La metodología de banca comunal ha contribuido históricamente a los esfuerzos nacionales de lucha contra la pobreza, pues se ha convertido, en muchos casos, en la única opción para acceder a un crédito. Según datos de la Red de Instituciones Financieras de Desarrollo (RFD), a junio de 2020, 13 instituciones (de las 51 que integran a la RFD) entre bancos, cooperativas de ahorro y crédito y fundaciones que trabajan con esta metodología, reportaron 14.515 bancos comunales integrados por 190.440 personas. La cartera de este segmento cerró en USD 143.5 millones; esto representó un 3.67% del total de la cartera de microcrédito.
La banca comunal, presente en el país hace 27 años, se ha caracterizado por ofrecer la posibilidad de obtener un crédito a personas de segmentos vulnerables y con negocios muy pequeños, quienes no cuentan con garantías reales o solvencia económica para acceder al financiamiento de la banca tradicional.
Esta metodología se basa en créditos con garantía solidaria a grupos integrados, en promedio, por 13 personas de un mismo barrio o sector. En Ecuador, fue implementada por primera vez en el año 1993 en la comunidad La Sequita de la provincia de Manabí por Project Hope (una fundación norteamericana) y luego en el 2002, asumida por Fundación ESPOIR, organización privada sin fines de lucro, especializada en otorgar microcréditos con educación.
Last modified on 2020-09-10