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Autor: Oriana Capra *

La semana pasada, mientras iba en un vuelo, me puse a ver la lista de películas que ofrecía la aerolínea y terminé escogiendo Lady Bird—el debut como director de Greta Gerwig. No importa cuántas veces vea esta pieza, no deja de impresionarme la profundidad que Gerwig le da a sus personajes y relaciones femeninas, las cuales giran alrededor de temas mucho más allá de lo típico: los hombres y sus relaciones amorosas. Al contrario, giran alrededor de ellas como sujetos tridimensionales. Y me emociona aún más pensar que Lady Bird también dio visibilidad a las mujeres fuera de la pantalla con sus cinco nominaciones al Oscar (incluyendo Mejor Director, Mejor Película y Mejor Actriz) dirigidas a talentos femeninos. Pero tristemente en el mundo del cine y la televisión, esta representación de la mujer sigue siendo una anomalía. En pleno siglo XXI, la paridad en el entretenimiento dista de ser una realidad.

En el 2018, los roles femeninos constituyeron solamente el 40% de los personajes que hablaron en programas de televisión y de entretenimiento en línea. En el cine, el porcentaje fue aún más bajoalrededor del 31%. Asimismo, solo 23% de las películas incluyeron protagonistas femeninas.

Pero la baja visibilidad de roles femeninos no es el único problema, ya que cuando las mujeres sí figuran en pantalla, suelen ser encasilladas en papeles estereotipados: tienden a ser personajes más jóvenes y cuentan con un estatus civil evidente—en la historia—en mayor medida que los masculinos; tienen menos probabilidades de desempeñar roles de alto nivel profesional o incluso de tener una ocupación identificable y aparecer en entornos de trabajo. De hecho, entre las 100 películas más taquilleras de Hollywood del 2017, la probabilidad de que un personaje masculino tuviera metas relacionadas con el trabajo era mayor que la de uno femenino, 42% frente a 34%. Al contrario, los femeninos tenían objetivos relacionadas con la vida personal.

Incluso las películas infantiles están plagadas de estereotipos. Según el Geena Davis Institute on Gender in the Media, desde el 2006 hasta el 2009, ningún personaje femenino en las películas familiares de clasificación G fue representado como líder empresarial ni en el campo de la ciencia médica, del derecho o la política, y solamente representaron el 19,5% de los personajes con un trabajo identificable.

Entre todos estos datos, el mensaje queda claro: los hombres son protagonistas y las mujeres son de importancia secundaria. Y más allá de eso, los hombres son grandes profesionales, mientras que el valor de las mujeres gira alrededor de sus relaciones, su rol en el hogar y sus años fértiles. Pero ¿por qué es tan preocupante que desde temprana edad veamos estas imágenes en pantalla? ¿Qué tanto nos pueden afectar? Al final son solo historias, ¿no es así?

Lo cierto es que el cine y la televisión son capaces de moldear las conductas de la audiencia y juegan un rol importante en la creación y mantenimiento de las normas sociales, incluyendo las normas de género. Un estudio reciente encontró que los estereotipos de género en estos medios son efectivos en enseñarle a los niños y las niñas cómo deben actuar de acuerdo con su identidad de género y con lo que dicta la sociedad.

La constante exposición a estas distorsiones tiene un gran impacto en el crecimiento de los niños y las niñas. Puede afectar su autoestima, sus relaciones a futuro, su elección de carrera y su capacidad para realizarse plenamente, lo que contribuye a perpetuar un ciclo de desigualdad. La presencia de papeles femeninos que rompan con los roles tradicionales de género es esencial para que las niñas y adolescentes puedan encontrar modelos a seguir en el entretenimiento y tengan una visón más positiva de sus posibilidades.

La buena noticia es que los estereotipos de género, aunque están arraigados en nuestra mente, se pueden contrarrestar. Pero para que esto ocurra es necesario que los medios desafíen los roles de género tradicionales, visibilicen a los personajes femeninos e incluyan más mujeres en el proceso de creación de contenido. Asimismo, nosotros también podemos poner de nuestra parte—especialmente enfrente de los niños y jóvenes—y reconocer a los personajes que desafían las normas de género, elogiar a los protagonistas por lo que hacen y no por su apariencia y señalar cuando los personajes femeninos ocupan el lugar que les corresponde en igualdad de condiciones. Solo así, quizá, la paridad de género en el cine y la televisión se vuelve una historia de la vida real.

 

(*) Oriana Capra Mesalles es consultora de comunicación de la División de Género y Diversidad del Banco Interamericano de Desarrollo. Estudió Género y Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Virginia. Este tema se publicó originalmente en: https://blogs.iadb.org/igualdad/es/entretenimiento-sustantivo-masculino/

 

 

 

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Last modified on 2019-10-14

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