La desnutrición crónica y la anemia entre los niños y niñas siguen siendo problemas significativos de salud pública en Ecuador. Según la Encuesta Nacional sobre Desnutrición Infantil (ENDI) publicada el pasado septiembre 2023, a nivel nacional la desnutrición crónica en niños menores a 2 años afecta al 20,1%, mientras que en niños menores a 5 años afecta al 17,5%.
DESNUTRICIÓN CRÓNICA INFANTIL
La desnutrición crónica infantil es definida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la proporción de niños y niñas menores de 5 años que presentan una talla inferior a la esperada para su edad. Esto se debe principalmente a una prolongada falta de nutrientes en los primeros años de vida, lo cual compromete de forma permanente el crecimiento y desarrollo del infante.
Según los resultados de la Encuesta Nacional de Desnutrición Infantil (ENDI 2022-2023), la desnutrición crónica infantil (DCI) a nivel nacional en Ecuador alcanza un 17,5% entre los menores de 2 años. No obstante, se aprecian marcadas diferencias territoriales. Por ejemplo, en la Sierra rural esta prevalencia aumenta al 27,4%, mientras que en la Amazonía rural llega al 25,4%. Estas brechas geográficas evidencian que el sector rural continúa siendo el más vulnerable, probablemente debido a limitaciones de acceso a alimentos, agua potable y servicios de salud que garanticen una adecuada nutrición temprana (Gráfico 1).
Gráfico 1
Desnutrición crónica infantil: brechas territoriales en menores de 2 años
De igual forma, ocurre en el caso de la DCI en niños menores a 5 años; los porcentajes más altos pertenecen a la zona rural de la Sierra, con un 27,4%, y a la Amazonía rural, con un 25,4%. Esta situación reafirma la especial vulnerabilidad de las zonas rurales andinas y amazónicas de Ecuador, donde la pobreza, exclusión de poblaciones indígenas y limitaciones de acceso a servicios básicos inciden fuertemente en la desnutrición infantil (Gráfico 2).
Gráfico 2
Desnutrición Crónica Infantil: brechas territoriales en menores de 5 años
NIÑOS AFROECUATORIANOS Y DE FAMILIAS POBRES, LOS MÁS PERJUDICADOS
Los recientes resultados revelados por la Encuesta Nacional de Desnutrición Infantil (ENDI 2022-2023) encienden las alarmas sobre un grave problema de salud y nutrición que viene pasando desapercibido en el país: la anemia afecta a más de la tercera parte, con un 38,2% de los infantes entre 6 y 59 meses a nivel nacional.
Este problema de salud y nutrición está lejos de distribuirse equitativamente. Por el contrario, la anemia golpea con mayor fuerza a grupos étnicos y económicos que tradicionalmente han tenido menores oportunidades de acceso a servicios de salud y nutrición adecuados en el país. Esta enfermedad afecta al 49,9% de niños y niñas afroecuatorianos (se incluyen afrodescendientes, negras/os, multatas/os), seguido del 45,2% de niños y niñas indígenas; sin embargo, estas cifras no se reducen significativamente para los otros grupos étnicos, ya que siguen siendo altos.
Gráfico 3
Anemia según grupos étnicos
AGUA CONTAMINADA, EL CULPABLE SILENCIOSO DETRÁS DE LA DESNUTRICIÓN CRÓNICA
El acceso al agua de calidad es un derecho humano fundamental y también un determinante crucial de la salud, especialmente en la infancia. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2017), el agua puede considerarse segura para consumo cuando está libre de microorganismos y sustancias químicas que amenazan la salud. Según datos de UNICEF (2023), cada día mueren más de 1.000 niños menores de cinco años en todo el mundo por enfermedades causadas por el consumo de agua contaminada. A su vez, los episodios repetidos de diarrea son causa directa de desnutrición crónica infantil.
Garantizar la disponibilidad de agua limpia y tratada es indispensable para prevenir enfermedades gastrointestinales entre los niños pequeños. Según la ENDI, a nivel nacional el 36,7% de niños menores de 5 años consumen agua contaminada con E. coli. Persiste la brecha territorial entre las zonas urbanas y rurales, especialmente en la Amazonía rural, con un 74,9%, seguida de la Costa rural con 51,9%.
