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Más allá del perjuicio individual que pueda provocar el hecho de recibir un billete falso, los efectos de la moneda falsa pueden ser terriblemente perjudiciales para la economía de un país.

Un falsificador introduce un billete falso. El pedazo de papel moneda empieza a cambiar de manos, entrando ilegalmente a formar parte del circuito monetario. Hay quienes intentan desprenderse del billete de forma desesperada, utilizándolo en la compra, para pagar un café o para cualquier otro tipo de transacción.

Sin embargo, pese a quienes tratan de utilizarlo como medio de pago, el dinero falso es completamente ilegal, pues no ha sido puesto en circulación con la autorización del Estado.

Una actividad ilegal con una larga y triste trayectoria histórica

Pese a que la falsificación de moneda sea una actividad ilegal, lleva haciéndose desde tiempos inmemoriales. Había quienes mezclaban metales preciosos como el oro y la plata con otros menos valiosos. De hecho, la falsificación de moneda ha perdurado a lo largo de los siglos. Incluso los nazis en la Segunda Guerra Mundial pusieron en marcha la denominada Operación Bernhard, en la que trataron de falsificar billetes de libras y dólares con mano de obra esclava en los campos de concentración.

Aumenta la inflación

Cabe resaltar el bajo coste que supone producir falsificaciones de billetes. De este modo, con unos costes de producción lo suficientemente bajos, la puesta en circulación de moneda falsa puede tener un efecto inflacionario en la economía. Pese a que los billetes sean falsos, si no son detectados a tiempo, habrá más efectivo en circulación, los precios aumentarán y caerá el valor del dinero.

Efectos perjudiciales en la sociedad

No hay que dejar de lado los costes sociales que puede originar la falsificación de moneda. Así, si un billete falso empieza a circular, cambiando de dueño, su último portador será quien sufra la pérdida.

Continuando con los perjuicios que causan las falsificaciones en la sociedad, encontramos que este fenómeno termina afectando a quienes menos recursos económicos tienen. Precisamente los hogares con un menor nivel de renta, son más dados al uso del dinero en efectivo como medio de pago. Por lo tanto, a mayor uso de monedas y billetes, aumenta la probabilidad de que las familias más humildes terminen siendo víctimas de la puesta en circulación de dinero falso.

Las empresas también están expuestas a los estragos que pueda causar la moneda falsa. En este sentido, los negocios más vulnerables suelen ser los supermercados, restaurantes, cafeterías y tiendas de alimentación. Estamos hablando de establecimientos que trabajan con productos que les reportan un bajo margen de beneficio. De hecho, en este tipo de comercios, el riesgo de recibir moneda falsa es aún mayor que en las familias con menores recursos económicos.

Así pues, un establecimiento que trabaja con márgenes reducidos, para poder recuperar las pérdidas causadas por un billete falso, deberían efectuar un número elevadísimo de ventas. Por aportar un dato. En su artículo sobre los costes sociales de la falsificación, Nathan Viles, Alexandra Rush y Thomas Rolling, señalan que, en 2015, si una tienda recibía un billete falso de 50 dólares canadienses, debía obtener al menos unas ventas de 5.000 dólares canadienses para poder reponerse del daño causado por la falsificación.

Prevención y persecución del fraude

En vista del terrible daño que causan las falsificaciones en la economía, se hace necesario un riguroso control del dinero por parte del Estado y de las autoridades monetarias. Si bien es cierto que esto produce costes económicos al Estado, al tiempo que distrae su atención de otras actividades criminales.

Ahora bien, a nivel policial, perseguir a la delincuencia organizada dedicada a la falsificación, también aporta interesantes ventajas. Son muchas las tramas de falsificadores que han caído fruto del trabajo policial y que, también desarrollaban actividades ilegales complementarias como el tráfico de drogas.

Por último, no está de más subrayar que el ciudadano de a pie también puede actuar con catuela. Así, al recibir un billete, hay algunas precauciones que se pueden tomar:

  • Prestar atención al tacto del papel, al grosor y al peso.
  • Mirar el número de serie del billete.
  • Contemplar el papel moneda bajo una luz ultravioleta.
  • Revisar la filigrana.

Pero, más allá de la amplia experiencia histórica y de una actividad que, a día de hoy sigue siendo perseguida por la ley, hay que señalar los duros efectos que puede tener la moneda falsa en la economía y en la sociedad.

El dinero falso daña la confianza en la moneda nacional

En primer lugar, hay que señalar el duro impacto de las falsificaciones en la confianza que recae sobre una moneda. Y es que, la emisión de moneda falsa termina por afectar a dos de las principales funciones del dinero. Así, la falta de confianza daña el papel del dinero como depósito de valor y como medio de cambio. Más aún, la ciudadanía dejará de confiar en la moneda nacional si teme que pueda estar recibiendo pagos en moneda falsa.

Si el nivel de copias falsificadas es lo suficientemente importante, la desconfianza en el público puede alcanzar niveles realmente preocupantes. Esta desconfianza puede llevar a la población a reducir el uso del dinero en efectivo como medio de pago.

Revista Gestión

Fuente: Economipedia 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Last modified on 2020-03-05

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