El crecimiento violento de plásticos también ha invadido San José de Minas, una parroquia rural ubicada a 80 km de Quito. La mayoría de plásticos termina en las quebradas y ríos o son quemados. Lamentablemente, tenemos un sistema de recolección de residuos precario, pues apenas el 43,03% de la basura llega los carros recolectores, según el último censo. El reciclaje es prácticamente nulo. Esta es la realidad de la mayoría de pueblos en Latinoamérica y a nivel mundial.
Para combatir este desafío, un grupo de jóvenes mineños propusieron tomar el asunto en sus propias manos y crear el primer Laboratorio de Reciclaje Comunitario en el Ecuador. A través de alianzas con los colegios, restaurantes, y pequeños negocios locales, recogen el plástico y lo transforman en nuevos productos utilizando la termofusión. Construyeron unas máquinas utilizando piezas recicladas y reformadas de hornos viejos y motores de carros antiguos. Ahí trituran y extruyen el plástico en moldes. Actualmente están produciendo unas varillas que las florícolas de la zona utilizan para sostener las camas de flores. Anteriormente, este producto estaba hecho de madera, que se pudre. Al reemplazar las varillas de madera con unas de plástico reciclado, el laboratorio fomenta la responsabilidad social y prácticas de producción más amigables con el ambiente.
El proyecto fue reconocido por The Awesome Foundation, una organización internacional que premia a las mejores ideas. El Laboratorio ganó el primer lugar en la categoría de STEAM (ciencia, tecnología, ingeniería, arte y matemáticas), un reconocimiento único a nivel internacional.
El Laboratorio de Reciclaje Comunitario es un proyecto dinámico y educativo que involucra a toda la comunidad. Aspira a ser un modelo replicable que inspire la acción sin esperar que el Estado o una empresa solucione los problemas. Busca cambiar la mentalidad de lo desechable y transformar el concepto de “basura” en oportunidades.
Last modified on 2021-03-29