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El gobierno del presidente Guillermo Lasso atraviesa la peor crisis política en estos casi 21 meses de gestión. La derrota en el referendo y la reacción de sectores sociales y políticos obligó al Ejecutivo a cambiar ocho puestos en el gabinete.

A menos de dos años de gestión, la resistencia a las propuestas del presidente Guillermo Lasso, le obligó a reacomodar parte de su gabinete para intentar sortear la crisis política.

La última debacle fueron los resultados electorales del referendo. La negativa a los ocho planteamientos que había hecho el presidente fue rotunda. Y el rechazo al llamado a la unidad nacional mostró el hostil escenario que enfrentará el Ejecutivo en adelante.

Para ello, este 9 de febrero, el Primer Mandatario concretó ocho cambios en su gabinete y en una ceremonia ‘flash’ posesionó a:

  • Sebastián Corral, como Secretario de la Administración Pública.
  • Henry Cucalón, como Ministro de Gobierno.
  • Jossueth Almeida, como Secretario Jurídico encargado.
  • Jorge Córdova Castro, como Secretario de Pueblos.
  • Francesco Tabacchi, como gobernador de Guayas.
  • Tania Vásquez, como gobernadora de Cotopaxi.
  • Fernando Apolo, como gobernador de El Oro.
  • Frickson Erazo, como gobernador de Esmeraldas.

Las bajas más importantes en el Gabinete son las de Aparicio Caicedo, exconsejero de Gobierno, e Iván Correa, exsecretario de la Administración Pública. Ambos constituían los pilares sobre los que el presidente Lasso sostenía su gestión desde Carondelet.

Esto muestra, en apariencia, la intención del Ejecutivo de modificar su modelo de gestión. Ya que los actores de oposición advirtieron que no basta con cambiar de funcionarios, sino que el Mandatario necesita responder a las exigencias de la ciudadanía.

Es por eso que, entre ciertos partidos políticos y organizaciones sociales, se ha lanzado la propuesta de que, frente a la crisis política, el presidente Lasso renuncie a su cargo o se inicie nuevamente un proceso de muerte cruzada.

 

El mensaje: una nueva etapa

Henry Cucalón, exlegislador socialcristiano y nuevo ministro de Gobierno, dijo que el país siempre va primero, que por ello aceptaron las nominaciones en su gabinete. “Hemos escuchado el mensaje del pueblo”, afirmó.

Esta es una nueva etapa con “un fuerte giro”, con una línea de acción y de cambio, pero sin ceder a afanes “desestabilizadores”, dijo. Y advirtió que la inestabilidad política es contraria al progreso de las naciones y lleva al caos y la degradación institucional.

Pero acotó que la gestión gubernamental tiene que reflejarse en la calidad de vida de los ciudadanos y en la ejecución de obras, por donde iría la nueva línea del Ejecutivo.

Cucalón dijo que el diálogo siempre será la salida y que las convergencias deben primar, como la reforma parcial a la Constitución para que las Fuerzas Armadas formen parte de la seguridad interna. El flamante ministro apostó a que esa será la muestra de los consensos con el Legislativo.

También se refirió a las garantías jurisdiccionales, que han sido objeto de abusos y han beneficiado a delincuentes, por lo que ofreció trabajar en una línea de reformas en el área.

En la lista de ofrecimientos están también ajustes en el servicio público para luchar contra la corrupción.

Y llamó a una gran cruzada nacional a favor de la democracia y la convivencia ciudadana.

Mientras que el presidente Lasso reiteró que su deber como gobernante es aprender a escuchar al pueblo, entender y actuar. Pero agregó que no detendrá la marcha hacia “el Ecuador de prosperidad”, por lo que ha hecho los cambios para acatar esa voluntad popular.

“La decisión de renovar mi equipo tiene el objetivo de fortalecer acciones, planes y proyectos para seguir construyendo un país mejor para todos y, por supuesto, para hacer ajustes necesarios, como sucede en cualquier democracia”, afirmó el Mandatario.

“El verdadero cambio requiere de la participación de todos“, argumentó el Jefe de Estado y comentó que el camino hacia adelante no se construye chocando entre puntos de vista, sino conjugándolos.

“Sé muy bien que un entendimiento nacional no se generará de la noche a la mañana, sé que eso pasa por reconstruir puentes de confianza”.

Así, el presidente Lasso agradeció a sus excolaboradores y a sus nuevos funcionarios, con quienes pretende enfrentar la crisis política que enfrenta el Ejecutivo.

 

Una crisis anunciada

El equipo cercano del presidente Lasso trabajó durante una década en el programa de gobierno con el que llegaron a Carondelet. Sin embargo, esa planificación, ideada por su think tank, Ecuador Libre, fracasó en el escenario social y político.

Muestra de eso es la salida de su director, Aparicio Caicedo, y varios integrantes de la organización que formaban parte del gabinete, en distintos cargos y rangos, como el secretario Jurídico, Fabián Pozo.

Después de llegar al poder, el Ejecutivo se dedicó a ‘quemar puentes’ no solo con la oposición, sino también con sus aliados naturales. La primera gran pérdida del Jefe de Estado fue la de César Monge, su operador político.

Desde su fallecimiento, el Ministerio de Gobierno no ha podido cumplir con su misión y la gobernabilidad se ha ido complicando con el paso de los meses, al punto que tuvo que dividir a la entidad en dos y recrear el Ministerio del Interior.

Pese a esa decisión, las crisis política y de inseguridad han sobrepasado las capacidades de los funcionarios a cargo.

Los intentos del presidente Lasso, que ha rotado ministros y secretarios en ambas áreas, no han tenido éxito Esta ocasión no es distinta, el Mandatario reemplazó a los ministros de Gobierno, Francisco Jiménez.

Por un lado, la crisis carcelaria y la escalada de violencia en las calles y por otro, los constantes desencuentros con los partidos políticos, el Legislativo y las organizaciones sociales abrieron brechas cada vez más grandes entre las propuestas del Mandatario y la aprobación popular.

Como resultado de ese debilitamiento político e institucional, el Ejecutivo ha enfrentado un paro nacional, que le obligó a hacer varias concesiones, pero que tampoco consiguió resultados a largo plazo. Y una crisis de seguridad que tuvo su clímax con una jornada de atentados en la Costa.

A esto se suman las denuncias de posible corrupción, que envolverían a funcionarios de Carondelet; la falta de medicinas en los hospitales públicos; problemas con la designación de autoridades; crisis en las empresas públicas.

Además, tiene abiertos frentes de conflicto institucional con el Legislativo, que lo investiga por presuntos casos de corrupción y ha puesto como objetivo destituir a varios ministros; con la Función Judicial, después de denunciar a varios jueces por presunta corrupción; y con el Consejo de Participación Ciudadana, que ya cuenta con nuevos consejeros electos, todos aliados de la oposición.

Es así que, después del exitoso plan de vacunación, la gestión del presidente Lasso no ha logrado esquivar las constantes y crecientes crisis política e institucional, que, a la vez, enfrentan también las otras funciones del Estado.

Mire aquí la ceremonia de posesión:

Fuente: Primicias.

 

Last modified on 2023-02-09

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