Los hábitos de compra y pago de las personas cambiaron como consecuencia de la crisis sanitaria que trajo el Covid-19. Medidas como el distanciamiento social, los confinamientos y los toques de queda impulsaron el comercio electrónico y promovieron la adopción masiva de los pagos en línea, la pandemia llevó al uso del dinero en efectivo a un mínimo histórico.
El mercado global de pagos alcanzará para el año 2025 los $ 2 billones; pero también se espera una pérdida como consecuencia del fraude de hasta $ 200 mil millones. El negocio transaccional está expuesto a un crecimiento en el delito con las tarjetas, particularmente las de pago con Tarjeta No Presente (CNP), las cuales aumentaron en su nivel de afectación, en un 70% en los últimos meses y, según el informe de Nilson Report, las pérdidas globales por este medio llegaran a $ 32 mil millones al finalizar 2021.
Estos son los tres principales perfiles que usan delincuentes y la manera como aprovechan los diferentes canales transaccionales para realizar sus delitos:
Modus operandi del estafador:
- Interno: Su autoridad y la confianza dentro de la empresa le permite saltarse muchos de los controles dentro la organización. Según una encuesta, realizada por la Asociación de Examinadores de Fraude Certificados (ACFE), el 65% de estos defraudadores son empleados de la empresa, y el 38% hicieron parte de la compañía por más de 6 años. Estos trabajadores causan pérdidas en un promedio de USD $200.000. El informe además alertó que el 20% de estos infractores hacen parte del nivel ejecutivo y que además causan la mayor cantidad de los desfalcos, con un promedio de $ $600.000.
- Externo: Del cual hacen parte clientes, vendedores y proveedores, quienes representan las tres cuartas partes del total de los defraudadores. Estas personas aprovechan su vínculo financiero para enviar cheques sin fondos; información falsificada para un pago; devolver productos robados o falsificados para obtener un reembolso; participar en esquemas de manipulación de licitaciones; emitir facturas a empresa por bienes o servicios no prestados o exigir sobornos a los empleados. Ejemplos de sus acciones son la piratería, el robo de información confidencial; los fraudes fiscales, de quiebras, de seguros, de atención médica y de préstamos.
- Confabulación: El 20% de todos los esquemas de hurto son producto de una colaboración entre estafadores internos y externos. Este esquema a menudo involucra a antiguos empleados, proveedores o clientes que actúan con un empleado corrupto dentro de la organización.
Principales tipos de fraude:
● De tarjetas: Las transacciones de pago con tarjeta no presente (CNP) siguen siendo el objetivo prioritario de los estafadores, dado que el comprador y el vendedor no están en persona durante la transacción. Cuando los datos se roban en cajeros automáticos, dispositivos POS móviles (datáfonos), se denomina fraude por tarjeta presente (CP) y sucede principalmente porque la mayoría de las víctimas desconocen su posterior uso, hasta que revisan los movimientos. La amplia adopción de tarjetas habilitadas para EMV (con un chip integrado de seguridad) redujo el fraude con las tarjetas presentes, pero motivó el aumento del 70% en las tarjetas presentes, desde el inicio de la pandemia.
● De ingeniería social: Miles de personas fueron engañadas para que pagaran dinero para salvar a sus familiares de enfermedades, o donde los estafadores se hicieron pasar por funcionarios públicos, aprovechando la desinformación del virus.
● Amistoso: Según el FBI, se trata de una de las tres principales amenazas para el comercio electrónico y se trata del esquema de fraude más común y costoso para la organización y se origina cuando el titular de la tarjeta recibe el producto comprado, pero luego alega que no autorizó la compra o que nunca lo recibió.
● De aplicaciones: En este caso las personas solicitan préstamos o tarjetas de crédito, pero una vez acceden a este recurso se desaparecen de los mecanismos de contacto del banco. El 40% de estos casos implica el uso de identificaciones falsas o combinando datos robados de varias víctimas.
● Por falsificación: Ocurre cuando se copian datos de tarjetas legítimas en un plástico falso, y es una modalidad que ocurre con frecuencia en estaciones de gasolina, restaurantes, cines o cajeros. Para los comercios que adaptaron su tecnología para tarjetas con chip EMV, el fraude se redujo en un 75%.
● Robo de identidad: Cuando se utilizan tarjetas de crédito o sus números robados para realizar compras que el titular no autorizó. Para 2020, se reportaron más de 130.000 casos de este tipo de suplantación de identidad.
● Por apropiación: Acá los estafadores se hacen pasar por el titular de la tarjeta y solicitan una nueva de reemplazo informando falsamente su pérdida. La absorción de cuentas aumentó un 57% en los últimos meses. Javelin Strategy, anunció que el 40% de este tipo de delitos ocurren dentro de las 24 horas posteriores al hecho.
Fuente: BPC Banking Technologies
Last modified on 2021-04-19