Unos tras otros, decenas de camiones, volquetas y tractores atraviesan el empinado camino de tierra que conduce a Buenos Aires, el poblado de Imbabura en donde se explotan ilegalmente minas de oro. Personal de Inteligencia, fiscales y pobladores saben que, con ese material, se construyen laboratorios clandestinos para extraer oro. Los trabajadores los llaman ‘chanchas’. Agentes desplegados en esta zona tienen información de que ya se han levantado 160 infraestructuras de ese tipo. Por eso también se ha intensificado el tráfico de estas sustancias. Durante un allanamiento ejecutado el 17 de febrero pasado, los agentes hallaron en un laboratorio nitrato de amonio, que se emplea como explosivo, y cianuro, que se usa para separar el oro de otros minerales presentes en la roca. Fuente: El Comercio.
Last modified on 2019-02-11
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