Gráfico 4
Presencia de E.coli en agua para beber según área
Sin duda, los altos niveles de desnutrición crónica y anemia infantil en grupos étnicos y zonas rurales de Ecuador, así como la ingesta de agua contaminada, son problemas apremiantes que requieren intervenciones integrales de política pública.
LA DESNUTRICIÓN SE REDUJO EN 3,5 PUNTOS PORCENTUALES ¿POR QUÉ?
En el periodo 1993 – 2021, según UNICEF (2021), en el país se implementaron 12 programas relacionados con nutrición y salud; sin embargo, la DCI mantuvo cifras alarmantes. No obstante, la ENDI 2023 muestra cifras parcialmente alentadoras, puesto que se redujo en 3,5 puntos porcentuales para niños menores a 5 años (Gráfico 5). Uno de los proyectos más recientes implementados por el expresidente Guillermo Lasso en el año 2021 fue la creación de la Secretaría Técnica Ecuador Crece Sin Desnutrición Infantil, que tiene el objetivo de reducir la DCI en 6 puntos porcentuales para el año 2025.
Por otro lado, varias organizaciones se unieron para enfrentar la problemática como la FAO y El Grupo de Nutrición de Naciones Unidas, principalmente su esfuerzo se enfocó en los 1.000 primeros días de vida de niños y niñas, debido a que son primordiales en el desarrollo íntegro de un ser humano. Según Primicias, las últimas cifras indican que el gobierno ejecutó USD 544 millones hasta el momento.
Con el cambio de gobierno, se espera que se siga priorizando la salud y alimentación de la infancia ecuatoriana. De igual manera, es necesario evaluar los resultados de cualquier programa para conocer su impacto.
Gráfico 5
Evolución histórica de la DCI en niños menores a 2 años
Por otro lado, se puede observar que para niños menores a 5 años también se redujo la DCI, pues pasó de 21,7% en el año 2018 a 17,5% en el año 2022, es decir, hubo una reducción de 4,2 puntos porcentuales. Esto se explica, en parte, por la implementación de políticas focalizadas por parte de la Secretaría Técnica Ecuador Crece Sin Desnutrición Infantil desde el 2021 (Gráfico 6).
Gráfico 6
Evolución histórica de la DCI en niños menores a 5 años
ECUADOR YA NO ES EL SEGUNDO PAÍS CON MÁS DCI EN AMÉRICA LATINA
Ecuador históricamente ha enfrentado altos índices de desnutrición crónica infantil. Según datos de Naciones Unidas, en el 2021 el país ocupaba el segundo lugar en Latinoamérica, con una tasa de DCI del 23,9% en menores de 5 años, solo detrás de Guatemala, que tenía una DCI de 46,5%.
Sin embargo, los últimos resultados de la ENDI muestran una importante reducción a 17,5%, lo cual implica que Ecuador ya no está en el segundo puesto regional. Actualmente, Guatemala (42,8%), Haití (20,4%) y Honduras (19,9%) son los países con mayor prevalencia.
Esta notable disminución demuestra que las políticas públicas implementadas en los últimos años, han tenido un impacto positivo. Aunque los retos persisten, especialmente en la Sierra y la Amazonía rurales (Gráfico 7).
Gráfico 7
Los cinco países con más Desnutrición Crónica Infantil
La desnutrición crónica infantil ha sido un problema público histórico en Ecuador, con altas tasas de prevalencia que ubicaban al país entre los más afectados de Latinoamérica. Sin embargo, los recientes resultados de la Encuesta Nacional de Desnutrición Infantil 2022-2023 encienden una luz de esperanza, al mostrar una reducción de 3,1 puntos porcentuales en los últimos años.
Esta mejoría se explica, en parte, por la implementación de políticas públicas focalizadas, con participación articulada de actores nacionales e internacionales. No obstante, los desafíos persisten. La Sierra Rural y la Amazonía siguen reportando las tasas más altas de desnutrición crónica y anemia infantil.
El futuro productivo y el desarrollo humano del Ecuador dependen de garantizar la seguridad alimentaria, nutricional y de salud para las nuevas generaciones. Esto solo será posible con decisión política, inversiones focales en poblaciones de riesgo, empoderamiento comunitario y visión intersectorial de mediano y largo plazo. El combate contra la desnutrición crónica infantil debe ser un objetivo prioritario en el nuevo gobierno.
(*) Elaborado por Liz Ortiz, analista económica Revista Gestión.
Last modified on 2024-01-09