En Latinoamérica no es nueva la estrategia estatal de darle poder a las Fuerzas Armadas para que enfrenten al narcotráfico, después de la decisión de un gobierno de turno. Así lo hicieron, por ejemplo, Colombia, México y más recientemente El Salvador. Además del crecimiento del narco, los otros ingredientes en esos casos fueron: un sistema judicial corrupto, un cuerpo policial infiltrado, una mejor imagen y mayor capacidad de los militares y la influencia de Estados Unidos en la guerra contra las drogas. Ecuador tiene un escenario similar e inició por el mismo rumbo el 9 de enero, cuando el presidente Daniel Noboa declaró un conflicto armado interno contra 22 grupos delictivos, considerados como terroristas, y que ahora son un objetivo militar.
Fuente: Primicias.
Last modified on 2024-01-22