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Autor: Revista Gestión *

El nivel de precios despega hacia una inflación moderada, después del proceso deflacionario presente a lo largo de la pandemia. Con la inflación mensual más alta en lo que va del 2021 (0,53%), el alza de los precios se percibe como una estabilización de la economía, por efecto de la reactivación de la demanda interna y las inyecciones de capital en sectores estratégicos. La división de consumo con mayor inflación fue la de alimentos y bebidas no alcohólicas (0,25%) por la reanudación de actividades. Eso sí, el precio de la canasta básica subió a $ 711,68.

El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) publicó el informe mensual con los resultados del Índice de Precios al Consumidor (IPC) de julio. La variación de este indicador muestra la evolución de los precios de los bienes y servicios en las principales nueve ciudades del país. El IPC considera una canasta fija con 359 productos representativos del consumo de los hogares del país, clasificadas en doce divisiones de consumo.

La pandemia ralentizó las dinámicas de la economía, y provocó shocks en el nivel de consumo de los hogares, lo que ocasionó un severo desfase entre la demanda y oferta de productos. Los establecimientos bajaron los precios para evitar la acumulación de stock, por lo que se gestó un proceso deflacionario.

A lo largo del 2021, con excepción de junio, los precios se han estabilizado, empezando la segunda mitad del año con un IPC de 105,45 puntos, una cifra mayor que en el mes de junio (104,89), y la más elevada desde que inició el año (Tabla 1). Esto se podría traducir en una reducción del consumo ya que las compras realizadas por los hogares se encarecen. No obstante, este no es necesariamente el caso, ya que este aumento del IPC ha ido de la mano con la reactivación y estabilización de la demanda.

Tabla 1

Índice de Precios al Consumidor (IPC), de julio 2020 a julio 2021

 

Con esto, la inflación mensual es de 0,53%, la cifra más alta desde julio de 2020 (Gráfico 1). Se presentó un crecimiento acelerado, después de la deflación del mes pasado de -0,18%. Esta senda inflacionaria provocó que la inflación acumulada, que indica la variación de precios con respecto a diciembre del 2020, se expanda considerablemente y llegue a 1,16%.

El dato que más llama la atención es la inflación anual, la cual muestra las evoluciones de los precios a partir del mismo mes del año anterior. El INEC reporta que julio es el primer mes en romper la tendencia a la baja a través de una severa deflación, alcanzando 0,45%, el primer valor positivo desde julio del año pasado (Gráfico 1).

Gráfico 1

Inflación mensual, anual y acumulada, de julio 2020 a julio 2021

 

Este aumento moderado de los precios sienta las bases para una economía más estable, y, sobre todo, más activa. A julio, se ha incentivado el consumo de los hogares con la apertura de actividades y el regreso a una “nueva normalidad” con una mayor confianza por parte de la ciudadanía gracias a los buenos resultados del Plan de Vacunación. De esa forma, la demanda creciente se alinea con la producción de las empresas, provocando una mayor confluencia, y por tanto, mayor crecimiento.

En ese sentido, se debe apostar por un crecimiento con inflación controlada y a un nivel de precios dentro de una banda de fluctuación adecuada. La expansión de precios registrada en este mes da cuenta de que el Ecuador se encuentra en el camino hacia la salida de la crisis sanitaria, y al dinamismo económico.

Esto es sustancial para fomentar la actividad económica y entrar así en un círculo virtuoso, donde interactúen los consumidores y productores, se incentive la producción local y se creen nuevas plazas de trabajo. Esto precautelará un buen nivel de ingresos de las personas, con lo que podrán seguir consumiendo y subsanando sus necesidades, siguiendo el ciclo.

Hay que tener en cuenta que las variaciones de los precios en el caso ecuatoriano, en un contexto de crecimiento, suelen mantenerse entre 1 y -1, lo que se considera un espectro aceptable en la senda de precios. Esto obedece a la económica dolarizada que sostiene el Ecuador, por lo que, al no ser capaces de optar por política monetaria, el país depende en gran medida de las dinámicas externas.

Lo más importante es alejarse en lo posible de la senda deflacionaria, debido a que esto limita considerablemente el atractivo del país hacia el exterior, por lo que se reducen las posibilidades de Inversión Extranjera Directa (IED) y se perdería competitividad.

EN EL CAMINO A LA REACTIVACIÓN, EL SECTOR DE ALIMENTOS Y BEBIDAS REPUNTA

En julio 2021, de las doce divisiones de consumo, ocho de ellas subieron sus precios, mientras que las cuatro restantes registraron una contracción marginal. El comportamiento al alza se explica a través del resurgimiento de muchos sectores rezagados por la crisis sanitaria, como la división de consumo correspondiente a Alimentos y bebidas no alcohólicas, la cual está compuesta por 115 productos representativos.

Este sector se encuentra, por segundo mes consecutivo, al tope en la lista de incidencia sobre la inflación; el mes pasado por su fuerte deflación, incidiendo de manera negativa con un porcentaje de -0,1625%, mientras que, para julio, pasó a encabezar el listado, pero con una incidencia positiva de 0,2536%. Este cambio tan drástico demuestra la vulnerabilidad de este sector frente a shocks externos. Esto también se vio en julio 2020, en media pandemia, con una incidencia negativa de –0,3036% (Tabla 2).

