En el mundo se registraron avances notables en materia de supervivencia infantil entre 1990 y 2018. La tasa de mortalidad de menores de 5 años —la probabilidad de que un niño muera durante el periodo comprendido entre el nacimiento y los 5 años— disminuyó en más del 50 % a 39 muertes por cada 1000 nacidos vivos. La mortalidad entre los niños de 5 a 14 años también se redujo en más del 50 %, llegando a 7 muertes por cada 1000 niños. La baja en la tasa de mortalidad de menores de 5 años se aceleró y prácticamente se duplicó desde el año 2000. En la actualidad, esta tasa disminuye en 3,8 % anualmente, en comparación con 2 % entre 1990 y 2000.
A pesar de los avances, todavía existen grandes disparidades en la supervivencia infantil por región. En 2018, se produjeron alrededor de 8 de cada 10 muertes de menores de 5 años en solo dos regiones: África al sur del Sahara (54 %) y Asia meridional (28 %). África al sur del Sahara continúa registrando la tasa más alta de mortalidad de menores de 5 años en el mundo, seguida de Asia meridional. En África al sur del Sahara, 1 de cada 13 niños muere antes de cumplir 5 años y en Asia meridional, 1 de cada 24 niños.
Según el informe del Grupo Interinstitucional de las Naciones Unidas para la Estimación de la Mortalidad en la Niñez (UN IGME), (i) en 2018, 121 países ya habían alcanzado una tasa de mortalidad de menores de 5 años inferior a la meta del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) de 25 o menos muertes por cada 1000 nacidos vivos. De los 74 países restantes, 20 están en vías de lograr el ODS si se mantienen las tendencias actuales. Los avances se deben acelerar en 54 países para alcanzar dicha meta antes de 2030.
Somalia, Nigeria, Chad, República Centroafricana, Sierra Leona y Guinea se encuentran entre los países con la mayor mortalidad de menores de 5 años con más de 100 muertes por cada 1000 nacidos vivos. Esta tasa es 20 veces superior a la tasa de muertes de menores de 5 años en los países de ingreso alto (5 muertes por cada 1000 nacidos vivos).
El periodo neonatal (el primer mes de vida) es una etapa crítica para la supervivencia infantil. Entre el nacimiento y los 15 años, el riesgo de morir es mayor en el periodo neonatal. Alrededor del 40 % de las muertes de menores de 15 años ocurre en el primer mes de vida. Se estima que en el mundo 2,5 millones de recién nacidos murieron en el primer mes de vida en 2018, lo que equivale aproximadamente a 7000 recién nacidos por día. Los avances en la reducción de la mortalidad neonatal son más lentos que en las edades más avanzadas. Como resultado, se ha registrado un aumento de la proporción de muertes neonatales en relación con todas las muertes de menores de 5 años.
El periodo en torno al nacimiento de un niño también es crítico para las madres.
La tasa de mortalidad materna mundial se redujo en 38 %, bajando de 342 muertes por cada 100 000 nacidos vivos en 2000 a 211 en 2017. Dicho esto, se estima que 295 000 mujeres murieron debido a complicaciones durante el embarazo y el parto en 2017.
En 2017, África al sur del Sahara registró la tasa de mortalidad materna más alta entre siete regiones, con 534 muertes por cada 100 000 nacidos vivos. Asia meridional ocupó el segundo lugar con 163 muertes por cada 100 000 nacidos vivos y experimentó el mayor descenso entre 2000 y 2017. La mencionada tasa bajó un 59 %, de 395 a 163 muertes por cada 100 000 nacidos vivos.