Julia Avellán pensó en abandonar la tradición familiar de sembrar cacao. Pero un inesperado boom por los altos precios internacionales le hizo cambiar de parecer, aunque los ojos del crimen organizado se han posado sobre los productores. Para los cacaoteros, el boom se empaña por un fenómeno ajeno a las labores agrícolas: la violencia del crimen. "Mis compañeros han sido secuestrados. No hace mucho, ni ocho días, que secuestraron a un joven (...) han robado carros (camiones cargados de cacao) a las empresas", relata Avellán. Las amenazas de los criminales significan un "incremento de costos" en la cadena del cacao, indica a la AFP Marco Landívar, gerente de una planta de procesamiento de la exportadora Eco-kakao.
Fuente: Primicias.
Last modified on 2024-06-26