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Autor: Revista Gestión *

En el corazón de toda madre yace la esperanza de dar a luz a un bebé sano. Sin embargo, para muchas mujeres en Ecuador, esta ilusión se desvanece en la oscuridad de las defunciones fetales. Detrás de cada número frío en las estadísticas, se esconde una historia desgarradora. Esta tragedia silenciosa, que afecta a miles de familias cada año, merece ser escuchada y atendida con urgencia. 

UNA MIRADA A LAS CIFRAS: LAS DEFUNCIONES FETALES EN ECUADOR

Las defunciones fetales en Ecuador han experimentado fluctuaciones a lo largo de los años, pero siguen siendo una problemática persistente. En 2005, se registraron 1.972 defunciones fetales, una cifra alarmante que refleja la magnitud de esta tragedia. Pero a pesar de los esfuerzos y avances en la atención médica, 17 años después, en 2022, se reportaron 1.438 defunciones fetales (Gráfico 1) una leve disminución.

Gráfico 1

Defunciones fetales 1997 – 2022

Es importante destacar que las defunciones fetales afectan de manera desproporcionada a ciertos grupos demográficos. Según Germania Ramón, en su artículo titulado “Factores de riesgo relacionados con muerte fetal intrauterina en el servicio de ginecología y obstetricia del Hospital Isidro Ayora de la ciudad de Loja, periodo junio-agosto de 2013”, las mujeres entre 15 y 19 años son las más afectadas, representando el 45% del total de defunciones fetales. 

Además, el estudio menciona que dentro de los principales factores de riesgo socioeconómicos se encuentran el estado civil soltero (66%), ocupación ama de casa (49%), instrucción primaria (43%) y haber tenido esfuerzo físico durante el embarazo (57%). Estas disparidades resaltan la necesidad de abordar los factores de riesgo y las desigualdades que contribuyen a esta problemática. 

En contraste, los datos del INEC (2022) muestran que a nivel nacional, el grupo de edad más afectado por las defunciones fetales es el de mujeres entre 20 y 24 años, con 383 casos (26,6%), seguido por el grupo de 25 a 29 años con 331 casos (23%). Juntos, estos dos grupos de edad representaron el 49,6% del total de defunciones fetales en 2022 (Gráfico 2).

Gráfico 2

Defunciones fetales por edad de la madre

Asimismo, el estudio “Análisis estadístico de la defunción fetal con variables maternas y sociodemográficas de mujeres en estado de gestación de dos provincias del Ecuador”, reafirma que variables como la etnia, el nivel de instrucción y el estado civil de la madre influyen en la probabilidad de defunción fetal. Por ejemplo, encontró que las madres con nivel de instrucción primaria tienen un 44% más de posibilidades de perder a su bebé en comparación con aquellas con educación superior. Esto sugiere que el acceso a la educación y la superación de las brechas sociales y culturales podrían desempeñar un papel crucial en la prevención de las defunciones fetales.

UNA MIRADA REGIONAL

Un análisis detallado de las defunciones fetales por provincia revela diferencias significativas en todo el país. En 2022, la provincia del Guayas encabezó la lista con una razón de muertes fetales de 8,6 por cada 1.000 nacidos vivos, superando ampliamente el promedio nacional de 2,4 (Gráfico 3).

Gráfico 3

Defunciones Fetales por provincia

Otras provincias que presentaron tasas elevadas de defunciones fetales incluyen Pichincha, Manabí y Los Ríos. Por otro lado, provincias como Galápagos y Zamora Chinchipe registraron tasas más bajas de defunciones fetales en 2022. Si bien esto puede parecer alentador, es crucial continuar fortaleciendo los esfuerzos de prevención en todas las regiones del país. Cada vida perdida antes de nacer es una tragedia que merece ser abordada.

CAUSAS DE DEFUNCIÓN: COMPRENDIENDO LOS FACTORES SUBYACENTES

Detrás de cada defunción fetal, hay una compleja interacción de factores médicos, sociales y ambientales. En 2022, la causa más común de defunción fetal en Ecuador fue la muerte fetal de causa no especificada, representando el 56,7% del total de casos. Esta categoría abarca aquellas muertes fetales cuya causa no pudo ser determinada con precisión (Gráfico 4). 

Gráfico 4

Causas de muertes fetales

La segunda causa más frecuente fue la hipoxia intrauterina no especificada, responsable del 25,8% de las defunciones fetales. Esta condición se refiere a la falta de oxígeno en el útero, lo que puede tener graves consecuencias para el desarrollo y la supervivencia del feto. Otras causas importantes incluyen trastornos hipertensivos maternos, desprendimiento placentario y malformaciones congénitas.

