En el mundo de hoy hay cerca de unas 15.000 armas nucleares. Aproximadamente un tercio están en proceso de desmantelamiento, mientras que el resto aguardan en los arsenales nucleares, ya sean para ser lanzadas en cuestión de minutos o para ser desplegadas o utilizadas para poner presión sobre los enemigos externos del país.
Todas estas armas nucleares se las reparten nueve países: Israel y Corea del Norte, aunque sea ampliamente sabido que tienen en su mano el poder del átomo, no se ha podido constatar internacionalmente tal armamento; en el caso de India y Pakistán, cada uno se ha armado para hacer frente al otro, y su particular carrera nuclear la tienen al margen del resto del planeta, adherido al Tratado de No Proliferación; el resto de países son simplemente los que componen el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, o lo que es lo mismo, quienes deciden qué se puede y qué no se puede hacer en el mundo.
Aunque sea Estados Unidos el país que más ha extendido sus redes de armamento nuclear a varios países europeos, como Alemania, Italia o Turquía, no es la potencia que mayor número de cabezas atómicas tiene en su poder, un primer puesto que le corresponde a Rusia según las estimaciones. No obstante, hay que tener en cuenta que el despliegue de armas nucleares no solo se hace en tierra. Hoy todas estas potencias nucleares tienen o están desarrollando submarinos con capacidad nuclear.
Pero al igual que algunos estados han optado por la vía de la nuclearización, otros, y además de forma cooperativa, han decidido renunciar a que en su territorio se tengan o se puedan probar armas atómicas. Así nacieron en Tratado de Tlatelolco en América Latina y el Tratado de Pelindaba para el continente africano.
Last modified on 2018-10-30