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Autor: Máximo Santos Miranda *

El Islam no es únicamente una religión que limita su ámbito de actuación a la esfera íntima del individuo, sino que es una forma de entender la vida, que abarca todas las facetas de la persona. La vida del musulmán en todos sus aspectos, incluyéndose el consumo de todo tipo de bienes y servicios, está totalmente subordinada a lo religioso. De esta forma, la economía está al servicio de la religión y, por tanto, las creencias religiosas afectan a todos los comportamientos de sus fieles como consumidores.

Actualmente son unos 1.700 millones las personas de religión musulmana que habitan el planeta y la perspectiva es que en el año 2050 dicha cifra aumentará hasta los 2.760 millones (Pew Research Center).

musulman

Franco crecimiento de la población de religión musulmana

Los musulmanes son a día de hoy mayoría en 57 países de Asia y África, si bien no hay que olvidar los aproximadamente 350 millones que son minoría religiosa en países como China, Singapur, India, EEUU, la Federación Rusa o la Unión Europea.

Y es que la población de religión musulmana es el grupo que registra un mayor crecimiento mundial. A este dato hay que añadir que los países cuya religión es mayoritariamente el Islam presentan un crecimiento económico superior al de la media mundial (Pew Research Center) y que la gran mayoría de estos países están conformados por una población joven, con una media de edad de unos 25 años, y una clase media cada vez más sensible a cuestiones como el mayor aprecio al consumo de alimentos halal (conjunto de prácticas permitidas por la religión musulmana) o saludables.

 

Halal, un consumo ligado al bien

Para entender qué es la economía halal es preciso comprender lo que significan tres términos: halal, haram y masbouq.

  • Halal es un término que podría traducirse como aquello que es permitido o saludable. Es decir, es todo aquello que es beneficioso para el ser humano.
  • El término contrario es haram y significa, por lo tanto, lo prohibido o no recomendable. De esta forma, todos los alimentos son halal, exceptuando aquellos que son identificados como haram. Entre los alimentos haram estarían la carne del animal hallado muerto, la sangre, la carne de cerdo, jabalí y sus derivados, las aves con garras, los animales carnívoros y carroñeros, las bebidas alcohólicas…
  • Finalmente, está el término masbouq que hace referencia a todo aquello en donde no se puede determinar claramente su origen, en cuyo caso, cada musulmán decide su posición.

Los términos halal y haram pertenecen a la tradición profética, explicitados en la Revelación Coránica. A lo  largo de diversos versículos y aleyas, dios transmite indicaciones sobre el mejor modo de vivir sobre la Tierra, y de asumir una responsabilidad con relación al conjunto de la creación.

De todo ello podemos concluir que el término halal comporta un modelo o estilo de vida y, por tanto, va mucho más allá de determinadas prácticas alimentarias o estilos culturales de los países. Es decir, hay una llamada a disfrutar de lo creado de forma responsable, con relación al conjunto de recursos que ofrece el planeta. Por lo tanto, el término halal está íntimamente unido a la conciencia ecológica y a la conservación del medio natural.

 

Una oportunidad para los alimentos

La economía islámica comprende un gran abanico de actividades que abarcan la producción de alimentos, la farmacia, la cosmética,  las finanzas, la moda, los juguetes o servicios como la hostelería, los viajes o el ocio, obviamente adaptados a las prácticas musulmanas.

halal foodPero si hay un sector económico dentro de los enumerados que destaca por encima de todos los demás es el de la alimentación, que es el más maduro, estando el resto de sectores (si exceptuamos el sector financiero en cierta medida) en una fase aún bastante embrionaria.

El Pew Research Center estimaba que el mercado de alimentación halal mundial fue de  $ 1,3 billones en 2015, lo que implica 17,7% del gasto mundial en alimentación y supone además un enorme crecimiento con relación a lo que suponía este mercado apenas diez años antes. Las estimaciones más realistas (Pew Researh Center) prevén que para el 2025 esta cifra se elevará hasta los $ 2,54 billones o lo que es lo mismo, casi 22% del consumo mundial de alimentos.

De todo lo dicho anteriormente se puede inferir, sin lugar a dudas, que la economía halal ofrece una enorme oportunidad a la industria alimentaria ecuatoriana, especialmente en lo que a la exportación de alimentos se refiere.

 

¿Qué puede ofrecer Ecuador?

