Hoy en día podemos sacar dinero en casi cualquier parte del mundo y a cualquier hora, pero esto no siempre ha sido así de fácil, de hecho, es así desde no hace mucho tiempo. Cuando querías retirar dinero debías acudir a la oficina de tu entidad en unos horarios determinados.
El primer cajero automático que tuvo éxito fue instalado en una sucursal del banco Barclays de Londres en 1967. John Sheperd-Barron, un empleado de una fábrica de maquinas de contar dinero, fue el impulsor de esta idea al llegar tarde un sábado a sacar el dinero de toda la semana. Por esas épocas no existían tarjetas de crédito con banda magnética, por lo que el sistema que utilizaban era a través de cheques con material radiactivo, el cliente introducía este cheque marcaba un pin de cuatro números y el cajero le devolvía 10 libras, una cantidad considerable para esa época, por lo que no todo el mundo se lo podía permitir.