Por Fernando Gamboa, Socio líder de Consumo & Retail de KPMG en América del Sur
En los primeros días de la pandemia de la COVID-19, la gran preocupación era que los confinamientos en China pudiesen enviar una onda expansiva a corto plazo a través de las cadenas de suministro minoristas y manufactureras. En retrospectiva, esta parece ser una de las menores inquietudes en el mundo.
En realidad, a medida que los países se confinan y las poblaciones comienzan a tomarse en serio el autoaislamiento, las cadenas de suministro se derrumban y, como resultado, los minoristas y las empresas de bienes de consumo se ven obligadas a adaptarse a esta nueva realidad.
Estantes vacíos y pasillos vacíos
En gran parte, los desafíos actuales que enfrenta la oferta están impulsados por la demanda. En la medida que el virus se extendió a nuevos mercados y ciudades, los consumidores comenzaron a realizar compras inducidas por el pánico. Los minoristas de alimentos se encontraron rápidamente con los estantes vacíos y las plataformas en línea, saturadas, no podían cumplir lo suficientemente rápido con las entregas para satisfacer a la demanda. El inventario de ciertos bienes, principalmente alimentos, pero también de otros artículos esenciales para el aislamiento, como el papel higiénico y las bicicletas elípticas, junto con el de artículos relacionados a las necesidades domésticas, como alimentos para mascotas y artículos de limpieza, se agotaron de la noche a la mañana.
En el otro extremo, los minoristas de bienes no esenciales se encontraron en una situación muy diferente. Cuando se evaporó la afluencia de clientes y los consumidores ajustaron sus cinturones, la demanda desapareció. Incluso aquellos que usaban plataformas en línea para llegar al mercado, repentinamente encontraron que sus productos estaban retenidos ya que las plataformas priorizaban las entregas de productos esenciales.
Asfixia de la oferta global
Recientemente, las implicaciones del suministro a largo plazo también han quedado claras. Los confinamientos globales han obligado a muchos fabricantes y proveedores a cerrar temporalmente o readaptarse para proporcionar los elementos esenciales necesarios. En los casos donde aún funcionan las plantas de fabricación, se están agotando las existencias de materias primas e insumos críticos. Quienes ejecutan modelos de inventario ajustados empiezan a sentir el golpe.
La logística y el transporte también se han visto afectados. Y no solo porque las fronteras de los países se hayan cerrado o la libertad de movimiento de las personas se encuentre muy reducida. Antes de la crisis, parte de la carga transatlántica se transportaba en vuelos comerciales de pasajeros. En la actualidad, estas rutas han desaparecido en gran medida, a lo que se suma el hecho de que los costos de flete, en algunas rutas, se han más que duplicado desde que comenzó la crisis.
Enfrentar los impactos inmediatos
Todo esto ha dejado a los minoristas y a las empresas de bienes de consumo tambaleando. Algunos han pasado las últimas semanas enfocándose en asegurar proveedores y rutas alternas para cumplir con los objetivos existentes. Otros están trabajando con sus proveedores actuales para mejorar la eficiencia (al enfocarse, por ejemplo, en un único SKU (por sus siglas en ingles) para generar mayores volúmenes en productos de alta rotación como el pan).
En todo el mundo, los líderes de la cadena de suministro están reevaluando sus nuevas realidades y tratando de pronosticar lo que puede traer el futuro; haciéndose preguntas difíciles: ¿Tenemos suficiente visibilidad en los niveles inferiores de nuestra cadena de suministro para evaluar adecuadamente el impacto general? ¿Conocemos nuestras rutas de suministro y hemos explorado alternativas? ¿Hemos reevaluado nuestras posiciones de inventario? ¿Tenemos una visión sobre que órdenes pueden verse afectadas? Muchos líderes minoristas y de bienes de consumo no están contentos con las respuestas que reciben.
Prepararse para lo que viene
Mientras el mundo busca una panacea de soluciones para los riesgos a la salud que implica esta pandemia, resulta claro que llevará tiempo para que las cadenas de suministro vuelvan a la "normalidad". Los minoristas y las organizaciones de bienes de consumo deben comenzar a pensar más allá de la fase inicial de mitigación y respuesta, a fin de desarrollar cierta resiliencia para la cadena de suministro en el mediano y largo plazo.
Nuestra visión sugiere que los principales minoristas están empezando a hacer precisamente eso. De hecho, varias organizaciones minoristas y de bienes de consumo en el Reino Unido y los Estados Unidos están trabajando rápidamente para ofrecer un programa de resistencia al riesgo de la cadena de suministro de extremo a extremo. Con ello, se busca fortalecer todos los recursos de mitigación y resistencia de la organización, desde los procesos y la gobernanza hasta la tecnología y la infraestructura operativa.
Manténgase al frente
Nuestro consejo para los líderes de la cadena de suministro en las empresas minoristas y de bienes de consumo para los próximos meses es que se ocupen de los shocks de oferta y demanda a corto plazo, y que al mismo tiempo planifiquen la resiliencia a largo plazo. Esto significa trabajar con su cadena de suministro actual para mejorar la eficiencia y la seguridad de la oferta, mientras encuentra nuevos proveedores y rutas que le permitan a su organización diversificarse en tiempos de crisis. Las empresas que pueden estabilizar sus cadenas de suministro y posicionarse adecuadamente para proporcionar respuestas estructuradas al riesgo y la exposición estarán en condiciones de resistir el panorama actual.
Las organizaciones que gestionan los problemas relacionados a la cadena de suministro y la demanda de manera reactiva no sobrevivirán mucho tiempo. En este entorno, son aquellas con las cadenas de suministro más ágiles, eficientes y resistentes las que sobrevivirán y ganarán en el mercado.
Last modified on 2020-05-18