La empresa ecuatoriana PRODUCTOS OLÉ, con más de 20 años en el sector de alimentos, está construyendo -por primera vez- su propia planta de producción. La empresa podrá, así, seguir creciendo, sin perder algo que para su fundador ha sido siempre esencial: usar materias primas frescas y mantener procesos artesanales, muy parecidos a los que tenemos en nuestras cocinas.
Muy a menudo, empresas pequeñas que comienzan como negocios caseros o artesanales, llegan a un punto de su evolución en el que deben decidir entre crecer o mantener su esencia. La mayoría de ellas eligen lo primero y optan por dejar atrás sus propiedades originales, sacrificando, muchas veces, el sabor y la calidad de sus productos.
PRODUCTOS OLÉ decidió tomar un tercer camino: apostar por la inversión de una alta suma, para convertirse en una de las pocas empresas artesanales “industrializadas”. Así, con esta planta, PRODUCTOS OLÉ logrará mantener algo que parece paradójico: seguir creciendo aceleradamente, sin eliminar sus procesos artesanales y el uso de materias primas frescas que llegan desde el campo, una movida innovadora y atractiva para el mercado global.
Con casi 200 empleos directos e indirectos y una meta de facturación de $ 4,5 millones para este 2022, la inversión de PRODUCTOS OLÉ en este nuevo espacio de 2.300 metros cuadrados, en el nororiente de Quito, se sostiene en tres ejes:
- Un crecimiento sostenido del 33% anual
- Un modelo de negocio que impulsa la innovación como parte del ADN empresarial
- El uso de materias primas frescas —frutas y verduras— provenientes de la Costa, la Sierra y el Oriente ecuatorianos, oportunidad que se aprovecha y se destaca por los diferentes pisos climáticos del Ecuador y la cercanía entre regiones. El maracuyá, por ejemplo, viene desde Manabí, al igual que el maíz para la elaboración de los Totopos OLÉ. La cebolla colorada llega desde Ambato; el aguacate desde Mira; el tomate riñón desde Pimampiro; el tomate de árbol desde el Oriente; el chocho desde Sigchos y el jalapeño desde Imbabura.