborado por Camila Marcayata, analista económica Revista Gestión.
Last modified on 2023-08-02