Tabla 2

Incidencia mensual por divisiones de consumo, julio 2021 y julio 2020

 

Esta volatilidad se vuelve cada vez más preocupante, sobre todo teniendo en cuenta que, de acuerdo con el Banco Central del Ecuador (BCE), la industria de alimentos y bebidas es una de las más representativas del Ecuador, con una cuota del 6,7% respecto al PIB total y del 38% respecto a la industria manufacturera nacional, según las cuentas del 2018, así como una evolución constantemente positiva del sector desde 2008.

Esta situación se avala con la información presentada por el INEC, que indica que esta división representa el 22,45% de la ponderación de la canasta del IPC. La buena noticia es que, en este mes, se muestra una estabilización en el sector. Los resultados inflacionarios se atribuyen a la incidencia de 0,0476% en el aceite vegetal, y de alrededor de 0,0190% en productos como el pollo entero, el plátano verde, el tomate y el pan.

Las otras dos divisiones que más han contribuido al comportamiento del índice general de precios en julio de 2021 fueron el Transporte y las Bienes y servicios diversos, con 0,1200% y 0,0617%, respectivamente. Para el transporte, uno de los productos que más presentó aumento de precios fue la gasolina de bajo octanaje (5,33%), lo que implica que se ha encarecido de manera más acelerada el combustible más barato, frente a la gasolina de alto octanaje (3,14%), por lo que el alza de precios afectaría en mayor medida a la clase media y baja.

Cabe recalcar que las divisiones que presentaron reducciones en los precios, como Educación (-0,00001%), Comunicaciones (-0,0001%), Prendas de vestir y calzado (-0,0007%), y Recreación y cultura (-0,0009%) se manejaron en niveles casi llegando a cero. Sería posible que en los próximos meses puedan alcanzar un mayor nivel de precios por efecto de reanudación de actividades escolares para el caso de educación, o mayor apertura a servicios como el cine, y entradas a espacios deportivos o de entretenimiento, para el sector de recreación y cultura.

LA COSTA PRESENTA PRECIOS MÁS ALTOS, PERO CUENCA SIGUE SIENDO LA CIUDAD CON LA CANASTA BÁSICA MÁS CARA

Para julio 2021, las tendencias a la baja se rompieron tanto para la Costa como la Sierra. En las ciudades de la Costa (0,66%) se registraron variaciones mensuales superiores a las ciudades de la Sierra (0,38%), así como las variaciones anuales, con variaciones positivas de 0,69% y 0,18%, respectivamente. Las ciudades con mayor inflación fueron Manta (1,17%), Santo Domingo (0,90%), Guayaquil (0,62%) y Quito (0,42%). Solo Machala registró una contracción generalizada en sus precios de -0,25%

Analizando la Canasta Básica, se debe considerar que en su cálculo se toman en cuenta los bienes y servicios que son imprescindibles para satisfacer las necesidades básicas de un hogar compuesto por cuatro miembros. De esta manera, es posible identificar la relación entre los ingresos de las familias y la inflación.

El precio de la Canasta Familiar Básica (CFB) a nivel nacional creció y alcanzó un valor de $ 711,68 en julio, es decir, presentó un incremento mensual de 0,32% con respecto a junio, con un aumento de $ 2,28. Esto implica que el ingreso familiar promedio cubre 104,92% del costo total de la CFB. Por lo tanto, hubo una reducción del excedente del consumidor, que pasó de $ 37,28 en junio, a $ 35 en julio.

Es importante considerar que es el primer mes en que se encarece la CFB desde enero (0,29%) por lo que puede decir que la reactivación económica trae consigo una pérdida marginal del bienestar, que afecta sobre todo a los estratos más bajos. De ahí la importancia de que el incremento de los precios vaya de la mano con un nivel de ingresos adecuados, lo que se logra únicamente con un empleo pleno condiciones dignas dentro del mercado laboral. La Canasta Vital (CV) también presentó un despunte de $ 1,36 llegando a costar $ 501,25. El costo de la CV aumentó en 0,27% en referencia al mes anterior.

Regionalmente, Cuenca sigue siendo la ciudad más cara, por tercer mes consecutivo, con una CFB de $ 739,24, casi $30 más que el precio promedio de la canasta nacional. De igual manera, Santo Domingo se mantiene como la ciudad más barata, con un costo de $ 655,49 (Tabla 3).

Tabla 3

Inflación mensual y costo de la canasta básica por ciudad, julio 2021

 

Por lo tanto, los niveles de inflación moderada muestran que el país se está reactivando lentamente, y que la reanudación de actividades repercute positivamente en el dinamismo de la economía. No obstante, el crecimiento económico, que trae consigo una tendencia al alza de los precios y el consumo, debe ir de la mano con un comportamiento sincrónico desde el mercado laboral, de manera que no se pierda el poder adquisitivo de las personas, y los ecuatorianos puedan acceder a aquellos bienes y servicios que solventan sus necesidades básicas.

 

(*) Elaborado por Aitana Veloz, analista económica Revista Gestión.

 

 

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Last modified on 2021-08-08

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