A manera de resumen, un Bono Verde posee la misma estructura financiera y legal que un bono corporativo tradicional, con 2 diferencias fundamentales. La primera es que los recursos captados por este medio se deben destinar a actividades o proyectos que contribuyan a la mitigación o a la adaptación al cambio climático. La segunda es que el bono debe ser certificado como “Verde” por un verificador externo, dando así seguridad al inversionista sobre la contribución sobre el cambio climático de la empresa.
Este tipo de financiamiento se lanzó en el mercado internacional en el 2008. El primer emisor fue el Banco Mundial. El desarrollo en estos últimos 10 años ha sido exponencial, llegando a $163 mil millones al cierre de 2017 emitidos por todo tipo de instituciones, empresas, municipios, etc.
Tanto el Grupo BID (Banco Interamericano de Desarrollo) como el Banco Mundial, por medio del IFC (International Finance Corporation), han apoyado esta iniciativa y han mostrado interés por demandar las primeras emisiones que se emitan en el mercado.
Las Casas de Valores adscritas a la Bolsa de Quito están capacitadas y listas para asesorar a empresas (públicas y privadas) interesadas en utilizar este método de financiamiento. Las Casas de Valores son las únicas autorizadas por la Superintendencia de Compañías, Valores, y Seguros para brindar asesoría sobre la estructuración de productos del mercado de valores.
Compartimos con el público esta información ya que abre un nuevo capítulo al financiamiento sostenible en el Ecuador.
Last modified on 2018-04-18