A finales de 2022, Luis Molleturo, un constructor cuencano, empezó a quedarse sin obreros. Uno a uno, los hombres a los que había enseñado a elaborar puertas, ventanas y a levantar casas, se fueron marchando a Estados Unidos. Luis contrató a otros trabajadores de la misma comunidad y empezó a enseñarles. Su historia se repite a diario en el sector de la construcción de Cuenca. “No hay gente”, se escucha con frecuencia entre los responsables de las obras. La falta de mano de obra calificada ha empezado a sentirse en varios sectores económicos de las principales provincias emisoras de migrantes: Azuay, Cañar, Chimborazo, Tungurahua, incluso algunas de la Amazonía y de la Sierra norte, como Pichincha o Cotopaxi.
Fuente: Primicias.
Last modified on 2023-03-20