Aunque es cierto que Ecuador parte con retraso, ya que muchas otras naciones llevan años posicionándose en este sector, la verdad es que en estos últimos tiempos existe interés por parte de concretas industrias agroalimentarias y turísticas ecuatorianas en este mercado.

consejo de cooperación del golfoY es que no conviene olvidar que este nicho de mercado es especialmente atractivo en los seis país que forman parte del Consejo de Cooperación del Golfo, un bloque comercial que incluye a Arabia Saudí, Qatar, Emiratos Árabes Unidos o Kuwait, que cuenta con una renta per cápita superior a los $ 33.000 (de las más altas del mundo) y una población de más de 50 millones de personas.

Para acceder a dicho mercado es, en principio, necesario contar con el sello halal que certifique que los alimentos comerciados están permitidos según los preceptos de la ley islámica.

Los productos con certificación halal no deben contener en su composición nada que sea considerado ilícito, según la sharía o ley islámica, lo que implica que los alimentos deben ser preparados, transportados, elaborados y almacenados siguiendo estándares autorizados por la ley islámica. Es preciso destacar que los alimentos halal pueden ser preparados, elaborados o almacenados dentro del mismo local donde se produzcan otros alimentos, siempre y cuando se tomen las medidas necesarias de limpieza y encapsulamiento.

 

La certificación Halal

El procedimiento para la obtención de la certificación halal comprende la realización de auditorías a las empresas, mediante la evaluación documental y física de sus sistemas de calidad y producción, el examen de muestras tomadas en fábrica y de los productos finales.

halal foodAl mismo tiempo, se examina a todo el personal implicado en las diversas fases de producción, como la del sacrificio de animales vivos, la manipulación y despiece de animales, la elaboración, la distribución, el empaquetado, el almacenaje, el transporte, los puntos de venta, etc. En cada una de estas fases se requiere un control halal para que el producto finalmente vendido obtenga la certificación halal.

Todos los países musulmanes tienen normativas detalladas, y más o menos  estrictas, sobre importación de alimentos y en muchos de ellos existen entidades públicas, no necesariamente de carácter religioso, vinculadas a los ministerios u organismos oficiales encargadas de la certificación, acreditación y control de los alimentos halal tanto importados como producidos localmente.

En los países no musulmanes son las comunidades musulmanas las que avalan a los certificadores independientes y no hay una normativa internacional oficial de obligado cumplimiento. Por lo tanto, en un país no musulmán puede haber un gran número de certificadores que no siempre atienden a criterios uniformes.

Es de destacar que los estándares halal más avanzados los encontramos en el Sudeste Asiático, concretamente en Indonesia, Malasia y Singapur, y en los países árabes, destacando los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí.

 

La competencia en el mercado Halal

Asimismo, se debe resaltar que son varios los países que, por el momento, han decido posicionarse estratégicamente para aprovechar el enorme potencial que representa la economía islámica.

Entre ellos, Emiratos Árabes Unidos que aspira llegar a ser el punto central de dicha economía; Brasil, que es el mayor exportador de aves de corral a Oriente Medio así como de café, chocolate y galletas halal; Tailandia, como mayor productor del mundo de alimentos procesados halal; Australia, que es el mayor proveedor de carne de ternera halal a Oriente Medio, o Corea del Sur, que aspira a convertirse en el mayor receptor de turismo halal del mundo.

En definitiva, tanto para los musulmanes como para los no musulmanes, la economía halal constituye una oportunidad de negocio de enormes magnitudes y Ecuador no puede quedarse al margen.

No obstante, es preciso realizar una puntualización para no llevarnos a engaño: el mercado musulmán no es homogéneo en cuanto a sus hábitos de consumo y al grado de seguimiento de los requisitos impuestos por la sharía.

El nivel de seguimiento de la ley islámica depende del país y de la conciencia individual. Así, el Pew Research Center estimó en el año 2012 que 87% de los musulmanes consideraba a la religión como importante o muy importante en su vida. Esta cifra se rebajaba a 56% para los musulmanes residentes en Estados Unidos o el 30% para el caso de los musulmanes europeos.

Asimismo, dentro de un país musulmán existen las mismas diferencias que en un país no musulmán en cuanto a sus pautas de consumo. Unas pautas que estarán influidas por factores tales como la clase social, el nivel de renta o el nivel educativo.

 

*PhD. Doctor en Ciencias Económicas y Licenciado en Derecho

 

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Last modified on 2018-03-22

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