Comprender las causas subyacentes de las defunciones fetales es crucial para desarrollar estrategias efectivas de prevención y atención. En ese sentido, Germania Ramón destaca que las principales complicaciones presentadas durante el embarazo asociadas a la muerte fetal fueron las infecciones genitourinarias (72%), seguidas de la preeclampsia y eclampsia (15%). Esto implica fortalecer la investigación médica, mejorar los sistemas de registro y monitoreo, y abordar los factores de riesgo modificables, como la atención prenatal inadecuada, la obesidad materna y el consumo de sustancias nocivas durante el embarazo.

LA ATENCIÓN INSTITUCIONAL COMO FACTOR CLAVE PARA REDUCIR LAS DEFUNCIONES FETALES

Según Ariel  León y Juan Guerrero en su artículo “Atención institucional como factor asociado a la mortalidad fetal en Ecuador en el año 2017”, una atención institucional, entendida como el parto atendido dentro de los servicios de salud por personal especializado, disminuye los riesgos de sufrir una defunción fetal.

Los autores encontraron que en Ecuador, en el año 2017, el parto institucional redujo la probabilidad de ocurrencia de la defunción fetal en un 0,85% con relación a un parto que no fue atendido en un establecimiento de salud. Es decir, un parto no atendido en un establecimiento de salud tuvo 7,2 veces más posibilidades de derivar en una defunción fetal, frente a uno que haya sido atendido en un lugar calificado.

Además, los controles prenatales, otro factor importante dentro de la atención institucional, también demostraron tener un impacto significativo. Por cada control prenatal adicional que se realice la madre, la probabilidad de que ocurra una defunción fetal disminuye en 0,013%. Visto de otra manera, por cada control prenatal que no se realiza la madre, aumenta la posibilidad de derivar en una defunción fetal en 1,02 veces en contraposición de acudir a realizarse uno.

Asimismo, como Silva Espinosa lo comprueba en su investigación “Caracterización clínica-epidemiológica de pacientes con muerte fetal tardía. Área de Salud Levisa. 2017- 2020”, la mayoría de las mujeres que sufrieron una muerte fetal tardía no tenían un control adecuado del riesgo reproductivo preconcepcional. El 83,33% de las pacientes estudiadas no fueron controladas como riesgo reproductivo antes de la concepción, lo que evidencia fallas en la atención primaria de salud y la necesidad de fortalecer estos programas para prevenir futuras muertes perinatales.

Esta falta de control preconcepcional se suma a otros factores de riesgo identificados en el estudio, como la nuliparidad (66,67%), los antecedentes de aborto (37,74%), las infecciones genitourinarias durante el embarazo (72%) y patologías como la hipertensión arterial (9%). Estos hallazgos refuerzan la importancia de una atención prenatal temprana, continua y de calidad, que permita detectar y tratar oportunamente estas condiciones que aumentan el riesgo de muerte fetal. Además, el estudio encontró que el 75% de las muertes fetales ocurrieron en edades gestacionales pretérmino.

MÁS ALLÁ DE LAS ESTADÍSTICAS: IMPLICACIONES EMOCIONALES Y SOCIALES

Las defunciones fetales no solo representan cifras frías en las estadísticas, sino que implican profundas consecuencias emocionales y sociales para los padres. Según la revisión sistemática de Lucía Gaitán y sus colaboradores, titulada “Consecuencias en la salud mental de los padres ante un diagnóstico de muerte fetal o neonatal”, estas tragedias pueden desencadenar graves problemas de salud mental en los progenitores.

En las madres, es común experimentar altos niveles de ansiedad, depresión y estrés postraumático. Estos trastornos pueden manifestarse a través de desesperación, ira, culpabilidad, dolor y sufrimiento intensos, así como conductas desorganizadas o de pánico. Por su parte, los padres también enfrentan consecuencias negativas, como sentimientos de culpa, aislamiento, ansiedad y resentimiento.

Adicionalmente, las defunciones fetales pueden tener un impacto negativo en la dinámica familiar y las relaciones interpersonales. Según Gaitán, estas situaciones pueden provocar la ruptura de vínculos afectivos y maritales, así como inestabilidad social y laboral. En algunos casos, las parejas experimentan sentimientos de rechazo, culpa mutua o incluso separación como consecuencia del duelo y el estrés emocional asociados a la pérdida.

Por lo tanto, es fundamental abordar las defunciones fetales desde una perspectiva integral, considerando no solo los aspectos médicos, sino también los factores sociales, culturales y psicológicos que influyen en este fenómeno. Esto implica brindar apoyo emocional y asesoramiento a los padres afectados, así como implementar programas de educación y concientización para promover la equidad y la inclusión en la atención prenatal y postnatal.

 

(*) Elaborado por Liz Ortiz, analista económica Revista Gestión.

 

Last modified on 2024-05-28

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